Junts per Catalunya se encuentra fuera del tablero. La formación dirigida desde Waterloo por Carles Puigdemont no participa en la llamada "Mesa de diálogo" con el Gobierno de España. Al mismo tiempo, el poder que ejercía en las calles ya no es tal. A la vista queda la participación de la última Diada –la más baja en los últimos diez años–.
Sin embargo, en Junts se muestran confiados en que aguantar el tirón les granjeará una victoria cuando se estrene 2023. Ese es el "deadline" que conceden a la Mesa. "Si siguen así, sin propuestas concretas, la iniciativa fracasará y Esquerra Republicana sufrirá un fuerte desgaste", reseña un portavoz de los de Puigdemont en charla con este periódico.
De puertas hacia fuera, Junts dice "defender" la Mesa, pero reitera que no participa en ella "al no haber una agenda concreta ni poder elegir a sus enviados". Ni Moncloa ni ERC pretenden levantar el veto a la concurrencia de los indultados.
Entonces, ¿por qué aceptan la Mesa? ¿Qué esperan realmente de ella? Puigdemont no aceptará otro resultado que la amnistía y la autodeterminación. Hablan de "negociación", siempre y cuando acabe en ese puerto.
"Creemos que la Mesa es una utopía porque el Gobierno no va a conceder la autodeterminación, pero pensamos que se trata de una etapa que conviene quemar para que los catalanes abran los ojos ante su fracaso", narran las fuentes consultadas.
Dicho de manera más prosaica: en Junts conciben que un final de la Mesa que no sea la "autodeterminación" pondrá al electorado de su parte y en contra de Esquerra Republicana. Y no sólo eso: Puigdemont piensa que, en ese nuevo escenario de la "Mesa fracasada", el independentismo crecería hasta el 58% aproximadamente.
"El diálogo no servirá"
Paradójicamente, y pese a rumbos tan distintos en el debate sustancial, el Govern está formado por ERC y Junts per Catalunya. En uno y otro lado, aseguran que la coalición "no corre peligro". Aunque los de Rufián hablan de una situación "kafkiana": dicen que la "verdadera oposición" la encarna Junts.
El pacto de gobierno suscrito entre ERC y Junts no incluye un plazo concreto para conseguir la autodeterminación. Sin embargo, recuerdan fuentes de Junts, ERC sí firmó con la CUP -los antisistema sostienen el Ejecutivo catalán con sus votos– obtener resultados concretos en ese sentido antes de 2023.
"Cuando llegue ese momento, veremos qué pasa. Puede que se convoque una moción de confianza, que Aragonès no la supere y que nos vayamos a elecciones. Pero todo son cábalas. Es pronto para saberlo", responden en Junts.
"El tiempo nos dará la razón. Va a quedar en evidencia, más pronto que tarde, que la Mesa no lleva a ninguna parte, que se trata de un pacto entre Sánchez y Aragonès para garantizarse la estabilidad en el presente", indica este portavoz.
Para más inri, los de Puigdemont se dicen "seguros" de que, una vez Moncloa consiga el apoyo de ERC a los Presupuestos Generales del Estado, "ya no habrá más fotos del presidente con los miembros de la Mesa".
"Las cosas caerán por su propio peso. La gente abrirá los ojos. Si siendo la izquierda más federalista la que gobierna no conseguimos nada... Se verá que la vía del diálogo no sirve", concluyen en Junts.