Pablo Iglesias ha animado este martes al presidente Pedro Sánchez a impulsar un proceso constituyente, para avanzar hacia un modelo de Estado "republicano federal o confederal", sin contar con el PP y Vox. Una nueva Transición, en la que la mitad de los españoles no tengan nada que decir.
El exlíder de Podemos ha lanzado esta idea durante su participación en un debate organizado sobre la delegación de la Generalitat en Madrid, sobre el futuro de la mesa de diálogo que Sánchez va a retomar con los independentistas. Su interlocutor ha sido el exsecretario de Estado de Cultura del Gobierno de Rajoy José María Lassalle.
Pablo Iglesias sólo contempla en estos momentos dos escenarios políticos. En el primero, el PP y Vox logran formar un Gobierno de coalición que "implicaría un proceso de involución democrática y asaltaría las competencias autonómicas, sin excluir la ilegalización de determinadas fuerzas políticas". Algo que a su juicio estaría en consonancia con el actual "contexto europeo aterrador", en el que varios países atraviesan procesos de involución democrática.
El exvicepresidente del Gobierno prefiere el segundo escenario, en el que el PSOE se vea de nuevo "obligado a gobernar con fuerzas políticas con las que nunca habría querido gobernar", para resolver el problema territorial con un cambio de modelo de Estado.
La "nostalgia" del PSOE
"En la mesa de diálogo [con la Generalitat] o se habla de eso o no se habla de nada, no tiene sentido hablar del traspaso de competencias o de inversiones", ha indicado. Iglesias ha asumido que " los independentistas no van a dejar de ser independentistas, por muy preciosa que sea una hipotética república catalana, pero al menos permitiría convivir de una forma más sana".
"Cualquier solución en clave federal o confederal sólo puede ser una solución republicana", ha insistido el exlíder de Podemos, "aunque muchos dudan que el PSOE esté dispuesto a aceptarlo". En su opinión, este proceso debe afrontarse "con una correlación de fuerzas en la que la derecha difícilmente va a poder entrar".
Pablo Iglesias duda que el presidente Pedro Sánchez tenga la audacia necesaria para dar este paso: "El último congreso del PSOE revela nostalgia de lo que fue el partido en el pasado", ha dicho al respecto, "la reivindicación de Felipe González por parte de Pedro Sánchez releva una falta de ambición que me preocupa".
"Si alguien estaba legitimado para cortar cierto cordón umbilical es Sánchez", ha añadido, "por lo que le hicieron los barones del partido. Pero ha preferido reconciliarse con los que le defenestraron".
"Empate catastrófico"
Y ha lanzado un nuevo aviso al presidente del Gobierno: "Si los socialistas siguen soñando con que podrán gobernar en solitario, llegando a grandes acuerdos con la derecha, sin introducir a los peligrosos rojos de Podemos en el Gobierno, y sin depender de las fuerzas independentistas en las grandes cuestiones de Estado, no serán capaces de llegar a ningún puerto".
El cara a cara celebrado en la delegación de la Generalitat en Madrid se ha cerrado sin grandes acuerdos. José María Lassalle, exsecretario de Estado del Gobierno de Rajoy, ha advertido que el "problema territorial de Cataluña" se ha "enquistado y cronificado, hasta acabar en una especie de empate catastrófico".
A su juicio, no hay que tener miedo a poner en marcha una reforma constitucional, pero desde un riguroso "respeto a la legalidad y a las reglas del juego". Tampoco ve descabellado celebrar un referéndum sobre el futuro de Cataluña, siempre que se pregunte al conjunto de los españoles.
Iglesias se frotaba las manos y se ha mostrado encantado con la idea: "Imaginen celebrar un referéndum consultivo sobre la monarquía. Si una gran parte de los españoles la rechaza, aunque la consulta no fuera vinculante la situación del jefe del Estado sería insostenible y se tendría que ir".
"Caos bajo las estrellas"
Pablo Iglesias ha citado a Mao: "¡Todo es caos bajo las estrellas, la situación es inmejorable!", ha dicho entusiasmado. Lassalle ha replicado citando a Nietzsche: "Cuidado porque cuando miras largo tiempo al abismo, también el abismo mira dentro de ti".
Así se han fijado las reglas de juego del debate, entre el revolucionario que busca su ventana de oportunidad para poner patas arriba el orden constitucional, y el liberal cartesiano que pide dejar las emociones y las pasiones al margen de la política, porque a menudo envenenan la convivencia.
"Hay mucha gente que se siente cómoda en el conflicto, pero eso es una enorme irresponsabilidad colectiva porque nos puede llevar a un escenario de suicidio colectivo", ha advertido Lassalle.
Iglesias ha defendido la tesis populista y se ha mostrado partidario de utilizar las emociones como instrumento político: "No querer reconocer que la política está movida por pasiones nos lleva a quedarnos solos en las utopías racionales. Las banderas, los himnos, incluso las grandes concentraciones pueden ser irracionales. Pero son el fundamento de buena parte de los conflictos políticos".
También lo ha dicho de otra forma: "El racionalismo liberal y el racionalismo marxista", ha dicho, "comparten una utopía: que la racionalidad puede ser una identidad política. Pero nadie en el pelotón de fusilamiento grita: ¡Viva la democracia liberal! o ¡viva el materialismo dialéctico!"