Samia tiene 17 años y hace cuatro meses vivía en Kabul, capital de Afganistán. En cuanto los talibanes derrocaron al Gobierno, instaurando su régimen, tuvo que dejar el colegio. Empezó a vivir con miedo. Para los talibanes, es inconcebible que una mujer estudie y sea autónoma.
Ese no era, sin embargo, el único peligro. Los padres de Samia habían colaborado con las tropas españolas durante los años en los que las Fuerzas Armadas estuvieron desplegadas en el país. Por eso la huida fue para ellos la única solución.
Había que escapar como fuese. Si los radicales islámicos se enteraba de que habían colaborado con las fuerzas de Occidente, procederían a matar a todos los miembros de su familia.
"Quiero devolver en un futuro a España su ayuda". Más de tres meses después, Samia ha contado su historia este jueves en el acto en el que los militares que les rescataron han sido condecorados por Margarita Robles, la ministra de Defensa.
En el acto se concedieron cruces de mérito militar y aeronáutico con distintivo rojo, azul y blanco. El rojo se concede "por acciones, hechos o servicios prestados en el transcurso de conflictos armados, así como de operaciones militares que impliquen o puedan implicar el uso de fuerza armada". El azul está relacionado con operaciones derivadas de un mandato de Naciones Unidas o de otra organización internacional, mientras que el blanco se concede por misiones o servicios encomendados a las Fuerzas Armadas.
La adolescente afgana agradeció, en nombre de los más de 2.000 compatriotas evacuados por España, el trabajo de los soldados. Junto a ella estaba su padre, Sami, y también su madre. Los tres acudieron al acto en calidad de representantes del resto de personas a las que las tropas españolas, junto con los agentes de la Policía Nacional, lograron sacar del país.
Sus vidas corrían peligro
Al precipitarse los acontecimientos, el padre de Samia supo que tendrían que marcharse. "Temía por su seguridad". Samia estaba triste:"Porque no iba a poder seguir estudiando".
El padre, antiguo colaborador de las Fuerzas Armadas, sugirió la posibilidad de buscar refugio en España. "Fue como abrir una puerta a la esperanza", dijo la joven, ante la ministra y los soldados, durante el acto de la condecoración. Pero la misión no iba a ser sencilla. Para lograrlo tendrían que conseguir llegar hasta los soldados españoles en el aeropuerto de Kabul. Y encontrarles en medio del caos.
Una gran muchedumbre se interponía entre ellos y los aviones que les salvarían de las garras de los talibanes. La hermana de Samia llegó a perderse entre la multitud.
Por fortuna finalmente lograron su objetivo. "Cuando os vi en la pista del aeropuerto y nos gritabais 'España, España' supe que íbamos a conseguir salir de allí". El vuelo despegó el 18 de agosto. Para ella "empezó una nueva vida".
En la operación de evacuación de Kabul se concedieron, finalmente, un total de 164 cruces del mérito militar y aeronáutico, de las cuales 18 han sido con distintivo rojo, 83 con azul y 63 con blanco.
"Devolver a España la ayuda"
Hace dos meses, Samia no sabía una sola palabra de español. Pero se ha aplicado, como buena estudiante que es. Su discurso en el acto de condecoración lo acredita. "Ahora trato de aprobar cuarto de la ESO, quiero llegar a la universidad y estudiar medicina; sé que va a ser muy difícil, tendré que estudiar mucho y ayudar a mi familia a salir adelante, pero sé que lo vamos a conseguir", dijo.
La joven resaltó el riesgo que entrañó aquella operación para las vidas de los soldados de las Fuerzas Armadas. Estaban dispuestos a dar la suya para sacarles de allí: "Salvar una vida, es salvar a toda la humanidad".
La ministra ha mostrado su satisfacción al oír a Samia hablar en español, ya que, según ha dicho, representa "el inicio de una nueva vida en derechos y libertades".
Más de 100 días después, ya sana y salva en territornio nacional, junto a sus seres queridos, Samia ha podido reanudar sus estudios. Tiene tan solo un deseo que cumplir: "Devolver a este país en un futuro la ayuda que nos ha brindado".