- Si funciona mañana te pido otro para mi mujer.
- Mañana tengo viaje. Espero que vaya bien.
- Tengo varias amigas que estaban esperando a ver si funcionaba. ¿Les paso tu contacto?
Para los policías, lo fundamental era realizar un cribado entre las decenas de grupos de Telegram que dedicaron meses a rastrear. Por un lado, los agentes de la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional en Madrid se encontraban con usuarios a los que se les confeccionaba un pasaporte Covid falso al uso. Esos eran el 90 % de los casos. Pero los que realmente les interesaban eran el 10 % restante: personas a las que esta trama europea con ramificaciones nacionales inscribía, a cambio de un cierto dinero, en el Registro Nacional de Vacunación.
Es decir, que se hiciera constar en los registros nacionales como vacunadas a personas a la que no se le había inoculado la primera, la segunda y en algunos casos ni siquiera la tercera dosis.
Entre los mensajes localizados en diversos canales de ese servicio de mensajería instantánea, conocidos por EL ESPAÑOL, se advierte con claridad el funcionamiento de los engranajes de la trama, ahora desarticulada tras una investigación cuyo fin determina cómo habían logrado la inscripción fraudulenta de unas 1.600 personas como si estuvieran vacunadas, con un pasaporte válido a todos los efectos, sin haber pisado un solo hospital para que se les suministrase ninguna inyección.
Las fuentes de la investigación consultadas por este diario describen cómo la red se valía de personas a las que presuntamente habrían captado entre los colectivos de personal sanitario. Eran esos contactos internos, con acceso a las claves y a los datos personales de quienes recurrían a la organización, los que accedían al sistema.
Ya dentro rellenaban los datos, y creaban el pasaporte Covid legal a ojos de todas las autoridades. Llegaban a incluir entre los datos de los pacientes el día, la hora, el hospital y el lote de la vacuna que presuntamente se les había suministrado la dosis, aunque nunca hubieran recibido ninguna de ellas.
Los pagos que exigía la red oscilaban entre los 200 y 1.000 euros a cambio de expedir esos certificados de vacunación en los que constaran dos o tres inyecciones. Si el cliente solicitaba un certificado falso, el precio por el documento fraudulento era de unos 200 euros. Si, en cambio, se pretendía ser incluido en el registro oficial con la pauta completa, el coste ascendía a unos 1.000 euros.
Más baratos resultaban los certificados falsos de pruebas PCR negativas: por una asequible cifra de 50 euros se lograba obtener uno de ellos, falsificado a la perfección.
Los grupos de Telegram
La gestión a través de Telegram resultó muy satisfactoria. Nada más comenzar la investigación, a principios de enero, detectaron varios de esos grupos en Telegram. Todos ellos de carácter negacionista:
-Tengo viaje el sábado y me urge bastante.
Mensajes como este eran los que los usuarios dirigían a las personas que ofrecían la elaboración de los documentos. Los agentes comprobaron lo que había detrás, integrantes de grupos criminales o intermediarios de estos, cuyo fin era garantizar un "pase de salud" a personas que no estuvieran vacunadas. Los integrantes de la organización exigían el pago en bitcoins, a través de cuentas que habían abierto en terceros países para hacer más complicado el rastreo por parte de las autoridades.
Una vez que los implicados percibían el pago los interesados obtenían el código QR en el que constaba la pauta de vacunación fraudulenta. A los dos días podían obtener el pasaporte COVID en el que constaban como recibidas dos o tres dosis.
Los beneficiarios
Todos los beneficiarios están siendo investigadas por los agentes, al igual que los 7 detenidos en España de una trama coordinada desde Francia. Una de esas personas es el cantante Omar Montes. El artista de Pan Bendito, tras unas horas de silencio, emitió un comunicado con el cual negaba los hechos: "Estoy vacunado. Estoy muy concienciado con el uso de las vacunas como parte de la solución de la pandemia. No puedo controlar todo lo que se dice de mí, pero sí puedo demostrar cuando sea necesario todas estas falsedades. Una mentira más".
EL ESPAÑOL se puso en contacto con su agencia de representación y su responsable remitió a este diario al texto difundido por el artista. Las fuentes de la investigación confirmaron a este periódico cómo Montes, al igual que a los miles de beneficiados por esta organización, se les tomará declaración en calidad de investigados, por delito de falsedad documental y delito contra la salud pública.
También otros personajes procedentes del sórdido mundo de la delincuencia, como Ana María Cameno, conocida como 'La Reina de la Coca', o 'El Moli' un célebre alunicero de la capital, se han aprovechado de esta red, tal y como sostienen los investigadores de la Policía Nacional. Mientras avanzan en una investigación todavía abierta, los policías tratan de esclarecer un posible robo de claves de acceso al Registro Nacional de Vacunación. Con ellas registraban a personas no vacunadas para que les constara la pauta completa y pudieran así obtener la documentación que necesitasen.
A los detenidos se les atribuyen delitos de falsedad documental y delitos contra la salud pública. El hallazgo de la rama madrileña de esta trama europea, condujo a los investigadores a otras ramificaciones, de forma que ya siguen la pista de entramados criminales similares en Toledo y Marbella. Tan solo era la vertiente española de una organización que proporcionaba estos documentos falsos en diferentes países de la Unión Europea.
La enfermera, pieza clave
La enfermera detenida en la trama, una de las dos mujeres de entre los siete arrestados, trabaja en un hospital de la Comunidad de Madrid. Tiene cerca de 30 años. Jugaba un papel fundamental: era ella quien poseía las claves para acceder al sistema y modificar los datos de los clientes. Según fuentes de los órganos colegiales de Enfermería, la joven se podría enfrentar a la inhabilitación total o temporal de su puesto de trabajo. Es decir, podría no volver a trabajar nunca más en el sistema sanitario.
"Depende de cómo se le imputen los hechos, pero en el caso de no ser inhabilitada para siempre, seguramente, se le restringirá el acceso a recursos informáticos", insisten desde diferentes organismos representantes de la profesión.
Estas fuentes sostienen que al emplear una 'técnica' tan segura (dando incluso el número de lote de la vacuna supuestamente administrada), es muy complicado que el servicio de salud se haya percatado de su mala praxis.
"Eso ha sido o ella o una compañera que lo ha contado o un cliente cabreado", insisten. Por el momento, entre los hospitales de Madrid el silencio es total y no se conoce en qué servicio (hospital, centro de Atención Primaria, vacunódromo) operaba la acusada.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad se desentiende de la situación y asegura que tanto la expedición del certificado como el pinchazo es responsabilidad de la Comunidad Autónoma. Desde el departamento de Carolina Darias aseguran que ellos no gestionan que el número de lote sea acorde con las veces que se ha pinchado o sus fechas de caducidad, algo que podría haber 'levantado' sospechas en este caso concreto.
20% de pasaportes falsificados
La falsificación de pasaportes Covid o certificados de test de antígenos o PCR negativas es algo que se lleva denunciando desde hace mucho tiempo. Tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Por ejemplo, en Fuenlabrada una mujer fue detenida por cobrar 30 euros por un certificado de PCR negativo. Sus compradores, principalmente, pretendían viajar al extranjero. La diferencia en comparación con la trama recién descubierta es que los pasaportes falsos eran confeccionados por personas ajenas al sistema sanitario.
La práctica que solía ser habitual para falsificar el pasaporte Covid-19 era modificar el código QR que portan para qué la persona que lo escanee 'lea' que el portador tiene el documento vigente. Esto implicaba que se modificaba el pasaporte de vacunación, pero, si un médico de Familia accedía al historial clínico, esa persona no aparecería como vacunada.
Lo que se ha descubierto ahora da un paso más y tiene también implicaciones sanitarias. Por ejemplo, si esa persona a la que se le ha inscrito en su historia clínica que está vacunada ingresa en el hospital con un cuadro grave de Covid-19, se registrará como una persona inmunizada que cursa la enfermedad.
"Si la enfermera apunta siempre el mismo lote y se ve que esa gente, luego, ingresa con Covid severo podríamos llegar a pensar que es un problema del lote", explican compañeros enfermeros.
En una entrevista para este diario, los expertos de la empresa SICPA, una compañía Suiza especializada en seguridad física y digital que suministra la tinta para el 90% de los billetes de euro en circulación, defendían que más del 20% de los pasaportes Covid-19 resultaban falsos.
Afirmaban además que falsificar el pasaporte Covid europeo no sería posible sin que el código QR de la Unión Europea hubiera cumplido cuatro supuestos: "Ser acorde a la General Date Protection Regulation de la Unión Europea, regular su proceso de emisión y autorización, que fuera fiable e inalterables y universalmente verificable".
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