"73 añitos, o sea, que lo lleven a Burgos y luego que le den permiso y echando leches el 2º grado 100.2 para irse a casa a disfrutar de la vida". Ese era el modo en que los miembros del entorno de la banda terrorista ETA departían con total libertad, según figura en las recientes investigaciones de la Guardia Civil, para diseñar la estrategia de acercamiento de los terroristas encarcelados. Valiéndose para ello de altos cargos del Ministerio del Interior que les escuchaban y que presuntamente atenderían a sus peticiones.
El intercambio de mensajes, en este caso, se mantiene el 5 de abril del año 2019. En él intervienen los etarras Carlos Sáez de Eguilaz Murguiondo, alias 'Kai', y Jorge García Sertucha, alias 'Patas', condenado por intentar asesinar al rey Juan Carlos en 1995. Ambos, al hablar de "73 añitos", hacen referencia a José María Arregi, 'Fiti', el etarra más veterano de la banda, y diseñan así la senda de traslados que les llevará a empezar al acercamiento al País Vasco y a disfrutar de beneficios penienciarios.
Son múltiples los ejemplos como este. Tras contactar con las altas esferas del departamento dependiente de Fernando Grande-Marlaska-, los emisarios de la izquierda radical vasca gestionaban con los suyos todas las peticiones, una a una, de los acercamientos que se debían solicitar. "Me llaman de Instituciones Penitenciarias para decirme que el juez ya ha firmado la libertad condicional de Otxoa de Eribe. Así que me imagino que la libertad se producirá ya".
Ese mismo día, 5 de abril de 2019, hablan de Lierni Armendariz, una de las condenadas por participar en el asesinato de Ernest Lluch, ministro de Sanidad y dirigente del PSC, y de Oskarbi Jáuregui, otra etarra condenada a 23 años de prisión por atentar contra el periodista Gorka Landaburu.
Su preocupación es que no tienen a nadie que les acompañe en sus respectivas prisiones. Y por eso hay que mover los hilos para juntarlas. "Oskarbi Jauregui que la junten con Lierni que se va a quedar sola y las dos están en Galicia -lamentan-. Mover a ambas a Villabona o a Logroño, que tienen criaturas fuera y el viaje es largo y penoso".
Son algunas de las pinceladas que figuran en el informe elaborado por el Servicio de Información de la Guardia Civil en el marco de la Operación Kabat, al que ha podido acceder EL ESPAÑOL. En él se desgrana cómo el entorno de ETA aprovechó una jugosa vía de comunicación interna con el seno del Gobierno para organizar los acercamientos al País Vasco. Nada más y nada menos que línea directa con los dirigentes más importantes de Instituciones Penitenciarias.
Hasta tal punto era así que los mensajes de Whatsapp intervenidos reflejan las constantes peticiones que realizaban a sus interlocutores en Prisiones. Incluso al propio director y mano derecha del ministro. La información, recogida en un informe de 429 páginas, demuestra que desde la llegada del PSOE a la Moncloa se abrió un canal de comunicación entre Interior y la izquierda radical vasca.
Los hechos han demostrado después que, en paralelo al entendimiento parlamentario de los socialistas con EH Bildu, ha habido un cambio en la política penitenciaria que beneficia a los reclusos de ETA, incluidos los que tienen delitos de sangre.
Dos eran las personas clave del ámbito proetarra las que mantenían "contacto frecuente con algún responsable de Instituciones Penitenciarias". Estos individuos eran el exconsejero de Justicia del Gobierno vasco Joseba Azkarraga, y el parlamentario vasco de Bildu Julen Arzuaga.
Son múltiples los apartados del informe en el que los pinchazos telefónicos revelan la buena sintonía y colaboración entre Interior y el entorno etarra, del cual ellos formaban parte. Por ejemplo, cuando Azkarraga escribe a uno de sus colegas para decirle: "Aprovecho para comentarte que me envía el de Madrid un Whatsapp con la foto del ongi etorri de ayer y me dice: 'Esto no ayuda mucho'".
Situación comprometida
Los contactos entre el Ministerio del Interior, EH Bildu y los colectivos asociados a los presos de la banda terrorista ETA destapados por la Guardia Civil colocan al ministro Fernando Grande-Marlaska y a su mano derecha en el ámbito penitenciario, Ángel Luis Ortiz, en una situación muy comprometida.
A día de hoy, Azkarraga es el responsable de Sare, la red de apoyo a los presos de la banda. En el sumario de esa operación -gracias a la cual se logró detener a media docena de etarras encargados de organizar ongi etorris a otros miembros de ETA que iban saliendo de la cárcel- los agentes ponen el punto de mira en esos dos nombres como los enlaces de contacto con Interior.
Azkarraga se refiere en numerosos mensajes intervenidos en su teléfono a un contacto en Interior: "El de Madrid". Los investigadores advirtieron cómo contactaba con él de manera telefónica, pero también en persona, en reuniones en la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
Una vez obtenía la información de Interior, Azkarraga se la transmitía a los presos de ETA. Concretamente a Antonio López Ruiz, Kubati, el asesino de Yoyes y hoy el encargado en el entorno de la izquierda radical vasca de la acogida de los etarras que van saliendo de las cárceles.
"Un cordial saludo"
En el sumario aparecen casi una treintena de conversaciones de Whatsapp entre Kubati y ese representante político con contactos en Interior, en la cúpula de Prisiones. Tan estrecha era la conexión de Azkarraga con Interior que, en un grupo de Whatsapp que mantenía con varios de los etarras, llega a enviar mensajes que le había remitido Ángel Luis Ortiz.
La Guardia Civil -en un caso que parte de la denuncia de la asociación Dignidad y Justicia- constata en esas comunicaciones cómo el máximo responsable del sistema penitenciario en España, mano derecha de Marlaska, se refiere al responsable de la red de apoyo a los presos etarras como "Estimado Julen", en alusión a Julen Arzuaga, de Bildu. "Un cordial saludo", le decía Ortiz para despedirse en sus conversaciones.
Tras hablar con Prisiones, Arzuaga iba poniendo al corriente a los presos de la banda de los próximos beneficios penitenciarios. Y estos le realizaban las peticiones. Tiempo después, conforme algunos de los etarras iban saliendo de prisión, se producían los respectivos homenajes en sus lugares de origen, que son el núcleo de la investigacion iniciada por el Instituto Armado.
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