La ministra de Defensa, Margarita Robles, acaba de anunciar que la actual secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, pasará a convertirse en los próximos días en la nueva directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tras la fulminante destitución de su cargo de Paz Esteban, propiciado por el Gobierno, quien ha ofrecido su cabeza y su cese a los independentistas tras el caso Pegasus.
Tal y como adelantó EL ESPAÑOL, Defensa barajaba como principal opción a esta otra mujer, la número 2 de Robles debido a su larga trayectoria también como funcionaria del centro, en distintos cargos relacionados con los servicios secretos. A su vez, Robles designará a Amparo Valcarce, hasta ahora subsecretaria de Defensa, como Secretaria de Estado del Ministerio de Defensa. Es decir, como la número dos de la cartera, ocupando así el puesto de Casteleiro.
La nueva jefa del CNI continuará con el reto asumido hace dos años por Paz Esteban de modernizar la casa de los espías, y continuar orientándolos hacia la protección en el ámbito de la ciberseguridad. Además, por delante figura también el reto que supondrá albergar el próximo mes de junio la cumbre de la OTAN en la que sus 30 Estados miembros definirán la nueva estrategia de defensa común, ante desafíos como la ofensiva de Vladimir Putin en Ucrania.
Por ello, Sánchez finalmente ha ofrecido a sus socios la dimisión de Esteban como cortafuegos, para zanjar el escándalo y evitar que la exigencia de responsabilidades vaya más allá. Las últimas semanas se han vivido con una mezcla de tensión, zozobra e indignación en la sede del CNI, ante la impresión de que el Gobierno ha cuestionado por partida doble la labor de los servicios de inteligencia.
En primer lugar, ante las acusaciones de los partidos independentistas, la primera reacción del Gobierno fue prometer al presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, desclasificar documentos reservados, realizar una investigación interna en el CNI y depurar responsabilidad.
La trayectoria de la actual directora del CNI, Paz Esteban, y de su sucesora, Esperanza Casteleiro, ha corrido caminos paralelos: pertenecen a la nueva generación de mujeres que se han hecho con el control de la Casa de los espías españoles. Ambas ingresaron en el antiguo CESID en 1983 (un año después de la llegada al poder de Felipe González) y vivieron la etapa de escándalos protagonizada por Emilio Alonso Manglano.
Biografía
Las dos son expertas en política internacional y terrorismo yihadista: Paz Esteban elaboró como analista informes sobre los atentados del 11-S y del 11-M, mientras que Esperanza Casteleiro ha dirigido la unidad de inteligencia del CNI en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO).
Ambas son buenas conocedoras de los equipos humanos de la Casa, pues han ocupado el puesto de secretaria general del CNI: Esperanza Casteleiro como número 2 de Alberto Sáiz (entre 2004 y 2008, durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero) y Paz Esteban como número 2 de Félix Sanz Roldán (entre 2017 y 2019).
Su puesto como secretaria general del CNI, centrado en la organización interna de la Casa, evitó que se viera salpicada por las polémicas de la última etapa de Sanz Roldán, quien no logró evitar que salieran a la luz los secretos del Rey emérito Juan Carlos I atesorados por Corinna Larsen.
Desde aquel momento y hasta 2018 ocupó diversos puestos en unidades centrales y de despliegue exterior. Estuvo destinada en Cuba y en Portugal.
Fue en 2004 cuando el CNI la ascendió a secretaria nacional en el seno de los servicios de inteligencia. Ocupó ese cargo hasta 2008. Desde entonces y hasta 2014 fue enviada a nuevos destinos en unidades de Inteligencia en el exterior.
En 2014 y hasta su llegada al Ministerio de Defensa de la mano de Margarita Robles había ocupado la jefatura de la Unidad de Inteligencia del CNI en el recién creado Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), un órgano conjunto de recepción, integración y análisis cuyo objetivo consiste en gestionar información estratégica relativa al terrorismo, el crimen organizado y otras organizaciones radicales de carácter violento.