Felipe VI, en su visita al portaaeronaves 'Juan Carlos I', en Tallín (Estonia), el domingo pasado.

Felipe VI, en su visita al portaaeronaves 'Juan Carlos I', en Tallín (Estonia), el domingo pasado. EFE

España CASA REAL

La creciente proyección internacional del Rey crea recelos en el Gobierno: ¿lo convertirán en un florero?

Varios ministros se sienten relegados en algunos países cuando acompañan a Felipe VI en sus viajes: "Nos tratan como si fuéramos una maleta".

30 junio, 2024 02:52

"Ventanilla equivocada". Esa es la respuesta que han recibido, una y otra vez, los periodistas que han llamado a lo largo de esta semana al departamento de Comunicación de la Casa del Rey, preguntando por la ausencia de miembros del Gobierno en el viaje que ha realizado Felipe VI a los países bálticos.

El portavoz de Zarzuela usaba esta frase hecha para remitir cualquier duda al Palacio de la Moncloa, ya que desde El Pardo no pueden hablar sobre una decisión que ellos no han tomado.

Mucho se ha hablado y escrito sobre la soledad de Felipe VI esos tres días de visita por Lituania, Estonia y Letonia. Al final, la titular de Defensa, Margarita Robles, realizó un viaje exprés a Adazi para acompañar al jefe del Estado en su encuentro con un grupo de militares españoles destinados en la zona.

Que las relaciones entre Zarzuela y Moncloa no son todo lo buenas y fluidas que deberían ser entre el Ejecutivo y la Jefatura del Estado es un hecho que a nadie se le escapa ya. Que la no presencia de ningún miembro del equipo de Pedro Sánchez acompañando al Rey en este viaje es una gota más que colma el vaso, también es una realidad.

El viaje a los países bálticos de Felipe VI llevaba en la agenda de la Casa Real desde antes de la pandemia en 2020. La idea del Rey era realizar una visita de Estado para reforzar los lazos diplomáticos y comerciales con tres países que tienen una ubicación estratégica para los intereses de la OTAN como freno y muro de las intenciones y planes de la Rusia de Vladímir Putin.

Con la llegada de la crisis mundial provocada por el coronavirus, el desplazamiento del Rey quedó en la lista de asuntos aparcados, pero siempre con la idea de retomarlo cuando fuera posible, según comentan fuentes cercanas a Zarzuela.

La idea inicial era visitar sólo a las tropas españolas desplegadas en la zona, pero cuando los jefes de Estado de los gobiernos bálticos conocieron que se preparaba la visita del Rey, pidieron de inmediato un encuentro con él. "Eso es algo que no entienden en el Gobierno, y es el reclamo que Felipe VI tiene en el extranjero", explican las mismas fuentes.

El interés de los dirigentes estonios, lituanos y letones provocó un cambio en el signo del viaje, que pasó de ser asunto del Ministerio de Defensa a ser de Exteriores. Fue aquí cuando llegó el problema.

Otro factor hizo que la cosa se complicara aún más, y es que los presidentes estonio y letón fueron convocados a una cumbre de Estado de la Unión Europea, así que las fechas volvieron a moverse, aunque con tiempo de sobra para que en Exteriores decidieran quién acompañaba a la comitiva.

Discursos de calado político

Con las fechas encima de la mesa, dos semanas antes del inicio del viaje, Margarita Robles llamó personalmente al jefe de la Casa del Rey, Camilo Villarino, para anunciarle que le era imposible acompañar a Felipe VI tres días, teniendo en cuenta que uno de ellos había Consejo de Ministros, aunque en su agenda solo aparecía una cita en la Base Militar de Torrejón de Ardoz.

En Exteriores se guardaba silencio, puesto que al tratarse de un viaje de visita a las tropas, se coordinaba con Defensa. Y la representación del Gobierno cayó en manos del jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Teodoro Esteban López Calderón, que tiene rango de secretario de Estado.

Todo se complicó más cuando el JEMAD cayó enfermo de gripe, lo que le impedía viajar. "Tras la falta de respuesta de Exteriores, Camilo Villarino llamó al ministro de Transportes, Óscar Puente, que le dijo: 'Veremos qué podemos hacer, te busco a alguien'. Una cosa inaudita", relatan las fuentes a EL ESPAÑOL.

El artículo 64 de la Constitución señala que los actos del Rey deben ser refrendados por el presidente o sus ministros, que se hacen responsables de los mismos, lo que explica por qué el Monarca debe ser acompañado por un miembro del Gobierno en todos sus actos públicos, más aún en los viajes internacionales. Pero el Gobierno alega que eso implica que la planificación de los viajes también debe ser refrendada por el Ejecutivo.

Durante su gira por los países bálticos, Felipe VI concertó reuniones con los presidentes de Estonia, Lituania y Letonia, y pronunció discursos de calado político en los que reafirmó el compromiso de España de apoyarles, también militarmente, en caso de agresión rusa.

"Esa agenda de gran importancia ha sido menospreciada por el Gobierno de Sánchez", subrayan las mismas fuentes próximas a Casa Real.

Desde el Gobierno se ha dado como explicación la compleja agenda de todos sus ministros, alegando que las palabras del Rey en su viaje han sido supervisadas por el Ejecutivo y que el viaje estaba más que refrendado, aunque no haya habido una figura presencial que representara al Gobierno.

Pero el hecho es que el Rey viajó solo por primera vez en la historia de la Corona, pues jamás había ocurrido antes con Felipe VI ni con su padre, Juan Carlos I.

Aunque en los pasillos de la Zarzuela nadie lo dice en alto, lo cierto es que nunca habían tenido tantos problemas con un Gobierno como los que están teniendo ahora. No ha pasado inadvertido, por ejemplo, que el décimo aniversario del ascenso al trono de Felipe VI se haya celebrado sin que el Gobierno realizase ningún gesto especial para festejarlo.

El 'efecto Villarino'

La llegada del nuevo jefe de la Casa no ha ayudado mucho. Su relación con el ministro de Asuntos Exteriores es mala desde mucho antes de que llegara a Palacio. Se conocen desde hace muchos años. Albares impidió que Camilo Villarino fuera embajador de España en Moscú, aunque no es cierto, como se ha dicho, que Rusia le hubiera concedido ya el plácet.

"Su relación era tan mala que entró Josep Borrell en el asunto y se lo llevó a Bruselas para terminar con los problemas, y desde ahí lo fichan en la Casa. Pero los asuntos de los Reyes pasan, casi todos, por Exteriores. Así que la cosa está revuelta", indican las fuentes consultadas.

Con Villarino se ha producido, en apenas seis meses, un cambio de filosofía en la Casa Real: ahora hay una mayor apertura. La política de su antecesor, Jaime Alfonsín, se basaba en una frase que siempre repetía: "Cuanto menos se hable de nosotros, mejor". Y es que a Alfonsín le tocó lidiar una época en la que la monarquía estuvo en entredicho por los escándalos de Juan Carlos I.

Villarino ha llegado, en cambio, cuando la popularidad de Felipe VI está en máximos. No sólo la suya: lo que ocurre con el Rey es extensible también a la Princesa de Asturias. "Es increíble el número de peticiones que han llegado al Palacio de países iberoamericanos para que el buque escuela Elcano, en el que Leonor embarcará el próximo año, haga una parada en alguno de sus puertos", dicen las fuentes.

La realidad es que ahora se publicita más la labor que realiza la Familia Real, se ha abierto una cuenta en Instagram para acercar la información a la calle y se invita a los periodistas que siguen la información de la Casa a los vuelos que realizan el Rey y la Reina para facilitarles el trabajo.

"Esta publicidad, el protagonismo del Rey y de la Princesa de Asturias no gusta en Moncloa. Nadie puede hacer sombra a Pedro Sánchez", señala una de las fuentes consultadas. El temor es que traten de convertir a Felipe VI en un rey florero.

Algunos de los principales miembros del Ejecutivo aseguran tener la sensación de que cuando viajan como ministros de campaña con el Monarca, su papel queda relegado al de mero acompañante: "En muchos países nos tratan como si fuéramos una maleta".

Además, en el seno del Ejecutivo se ha criticado que el jefe de la Casa del Rey se fotografiase en Estonia al lado de Felipe VI en el portaaeronaves Juan Carlos I. Se asegura que con Alfonsín eso nunca hubiera sido posible. Precisamente a ese respecto se ha ironizado en Zarzuela: "¿Con quién se iba a fotografiar, si no le acompañaba ningún ministro ni secretario de Estado?".