Martín Medem: "RTVE estará dirigida desde Moncloa; en el fichaje de David Broncano intervino hasta Zapatero"
- "El problema de los nuevos consejeros que han nombrado es que la inmensa mayoría no sabe nada de Radiotelevisión Española".
- "El PSOE tenía prisas con el decretazo, porque el pacto con sus socios era muy precario y temía que algunos se saltaran la disciplina de voto".
- "El presidente de RTVE, aparte de tener el control sobre los informativos, podrá repartir cada año 400 millones de euros entre las productoras".
- Más información: Los nuevos consejeros de RTVE cobrarán más de 100.000 euros al año hasta 2030: los actuales sólo tienen dietas
La casa de José Manuel Martín Medem (Madrid, 1952) es una especie de santuario profano del comunismo. Una reserva espiritual de lo que un día fue y dejó de ser o incluso de un pensamiento que nunca llegó a traspasar el umbral de las ideas para tocarse con las manos. "El Che vive, la lucha sigue", clamaba el eslogan que aún hoy cuelga de estas paredes.
Martín Medem vivió ese mundo, el de la Cuba de la eterna revolución. Fue corresponsal allí, en México y en Colombia durante sus treinta años de carrera en la radiotelevisión pública.
Lo prejubilaron de RTVE con un ERE en 2007, aunque en 2021 volvió como miembro del Consejo de Administración bajo propuesta de Unidas Podemos. En ese cargo sigue hasta que el próximo equipo, elegido ya por el Gobierno, lo releve.
Él ya había ocupado un puesto como consejero entre 1994 y 1996, presidió el comité de empresa de Radio Nacional de España (RNE), fue coordinador de los telediarios internacionales de TVE y lo sabe todo de cómo se manejan los equilibrios de poder en la Corporación pública.
Las pocas referencias actuales en este museo de la nostalgia que es su salón lo componen las bufandas del Rayo Vallecano y las portadas de los diarios deportivos que ensalzan el reciente 0-4 del Barça al Madrid. Junto a ellas, las primeras de Mundo Obrero, el órgano oficial del PCE, que dirigió entre 2020 y 2023.
Antes de eso, colaboró con diarios tan dispares como Público o El Mundo, donde mandaba historias sobre América Latina o ensayos sobre el funcionamiento de RTVE.
"¿Qué te apetece, vino, cerveza o whisky?", ofrece. Por estricto secreto profesional no desvelaremos la elección. Martín Medem se ha puesto cómodo para la entrevista, recibe con pantalón de chándal, zapatillas de andar por casa y sudadera del Partido Comunista.
Comenzamos la conversación de día, a primera hora de la tarde, y terminamos completamente de noche. Un discurso prolongado, sin prisas, como aquellos mítines interminables de Fidel en la Plaza de la Revolución.
Hasta hace poco ha sido director de 'Mundo Obrero'. ¿Eso sigue existiendo? No le pregunto por el periódico, sino por el concepto.
Uy, esa es una discusión de sociólogos muy complicada: si la clase obrera sigue existiendo. Es lo que ahora son trabajadores y clase media empobrecida. Ahora hay otra categoría de trabajadores, que es la clase precaria. Es decir, gente que aun teniendo un puesto de trabajo no gana lo suficiente para tener una autonomía vital.
¿Y dónde está la mayor parte de la población? Porque la percepción de muchos de ellos es que son clase media.
Siempre ha habido una tentación del trabajador que se consideraba clase obrera a aspirar ellos mismos o sus hijos a integrarse en la clase media. De hecho, ya desde la dictadura de Franco se ha producido un corrimiento de un número de gente cada vez mayor a una situación intermedia de la sociedad con diferentes estratos.
Usted ha conocido la Cuba castrista. ¿Qué piensa de los herederos actuales de aquel modelo?
Tengo muchos amigos de lo que se podría denominar la izquierda del Partido Comunista, es decir, la gente que desde hace 30 años —y en los últimos 20 de Fidel— pedía que se democratizase el proyecto cubano de socialismo. Yo creo que la gran asignatura pendiente es hacer compatible la defensa de la soberanía nacional con el derecho a la autodeterminación personal. Es decir, que defender un proyecto tan hostigado como el socialismo en Cuba no debe servir de excusa para limitar las libertades de los cubanos y de las cubanas.
Como se tienden a hacer comparaciones exageradas, ¿ve algún reflejo de todo eso en nuestra sociedad, con un control más férreo de las instituciones desde el Estado?
No, no tiene nada que ver. Nosotros tenemos un escenario en el que las libertades se pueden ejercer con un amplísimo margen. Puede haber democracia sin socialismo, pero no socialismo sin democracia.
Lo digo por el tema que nos ocupa: la reforma de RTVE. ¿Tiene algo que ver con un mayor control político de un aparato tan importante como la televisión pública?
Vamos a ver, éste es un decretazo que no tiene ninguna justificación. Y que además está hecho a medida para controlar efectivamente Radiotelevisión Española. Han cambiado las reglas internas para que la presidencia del consejo tenga todo el poder.
Esto quiere decir que el presidente, aparte de tener el control sobre los informativos, podrá repartir cada año 400 millones de euros entre las productoras. Esto antes tenía que pasar por el consejo de administración, pero ahora éste tendrá muy pocas competencias.
El resultado es que se va a hacer una gestión dirigida directamente desde la Moncloa. El PP hizo algo similar en 2012, y a los que entonces les parecía muy mal ahora hacen lo mismo.
"El decreto de RTVE no tiene ninguna justificación. Está hecho a medida para controlar efectivamente Radiotelevisión Española"
Recuerdo la reforma de 2006 de Zapatero, que fue muy alabada porque forzaba a los grandes partidos a ponerse de acuerdo y, supuestamente, debería poner fin a una televisión teledirigida por el Gobierno.
Le digo algo. Durante la Transición, en 1980, se aprueba lo que se llamó el Estatuto de la radio y de la televisión, y lo negocian la UCD y el PSOE: Abril Martorell y Alfonso Guerra. Entonces, cuando se está hablando precisamente de qué hay que hacer para que no sea el partido del Gobierno el que controle la tele, Abril Martorell le dice a Alfonso Guerra: 'Vamos a ver, vosotros pensáis gobernar en algún momento. Pues está muy claro, el acuerdo tiene que ser que quien gobierne controle Radiotelevisión Española'. Y así, hasta hoy.
Entonces, aquella reforma de Zapatero, ¿era algo cosmético? ¿Por qué no ha tenido continuidad?
El gran teórico del audiovisual en España fue el profesor universitario y periodista Enrique Bustamante, que decía que el problema del PSOE es que tiene dos almas, una socialdemócrata y una neoliberal. Y cada una de ellas tiene un proyecto distinto y una manera diferente de entender la radiotelevisión pública. Algunos se acercan a una privatización parcial y otros defienden más el modelo de Alemania o de la BBC en Gran Bretaña. El alma socialdemócrata hizo la ley de Zapatero y el alma neoliberal le impidió aplicarla.
Y en esa disyuntiva, ¿dónde está Pedro Sánchez?
Yo creo que Pedro Sánchez, en parte también por su propia biografía en el PSOE, padece una esquizofrenia entre el alma neoliberal y el alma socialdemócrata. Y en algunos casos hace un gobierno progresista de coalición, más por necesidad que por gusto, y en otros hace cosas como ésta.
Volviendo a lo concreto, en la lista de consejeros propuestos por el Gobierno, más de la mitad han estado directamente en listas de partidos políticos. ¿Cómo se conjuga eso con una idea de independencia?
Este decretazo se produce con la falsa argumentación de Moncloa de que había un bloqueo en el consejo. En el consejo no había ningún bloqueo. Lo que sucedía es que habíamos configurado una mayoría que iba a dar por concluido el mandato de la presidenta interina e iba a poner en marcha un sistema de presidencia rotatoria, empezando por el miembro de mayor edad.
Cuando eso se va a producir, Cascajosa [la presidenta interina] utiliza diferentes argucias para resistir, mientras se prepara el decretazo con el que disolver el consejo actual.
El problema de los 11 que han nombrado es que la inmensa mayoría no sabe nada de Radiotelevisión Española. Y una empresa con la historia y la complejidad de RTVE no se aprende en 15 días.
Es decir, ¿no le preocupa tanto la filiación política de los próximos consejeros sino su supuesta falta de preparación para el cargo?
Históricamente, en el consejo de administración siempre ha habido una representación de los partidos mayoritarios. Al final, de donde emana esa elección es del Parlamento, que es la representación más democrática que tiene el sistema político.
Pero estamos hablando de una radiotelevisión pública, hecha por profesionales y que debería ser independiente, no de una cámara política.
Vamos a ver, el problema de base es que RTVE depende de la SEPI, que a su vez depende del Ministerio de Hacienda. Y esto es algo que no ocurre en ningún país de la Unión Europea.
Me decía que el actual consejo hizo todo lo posible para resistir, hasta que aprobaran un nuevo decreto que lo cambiara todo. Pero, ¿por qué había tanta prisa en convalidarlo y nombrar a los consejeros? El miércoles pasado se suspendió la sesión de control por las víctimas de la DANA, pero se siguió adelante con esta votación para la que todavía había tiempo de sobra.
Hay dos momentos de prisas: uno, cuando Cascajosa ya había concluido su mandato y se precipita el decretazo, y otra con los consejeros. Los habían acordado con sus socios de investidura, pero era un pacto muy precario. Habían conseguido poner de acuerdo, por ejemplo, a Sumar y a Podemos. En el PSOE temían que algunos se saltaran la disciplina de voto y pensaron que cuando se tienen los votos hay que ejecutarlos.
"A los consejeros les ofrecen un buen empleo, con poco trabajo, bien pagado y para seis años. No está mal la oferta, ¿no?"
Algo que no ha quedado aclarado es qué pasará si el PP no presenta a los cuatro candidatos que debe proponer el Senado y que puede sacar adelante con su mayoría absoluta en esta Cámara.
Yo creo que sería un error, porque siempre es mejor estar dentro que estar fuera. Pero el decreto ley dice que con 11 consejeros se podría funcionar sin problema, no establece que sean 15 obligatoriamente.
Además, los consejeros tendrán dedicación exclusiva, con un sueldo que rondará los 100.000 euros. Así era antes, pero ustedes sólo tenían unas dietas de unos 1.000 euros brutos por reunión. ¿Cree que está justificada la nueva remuneración?
Ahí habría que matizar. Porque creo que el abanico irá de 50.000 o 60.000 hasta los 100.000. En cualquier caso, eso se justificaría si hubieran considerado lo mismo cuando pactaron el anterior consejo en 2021. Todo va cambiando en función de los intereses. A estos 15 les ofrecen un buen empleo, con poco trabajo, bien pagado y para seis años. No está mal la oferta, ¿no?
Estamos hablando de las fallas del próximo consejo de administración. Pero el anterior, del que usted aún forma parte, ha tenido un recorrido tortuoso. Incluso ha protagonizado episodios que han dañado mucho la reputación de RTVE.
El primer error que cometió Moncloa con ese consejo fue pactar un presidente [José Manuel Pérez Tornero] con el PP, que en cuanto estuvo en ejercicio de sus funciones se puso más cerca del PP que del Gobierno. Llegó con la idea de que lo había nombrado el Parlamento y podía servir tanto para un Gobierno del PSOE como del PP.
Pero eso último suena bien, ¿no?
Podía ser positivo, porque su mandato era de seis años para no hacerlo coincidir con los ciclos electorales. Pero cuando Tornero toma esa actitud, a Moncloa le parece muy peligroso ante la serie de elecciones que se venían encima en 2023, con municipales, autonómicas y generales.
Y entonces, ¿qué pasó? Porque él dice que lo boicotearon desde dentro dos de las consejeras nombradas por el PSOE: la que después fue presidenta interina, Elena Sánchez, y su sucesora, Concepción Cascajosa.
El PSOE llama a Cascajosa y le dice que organice la presión para obligar a dimitir a Tornero. Pero antes de eso, Moncloa propone la llegada de José Pablo López [exdirector de contenidos] y del director de informativos [Josep Villar]. A Tornero le imponen estos nombres y luego le doblan el brazo y le obligan a dimitir.
Pero entonces la presidencia quedó en manos de Elena Sánchez, no de Cascajosa.
A Elena Sánchez también la había propuesto Moncloa. El problema con ella también llega cuando empieza a no cumplir órdenes del Gobierno.
¿Con el Gobierno o con el entonces director de contenidos, José Pablo López?
Con él hay una pugna constante sobre la programación. Entonces la dirección de contenidos podía poner en marcha automáticamente todo proyecto que no llegara a dos millones de euros. Hay un momento en que José Pablo quiere contratar a Belén Esteban y Elena le dice que ni hablar, que si quiere hacerlo lo lleve al consejo. Y él no lo lleva porque sabe que no lo hubiéramos aprobado jamás.
Y después vino lo de David Broncano. ¿Cómo se vivió esa negociación desde dentro?
La propuesta de José Pablo suponía la mayor externalización en la historia de Televisión Española. Se le prometía un contrato de tres años, sin vincularlo a que tuviera buena audiencia, de 14 millones anuales y hecho íntegramente por una productora. Se produce una negociación para cambiar los términos y cuando Elena Sánchez reúne a la alta dirección, encabezada por José Pablo, sus seis miembros se amotinan.
En el siguiente consejo, Elena pide cesar a José Pablo por haber liderado esa sublevación y, sorprendentemente, lo consigue. Votamos a favor los tres del PP, la propia Elena y yo.
Y acto seguido, fue destituida ella.
Sí, Cascajosa y Lakidain [Roberto Lakidain, consejero propuesto por Podemos] proponen una votación para destituir a Elena Sánchez. Cascajosa no tiene ninguna capacidad, hace lo que Moncloa le ordena, por decirlo suavemente.
Y, cuando todos pensábamos que seguiría en el próximo consejo, ahora ella también se queda fuera. No se puede ser más obediente.
"Para aprobar lo de Broncano presionaron Contreras, Óscar López, Bolaños e incluso Zapatero"
Por lo que me cuenta, las tensiones se venían arrastrando de antes. Pero, ¿el contrato de Broncano lo precipitó todo? ¿Tan importante era?
Cuarenta y ocho horas después de esa reunión, Elena Sánchez sufre una úlcera sangrante y le dan la baja médica. Para que se haga una idea, para aprobar lo de David Broncano la hostigaron, la presionaron, cayeron sobre ella José Miguel Contreras, asesor de Moncloa; el secretario de Estado de Comunicación [Francesc Vallès]; Óscar López, que entonces era jefe de gabinete de Sánchez; el ministro de Justicia, Félix Bolaños; e incluso Zapatero.
¿En qué sentido cayeron sobre ella? Está haciendo una acusación muy grave. ¿Cómo sostiene eso?
Me lo contó Elena. Me dijo: 'Me ha llamado Zapatero para decirme que apruebe el contrato de Broncano'. La quebraron, le hicieron la vida imposible y, de alguna manera cuando la cesaron, creo que para ella fue un respiro.
Mi duda sigue siendo, ¿por qué éste era un asunto tan capital?
En la explicación que le dio a Elena Sánchez el secretario de Estado de Comunicación, que fue su primer interlocutor, era que Sánchez quería un programa que compitiera con El Hormiguero, al que consideraba el más peligroso en la televisión comercial contra él.
Ese es un argumento que hemos escuchado. Pero, perdone que le diga, me parece una explicación demasiado simple como para provocar una guerra tan visible y que ha deteriorado tanto la imagen de RTVE.
Quienes querían a toda costa ese fichaje interpretan que lo importante para orientar la mentalidad de la audiencia ya no son los informativos, es el entretenimiento. Ahí es donde se insufla ideología y se puede influir sobre la audiencia.
El programa de Broncano podrá gustar o no, pero creo que está lejos de parecer un panfleto. ¿Las audiencias al final le han dado la razón a quienes apostaban por ello?
Que está funcionando es indiscutible. Y nosotros no cuestionábamos si era bueno o malo, sino que el contrato fuera como los demás y con una coproducción. Que se haya convertido en una bandera política es responsabilidad de todo el equipo de Gobierno que se empeñó en que había que hacerlo por cojones.
Mientras me cuenta todo esto, estoy pensando en la cobertura de TVE de la DANA, que, sinceramente, me parece excelente. En situaciones como ésta, de grandes catástrofes, parece que emerge esa noción del servicio público está en el ADN de la Corporación pública. ¿Cuál es el problema de base para empañar esa idea?
Cuando hay una emergencia, la audiencia se va a Televisión Española. Pero mire, el día que se anunció el decretazo en algunos programas, como en 'La hora de la 1', no dedicaron ni un minuto al asunto.
¿Quiere decir que ese control gubernamental se aprecia también a nivel ideológico dentro de la programación de la cadena?
Aquí hay una ambivalencia. En la época de Tornero se mantuvo a mucha gente relacionada con el PP o que mantenía una postura más crítica, como el director de España a las 8 de RNE, y se contrató a otras personas como Silvia Intxaurrondo, que tiene una posición mucho más cercana al PSOE. Entonces, no ha habido una dirección clara, sino una especie de reinos de taifas en los que cada uno hace lo que puede según su orientación.
Me hablaba antes de José Pablo López. ¿Será el próximo presidente?
Si está en la lista, ¿cree que está ahí para ser un consejero más? Va a ser el presidente, seguro.
Y según la experiencia como director de contenidos, ¿hacia dónde cree que llevará RTVE?
No digo Telecinco, pero sí hacia un modelo en el que el entretenimiento sea fundamental para colar la ideología.
Hablando de esa pérdida de reputación, este fin de semana se han celebrado unas oposiciones para ser periodista en RTVE después de que hubiera que suspenderlas hace un mes por la filtración de la mayor parte de las preguntas del examen. Todas las sospechas apuntan a alguien del comité responsable designado por UGT. ¿Qué denota esto? Porque la sensación desde fuera es que las estructuras internas están corrompidas.
Este problema viene de hace mucho tiempo, pero se hizo ya muy evidente a partir de la administración única de Rosa María Mateo. Los sindicatos habían perdido mucho prestigio después del ERE en RTVE de 2006 y con la complicidad externa del PSOE, UGT ha ido penetrando en el área de Recursos Humanos y en los centros territoriales, donde sacaban votos para convertirse en el primer sindicato de RTVE.
En la empresa hay muchos interinos y cualquier trabajador de Torrespaña puede contar que su discurso era: 'Afiliaos a UGT, que nosotros estamos en los tribunales y os ayudaremos en las oposiciones'.
De nuevo, ésta es una acusación muy grave. Si esto es así, es una vergüenza.
Cuando ocurrió lo de la filtración, inmediatamente todos sabíamos de dónde venía. Y seguramente haya pasado con otros exámenes. Es una chapuza tremenda y UGT se ha metido en un charco del que le va a costar mucho salir.
Antes me decía que la decisión de nombrar consejeros emanaba del Parlamento, como representante de la voluntad popular. Pero aquí tiene un ejemplo de la actuación de organismos políticos en una empresa, la radiotelevisión pública, cuyas funciones son otras.
Hablábamos de problemas estructurales. Mire, la derecha sabe lo que quiere hacer con los medios de comunicación: su modelo es poco servicio público y mucho negocio con las empresas comerciales de radio y televisión. Pero la izquierda nunca ha sabido qué hacer con ellos. Le pongo un ejemplo, cuando Yolanda Díaz preparó su programa electoral, creó grupos de trabajo y el único que se quedó desatendido fue la comunicación. Sobre RTVE no saben nada, ni les interesa lo más mínimo. Manuel Vázquez Montalbán se murió diciendo eso, que la izquierda no tenía una política de comunicación.
"La política de Sánchez es la de pactar con medios comerciales y controlar el servicio público"
Hemos empezado hablando del comunismo… Y si algo han tenido claro los grandes regímenes comunistas a lo largo de la historia es que la comunicación era una herramienta básica de poder.
Pero lo que normalmente se ha hecho en la izquierda es utilizar la comunicación como un medio para disciplinar a la militancia hacia adentro en lugar de hacia afuera. Y precisamente el mejor ejemplo de ello es Cuba, donde tienen un afán absoluto de la información pero sin saber cómo hacerlo. Y al final su actuación es absolutamente contraproducente.
Antes me ha dicho que Sánchez sufre una esquizofrenia entre las dos almas del PSOE, pero, ¿cómo definiría exactamente su política de comunicación?
Creo que está estupendamente explicada viendo quién preside la agencia Efe y quién va a presidir RTVE. Pero su política es la de pactar con medios comerciales y controlar el servicio público.
Y ya que ha sacado usted a Yolanda Díaz, como persona de izquierdas, ¿qué futuro le ve a ese espacio a la izquierda del PSOE tras el escándalo de Errejón?
Sumar está muerto. Empezó muy mal y se ha desarrollado peor. Y después de los sucesivos fracasos en todos los procesos electorales, municipales, autonómicas y europeas, Yolanda da un paso atrás y ya no se sabe ni qué es el partido Sumar y el movimiento Sumar. No tienen militancia, ni organización, ni presencia territorial. Y luego poner por imposición a Errejón como portavoz parlamentario…
¿Lo conoce personalmente?
No mucho, sólo de las tertulias de Pablo Iglesias cuando tenía el programa de Fort Apache. Pero me recuerda a un personaje de la oposición que había en Nicaragua, que lo llamaban Siete Puñales, porque cambiaba de alianzas con unos y con otros y a todos los apuñalaba. Errejón lo hizo en Podemos contra Pablo, en Más Madrid contra la ministra de Sanidad [Mónica García] y con los de Compromís, con quienes pactó la candidatura de Más País y después se peleó con ellos.
No se puede decir que no hayan respetado una vieja tradición de la izquierda: trotskistas contra leninistas…
Renovadores contra Carillo… Sí, sí.
¿Algún día aprenderán?
No lo sé, pero desde luego, estamos asistiendo a muchas lecciones.
¿Alguna posibilidad de entendimiento?
Es lo que pide Maíllo [Antonio Maíllo, coordinador general de IU] desde Izquierda Unida, pero en Sumar apostaron por alguien que tenía una sensibilidad distinta en IU. ¿Por qué Sumar nombró a la ministra de los niños [Sira Rego, ministra de Infancia y Juventud]? Porque Yolanda intentó abducir al sector de IU e incluso del PCE que más odia a Podemos. Entonces, esa unión va a ser muy complicada mientras esté Yolanda.
Un par de cosas más, ¿cómo percibe la estrategia del Gobierno en la llamada lucha contra la desinformación, que se ha convertido en una de sus banderas?
Hay algo que nos ha llegado rebotado de América Latina, que es la judicialización de la política. En los noventa, cuando se produce la primera oleada de gobiernos de izquierda, en varios de esos países se desmoronan los partidos tradicionales de la derecha. Y esa estrategia de oposición es sustituida por grandes medios de comunicación en Brasil, Colombia, Perú, Venezuela o México.
Desde los medios se montan campañas para enmierdar en los tribunales con los aliados que tienen en el poder judicial, que es lo que le pasó a Dilma o a Lula. Y es lo mismo que vemos aquí: tú tienes un digital que lanza una acusación, después determinadas organizaciones llevan una denuncia a los tribunales y, por último, hay jueces que las aceptan… Pues ahí tienes el montaje.
Un inciso. Me llama la atención que se hable siempre de ‘digitales’, como si la prensa actualmente fuese otra cosa que no sean ‘digitales’...
No, de hecho la mayor cagada y el mayor ejemplo de manipulación informativa de los últimos años fue la portada de El País con una imagen falsa de Chávez intubado.
Al margen de eso y de que es cierto que prolifera con mucha facilidad información sin contrastar, ¿qué pasa, que toda acusación, todo escándalo es sospechoso de formar parte de una conspiración coordinada desde esa máquina del fango? ¿Cómo contraataca el Gobierno?
El Gobierno siempre tiene el arma del BOE. Y mire, en las medidas de regeneración democrática que propone Sánchez no hay ninguna medida sobre la protección del servicio público, ninguna. Y luego se reclama más transparencia en la propiedad de los medios, que es algo natural. Pero quien impuso esa opacidad dando televisiones o regando de publicidad a los medios fue el felipismo.
Volvemos a remontarnos muy lejos para hablar del pecado original. Y yo también voy a volver al principio de la entrevista: ¿tras esa estrategia informativa o de lucha contra la desinformación se esconde un mayor control por parte del poder político?
Mire, lo hacen muy mal. Porque si tú quieres tener influencia, lo primero es tener credibilidad. De manera que el día que tú quieras condicionar una determinada información, eso entre como cuchillo en mantequilla. Si la gente no se fía de lo que dices, que es el problema que tiene Sánchez, no tienes posibilidad de influir. No puedes utilizar a auténticos bárbaros de la información, como Angélica Rubio, que va a entrar ahora en el consejo y no sé si habrá visto en las tertulias. Pues así hacen las cosas.