
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este lunes durante la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Europa Press
Sánchez baraja incluir 8.000 millones que ya destina a Guardia Civil o I+D militar para maquillar su gasto en la OTAN
El Gobierno ya ha añadido partidas como la Seguridad Social de los militares o el gasto en misiones en el exterior, que antes no contabilizaba como inversión en defensa.
Más información: Sánchez busca cómo aumentar el gasto militar sin presentar Presupuestos al distanciarse sus socios de izquierda
El Gobierno es consciente de que el incremento del gasto en Defensa supondrá un esfuerzo, del que además debe convencer a su electorado. Por eso, desde el Ejecutivo insisten en que la inversión bélica no afectará a las partidas sociales y exponen que ya hay cuestiones que están repercutiendo en el gasto público y no se están contabilizando.
"Hay un concepto más amplio se seguridad que tiene que estar en la discusión. No sólo se trata de armamento, sino de seguridad en términos amplios. Seguridad, por ejemplo, en materia de defensa ante los ciberataques o desarrollo de infraestructuras críticas", razonó este lunes el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, antes de una reunión del Ecofin con sus homólogos europeos en Bruselas.
La Unión Europea se comprometió el pasado jueves a invertir de forma conjunta 800.000 millones de euros en Defensa para convertirse en una potencia disuasoria ante Rusia sin la ayuda de Estados Unidos. Un reto al que se suma el Gobierno, aunque para ello necesite acelerar su objetivo de invertir un 2% del PIB en esta materia, previsto anteriormente para 2029. La duda está en qué se incluirá para alcanzar antes esa cifra.
Las estimaciones de la OTAN para 2024, elaboradas con los datos que facilita el Ejecutivo, indican que el año pasado nuestro país destinó un 1,28% del PIB a gasto militar. Y en esa partida ya estaban contabilizadas cuestiones como la Seguridad Social y las pensiones de los militares -unos 4.000 millones de euros-, la mutua militar, el gasto en misiones en el exterior, el presupuesto del CNI o las aportaciones a organismos militares como la propia OTAN, que antes no incluía.
Todos estos elementos representan unos 5.000 millones de euros, que son los que permiten a España alcanzar ese 1,28%. De lo contrario, informando sólo de los gastos derivados del Ministerio de Defensa como ocurría hasta ahora, la cantidad sería más baja. Y eso que España continúa a la cola entre los miembros de la Alianza Atlántica.
Pero los otros países de la OTAN también suman estas partidas, por lo que el Gobierno las incluye desde 2023.
Por tanto, en los últimos dos años España ha aumentado su cuota de gasto ante la Alianza Atlántica añadiendo inversiones ya existentes que no contabilizaba, no destinando más dinero al esfuerzo bélico. Y esa estrategia es la que se podría repetir ahora, puesto que todavía hay más cuestiones en las que se van parte de los Presupuestos Generales del Estado y que no están incluidas como gasto en Defensa.
Una mayor estimación
La más cuantiosa es el presupuesto de la Guardia Civil, un cuerpo militarizado cuyo gasto está incluido en las cuentas del Ministerio del Interior y que el Gobierno no ha incluido nunca como inversión militar. Se trata de una cifra significativa, pues su presupuesto global asciende a 3.672 millones de euros.
La Guardia Civil custodia fronteras y vela por la seguridad nacional, aunque no todas sus funciones tienen un carácter militar. Por tanto, parece complicado que el Ejecutivo pueda incluir todos los gastos derivados de su actividad, pero sí al menos una parte, como hacen en Francia con la Gendarmería Nacional o en Italia con los Carabinieri, cuerpos análogos al Instituto Armado español.
Otra partida notable son los créditos a la Investigación y Desarrollo (I+D) que el Ministerio de Industria destina a empresas militares para la fabricación de material bélico. Se trata en este caso de 1.364 millones que, aunque no salgan de Defensa, sí están enfocados directamente a la fabricación de armamento o defensas.
Aquí también pueden incluirse el desarrollo de programas destinados a la ciberseguridad o a la protección ante las llamadas guerras híbridas, a través de elementos como pueden ser la injerencia en sistemas políticos ajenos, como se considera que ya practica Rusia en la UE.
Otras cantidades ya asignadas que hasta ahora no se estaban contabilizando son los distintos ajustes que tuvo que hacer el Ministerio de Defensa ante la falta de Presupuestos y que el año pasado alcanzaron casi 3.000 millones de euros. En esta cantidad se incluiría, por ejemplo, la compra de misiles Patriots por parte de España a Estados Unidos por valor de 1.100 millones de euros para entregárselos a Ucrania.
También existe una partida de 81 millones en pensiones de guerra, entre las que se incluyen pensiones a familiares de víctimas de la Guerra Civil.
El Centro Delàs para la Paz, con sede en Barcelona, ha sumado todas estas cantidades que hasta ahora engrosaban las cifras de otros ministerios o que directamente no habían sido incluidas en el gasto militar, con las que calculan que la inversión real en Defensa en 2024 fue de 28.935 millones de euros, un 1,82% del PIB.
Sin embargo, en esta cifra, el Centro Delàs incluye 1.484 millones derivados de los intereses que debe pagar el Ministerio de Defensa para financiarse, que difícilmente se podrían justificar ante la OTAN como gasto militar, ya que ningún país lo hace.
Descontando esta cantidad, el gasto total sería de unos 27.451 millones, que sigue estando muy por encima de los 19.723 millones que estima oficialmente la OTAN para España en 2024. Son cerca de 8.000 millones extra que el Gobierno podría incluir sin necesidad de añadir un solo euro a sus presupuestos.
Otros organismos internacionales de referencia como el Instituto SIPRI de Estocolmo también otorgan a España una aportación mayor de la oficial, con un 1,51% del PIB. La misma cantidad que recoge el sector de la Defensa en España en su último informe, elaborado por el medio especializado Infodefensa.
Cambio de tendencia
Desde el Centro Delàs consideran que hace unos años el Gobierno buscaba camuflar su gasto en asuntos relacionados con la Defensa, mientras que ahora ocurre justo lo contrario. Ante la decisión de Donald Trump de desentenderse de Ucrania y de la protección de Europa, el Ejecutivo debe demostrar que ya invertía en esta materia aunque no computara oficialmente.
"Invertir en defensa es invertir en seguridad" es el nuevo lema del gabinete de Pedro Sánchez.
Para Pere Ortega, presidente honorario del Centro Delàs, "la escalada belicista es una locura, porque es Trump quien ha situado a la OTAN en crisis y el resto de socios se han plegado a lo que él ha querido".
La UE ha prometido 150.000 millones en préstamos para invertir en Defensa, pero el resto de dinero hasta llegar a esos 800.000 millones deberán salir de los presupuestos nacionales. El Gobierno español apuesta por la creación de eurobonos o de un esfuerzo compartido de la UE que no incida en sus partidas, pero otros gobiernos lo rechazan.
"Es decir, que para invertir en defensa habrá que recortar de otros sitios. Y lo que siempre se resiente en este caso es el gasto social", incide Pere Ortega. Aun contando esos 8.000 millones extra con los que España podría maquillar sus cuentas, todavía hará falta una mayor inversión para alcanzar el objetivo europeo dentro de la OTAN.