Noveno día de campaña de las primarias del PSOE andaluz y la candidata Susana Díaz quiere cambiar el mundo siendo ella misma. Al menos eso ponía en su camiseta este lunes (Change the world by being yourself) por la mañana en Olivares, Gines y Aznalcázar (Sevilla). Por la tarde se cambió, y a Almonte (Huelva) llevó el eslogan "Es hora de hacer magia" (It´s on time to make the magic). Realmente quiere hacer las dos cosas.
El mundo quizás no pueda cambiarlo, pero al PSOE en Andalucía sí, siempre y cuando una mayoría de militantes la apoyen el próximo domingo. Por eso se muestra como el ave Fénix: cuando le llegaba la hora de morir, resurgía de sus cenizas. Ella está convencida de su victoria. Sus actos, al menos los de este lunes, huelen a eso. Sobre todo cuando un señor mayor le grita con el puño en alto y la bandera blanca y verde en la otra mano: "Susana, tú puedes".
Se extraña de no haber cogido la Covid-19 a estas alturas de la pandemia, pero sigue intentando pisar fuerte, expresar confianza y transmitir el liderazgo que tuvo en su día. Aunque muchos la den por muerta políticamente al enfrentarse al aparato de Ferraz, desde luego, su motor no es de gasoil y seguir su agenda es complicado.
Otra cosa es lo que ocurra el 13 de junio. Si es por las caras y las ganas de abrazarla de quienes acuden entregados a sus actos -bastantes numerosos ayer para ser un lunes-, esta testigo de un día de su campaña podría poner, aunque sea un momento, la mano en el fuego por que, al menos, los socialistas con los que se ha encontrado este lunes siguen confiando en ella.
Rebelde con causa
Si le salen los números, asegura que llevará las riendas de un nuevo PSOE con rebeldía hacia la dirección federal. "No soy la candidata de Madrid, quiero ser la de los militantes andaluces". Ya lo avisó en su primer día de campaña. "Nos jugamos mucho, la autonomía o ser una sucursal de Madrid".
Asegura que se presenta sin mochila, libre y sin deberle nada a nadie para renovar el PSOE andaluz. Es el mensaje que repite en su discurso una y otra vez y que deja entrever que se ha despojado de su pasado.
EL ESPAÑOL la acompaña en esa jornada de campaña y el ritmo es frenético. De media ha visitado cinco o seis pueblos diarios -este lunes pasó por cuatro-, aprovecha sus horas de comida para tomar dos tapas o medio bocadillo y charlar con más militantes a los que no les ha dado lugar de ir a sus localidades. "Hay días, como el domingo, en los que no le da tiempo de comer", aseguran desde su equipo, y la verdad es que se nota en su figura.
Sus Converse -que viste con más asiduidad desde que es candidata- llevan en sus suelas kilómetros y kilómetros. Viaja en coches de militantes, según su entorno, que se turnan al volante.
Tuvo que dejar el coche oficial cuando abandonó el cargo de secretaria general, un puesto que piensa recuperar, pase lo que pase, el próximo lunes. Esta situación podría provocar una bicefalia nunca vista en el partido y un periodo lleno de incertidumbres. Y es que, aunque tanto Susana Díaz como Juan Espadas aseguran que, tras el 13 de junio, todos irán juntos tras el ganador, los próximos meses pueden ser muy duros hasta que llegue el congreso regional y todo el poder se concentre en una sola persona.
"Merece otra oportunidad"
La primera parada del lunes es en Olivares, una población del Aljarafe sevillano de casi 10.000 habitantes. Allí gobierna, en el Palacio del Conde Duque de Olivares, el socialista Isidoro Ramos a la cabeza, que esperaba a Susana entre el medio centenar de militantes citados en la terraza de una céntrica cafetería, epicentro de otros actos políticos. Se retrasa casi una hora al alargarse una reunión previa que tenía, pero la gente lo entiende y la espera. Quiere escucharla.
- "Niño ¿qué pasa aquí hoy que hay tanta gente?", pregunta al camarero una de las dos señoras que toman un café tranquilamente en una mesa del local.
- "Que viene Susana Díaz", le contesta.
- "¿Aquí a Olivares? Pues ya que estamos, nos quedamos y así la conocemos en persona. Yo creo que la muchacha se merece otra oportunidad".
Las dos señoras están bastantes puestas en la actualidad política diaria. "A mí Pedro Sánchez no me gusta y ahora en plena ola de calor nos sube la luz", señala una de ellas que también quiere darle la mano, en esta ocasión el codo, a Susana.
Llega la candidata y saluda a todo el bar antes de acceder a la terraza. En las distancias cortas es la número uno. Se nota que conoce Andalucía como nadie. También al PSOE y el sistema, de ahí que quiera cambiarlo esta vez sin mochila -insiste en eso-, sin deberle nada a nadie y sin poder ofrecer nada a nadie al estar en la oposición.
"He estado en el sistema y sé que hay que cambiarlo. Ahora los melones los calo desde lejos. Quiero a gente leal en mi equipo pero no sumisa. No quiero a aquellos que decían ser amigos de la presidenta, pero no de Susana", asegura la candidata. Nadie duda de su capacidad de trabajo. Tampoco de que no olvida ni una cara.
Segunda parada
Su segunda parada, sobre las 13,30 horas, es en la localidad de Gines. Allí también gobierna el PSOE. Aprieta el calor, pero a la gente le llega su mensaje. "Me conocéis desde chica", le dice a los militantes de más edad, lo que podría jugarle un flaco favor al querer llegar con aires nuevos. Pero se le nota que lo dice con orgullo al llevar en política desde los 17 años y que ha aprendido en estos dos años y medio más que en casi los últimos 20.
Por eso, precisamente, se presenta a estas primarias convencida de que va a ganar, porque ha tenido la capacidad de reconocer sus errores como lo ocurrido aquel fatídico 1 de octubre en el que Pedro Sánchez abandonó la Secretaría General para darle la vuelta unos meses después las primarias. O que los andaluces le perdonen que hubiera abandonado Andalucía si hubiera ganado aquel proceso o la resistencia que opuso a Ferraz con la confección de las listas a las elecciones generales.
De ahí que no muestre ni una arruga en sus discursos. ¿Por qué? Porque a sus 46 años se siente fuerte, presume de juventud porque aún no la han llamado para vacunarse contra la Covid-19 y de que conoce las entrañas del partido y la Administración, que gobernó durante cinco años hasta que perdió ganando el Gobierno andaluz.
Esa espina se le clava cada vez más. De ahí que pregone a los cuatro vientos que en Andalucía se hizo la primera foto de Colón cuando PP y Cs hicieron un pacto para gobernar, apoyándose en Vox, y que no le dará ni agua a esa "ultraderecha".
Tercera y cuarta parada
Come rápido y se pone rumbo a otra localidad sevillana, Aznalcázar, para mantener otra reunión con militantes en la casa del pueblo y aún le queda voz, aunque ya poca, para rematar la tarde en el municipio onubense de Almonte. Para ella este pueblo tiene un significado especial. Allí gobierna un partido independiente, pero ha sido epicentro del socialismo onubense durante años, y también por su devoción a la Virgen del Rocío.
Además, la provincia de Huelva es compleja políticamente hablando y está bastante dividida. Desde hace meses el partido está dirigido por una gestora impuesta desde Ferraz y han sido muchas las voces relevantes que han salido a favor de Díaz, pero también de Espadas.
Allí llega con una camiseta distinta y fue recibida entre banderas verdes y blancas y con gritos de antiguos militantes de "Susana, tú puedes". Ella se lo cree y así lo hace creer a quienes le escuchan.
El debate
Esta jornada de la campaña es la previa al debate que tendrá lugar este martes en la sede regional de la calle San Vicente. Asegura estar preparada y que será más liviano al ser entre compañeros, aunque el que protagonizó con Pedro Sánchez hace cuatro años fue de todo menos eso. En aquel encuentro le llegó a decir: "Tu problema no soy yo, Pedro. Tu problema eres tú". Ahora asegura que eso es pasado.
En cualquier caso, insiste en que si gana cualquiera de los tres, ganará el PSOE, pero obviamente pide el voto para ella porque quiere ser de nuevo la presidenta de la Junta para derrocar a "las tres derechas".
En su discurso vuelve a hacer una declaración de intenciones: no se va a mover de Andalucía por muchos cargos que le ofrezcan. De hecho, no quiere pronunciarse sobre temas nacionales como los indultos por el procés. "Si Pedro Sánchez quiere saber mi opinión, se la diría", pero esa llamada no se ha producido ni es fácil que se produzca.
Lo que tiene claro es que pase lo que pase el 13 de junio su camino es Andalucía, el camino más difícil, según ella, porque está convencida al 100% de que no sólo va a ser la candidata a la Junta, sino presidenta cuando Juanma Moreno convoque las elecciones. La apuesta es fuerte, pero si gana el primer asalto -las primarias- podría autocolocarse la vitola de invencible, de ave Fénix. Esta vez, contra el aparato.
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