Andalucía será la siguiente comunidad en abrir las urnas, pero el ascenso de Vox en Castilla y León, donde ha conseguido 13 escaños, y el fracaso de Ciudadanos, que se ha quedado con un solo procurador, las alejan en el horizonte.
"Las elecciones de Castilla y León no son cualquier cosa: tampoco para mí, que voy después", aseguró hace 15 días el presidente andaluz, Juanma Moreno, en el arranque de campaña del presidente y candidato popular, Alfonso Fernández Mañueco.
Seguro que va después, pero en ninguna quiniela está que se celebren antes del mes de junio. Ni aunque el resultado hubiera sido mejor para su compañero castellanoleonés y no dependiera de los procuradores del partido de Santiago Abascal para alcanzar esa ansiada mayoría absoluta.
Ahora cobra más fuerza el mes de octubre, la otra fecha que baraja el presidente, y se trataría ya de un adelanto técnico, pues el calendario electoral las ubica al final de noviembre. Ahora bien, la presión de Vox y el intento de desgaste al Gobierno se ha intensificado en Andalucía, donde lleva meses pidiendo el adelanto electoral, incluso pactando con PSOE y Podemos para forzar la situación.
Paradójicamente, el presidente andaluz ha seguido el recuento electoral desde Dubái, a 8.000 kilómetros de distancia, al asistir el sábado al día de honor de Andalucía en la Expo de Dubái 2020.
El objetivo del Gobierno andaluz es evitar el deterioro de la marca PP-Cs, y dar oxígeno a los liberales en Andalucía, que perdió en mayo la vicepresidencia de Madrid y ahora la de Castilla y León.
Por tanto, si no hay contratiempos y no se produce un bloqueo sistemático en el Parlamento, que por ahora el Ejecutivo autonómico está salvando, Andalucía no alterará su hoja de ruta y seguirá "encapsulada".
Muchas diferencias
Por ahora el tándem ha funcionado y fuentes del PP andaluz descartan a EL ESPAÑOL los paralelismos con Castilla y León. Ni Mañueco es Juanma Moreno como líder ni la coyuntura política castellanoleonesa es la andaluza.
Para empezar, el PP lleva gobernando en Castilla y León 35 años y en Andalucía, tres. Tampoco la relación entre Mañueco y su vicepresidente de Cs, Francisco Igea, es la que mantienen Juanma Moreno y Juan Marín. "Aquí no hay deslealtades", aseguró Moreno cuando el castellanoleonés convocó los comicios.
También influye que desde el triunfo de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la estrategia de Moreno ha sido la opuesta a la de Mañueco. En estos meses ha renunciado a convocar las elecciones antes las presiones de Génova cuando más le convenía.
El presidente andaluz se ha agarrado al mensaje de que la pandemia no había acabado y de que aún quedaban muchas cosas por hacer, como, por ejemplo, el reparto de los fondos europeos y fijar las bases del nuevo modelo de financiación autonómica.
Además, en el PP andaluz juegan con la baza de que "aquí la marca es Juanma" y la interpretación de las encuestas, por el momento, sugiere que los andaluces seguirán confiando en Juanma Moreno. La clave será si tendrán que contar con Vox.
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