El candidato del PSOE a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Espadas, afronta una encrucijada. En su camino para intentar hacerse con las llaves de San Telmo a partir del 19 de junio hay días que se hacen muy cuesta arriba.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo acompañará este sábado en un acto en la localidad jiennense de Torredelcampo y se esperan más visitas por su parte para arroparlo. Sánchez ha decidido volcarse personalmente en la campaña andaluza. El pasado domingo tenían programado un acto en Armilla (Granada), pero tuvo que aplazarse porque Espadas dio positivo en Covid-19.
Andalucía ha sido el bastión por excelencia del socialismo, pero el estallido del caso Pegasus, la crisis con sus socios, sumado al estancamiento económico, no favorecen a Espadas en estos momentos para conseguir su meta.
El PP andaluz le ataca por ese flanco. El coordinador de campaña de los populares y coordinador general a nivel nacional, Elías Bendodo, le recriminó ayer su "mutismo" ante los "desvaríos y concesiones" de Sánchez a los independentistas.
Desde el PSOE regional muestran su preocupación. También por su todavía escaso tirón electoral, según pronostican las encuestas. Sobre todo en la Andalucía oriental, que engloba a las provincias de Málaga, Jaén, Granada y Almería. Estas zonas las está recorriendo Espadas con más ahínco, a su vez, para quitarse la vitola de alcalde sevillano. Una circunstancia que le podría seguir quitando votos.
El último barómetro del Centro de Estudios Andaluces (Centra), dependiente de la Consejería de la Presidencia, cifraba en un 53,8% su grado de conocimiento entre el ciudadano medio andaluz. Es decir, uno de cada dos electores no sabe quién es Juan Espadas.
Desde el pasado verano, que ganó las primarias a su compañera Susana Díaz con el lema Cambiar para gobernar, Espadas se ha hecho un tour por toda Andalucía para darse a conocer. Intensificó su agotadora agenda a partir de enero, cuando dejó la Alcaldía. Sin embargo, según los sondeos, aún no es suficiente y el tiempo apremia.
El lío de la izquierda
Tampoco le favorece el embrollo de las candidaturas a la izquierda del PSOE, marcado por el atropellado nacimiento de la coalición Por Andalucía. Podemos, socio de Pedro Sánchez en Madrid, no se inscribió en plazo y se encuentra en un limbo legal. Desde el PSOE son conscientes de la necesidad de pactar con ellos.
Les preocupa también a los socialistas la abstención y que el votante progresista que se quedó en casa en diciembre de 2018 a modo de castigo vuelva a quedarse. En aquellas fechas, superó el 40%.
No obstante, Espadas ha dicho públicamente que la irrupción de Macarena Olona, como cabeza de lista de Vox, podría ser un factor movilizado de la izquierda. La duda es si eso es suficiente o, si como se ha demostrado en Castilla y León y en Francia, ya no funciona la estrategia basada sólo en el miedo a la extrema derecha.
Vox en el discurso
En casi todas sus comparecencias, el líder socialista introduce a Vox en su discurso. Lo hace siempre para pedirle al presidente de la Junta y candidato del PP, Juanma Moreno, que diga claramente si gobernaría o no con Olona.
Su objetivo es aminorar la imagen de moderado que Moreno ha logrado construirse. Ayer mismo lo hizo desde El Ejido, la localidad almeriense donde Vox arrasó en los últimos comicios andaluces acaparando casi un tercio de los votos.
El PP andaluz coincide con el PSOE en la fortaleza de la formación de Santiago Abascal en vísperas de estas elecciones. De ahí que Juanma Moreno también tenga la vista puesta en "los enfadados" con el PSOE relegando a un segundo plano las siglas del PP y reforzando su marca, Juanma.
Una cuestión que ha dolido especialmente a Espadas al considerar que se ha metido en su terreno. "Le falta el respeto a los socialistas, que no lo van a votar", aseguró hace unos días. Sin embargo, diputados en Madrid admiten que la opinión pública andaluza "ha perdido el miedo" a que gobierne el Partido Popular.
Espejo de Fernández Vara
Hace unas semanas Juan Espadas se trasladó a Mérida para mantener una reunión con el presidente socialista extremeño, Guillermo Fernández Vara. Espadas tiene la esperanza de seguir sus pasos. Expulsado del Ejecutivo autonómico en 2011, tras 28 años de gobiernos socialistas, recuperó el poder cuatro años después y revalidó en 2019 con mayoría absoluta.
Para ello, Espadas ha borrado la huella del susanismo en sus listas electorales. Las ha renovado en un 70%, pero con el mal augurio de las encuestas encima. La elaborada por SocioMétrica para EL ESPAÑOL el pasado fin de semana le otorga 33 escaños, los mismos resultados que obtuvo Susana Díaz en las últimas elecciones.
Una circunstancia que demostraría que la estrategia de Ferraz propiciando su salida, con aquellas primarias exprés, no ha dado el resultado esperado.
En la Moncloa también hay notable preocupación, con la mirada puesta en el 19 de junio. Esos comicios pueden ser el bálsamo para el Gobierno, pero también, el acelerador de una nueva crisis del Ejecutivo.
El PSOE ya naufragó en Castilla y León y en Madrid, pero Andalucía es fundamental para las generales por el número de escaños que aporta, además de que supondría un espaldarazo decisivo para Alberto Núñez Feijóo. Por tanto, en estos momentos todo apunta a que Pedro Sánchez necesita más de Juan Espadas que Juan Espadas de Pedro Sánchez.