Ximo Puig se dispone a realizar la primera gran remodelación del Gobierno valenciano. Pese a sopesar esta idea varias veces desde que llegó al poder en 2015, hasta la fecha solo ha acometido relevos voluntarios una vez, con el cambio de legislatura de 2019. En esta ocasión, sin embargo, podrían producirse movimientos en cuatro de los doce departamentos, todos ellos controlados por el PSPV-PSOE. Y entre las razones se encuentran la preocupación por cómo afecta al partido la presencia de socialistas implicados en el caso Azud y la necesidad de reforzar la formación en Alicante.
El propio Puig abogó este lunes por mover piezas para "dar un impulso a la acción de Gobierno". La información oficial que transmite Presidencia de la Generalitat Valenciana es que los cambios que baraja Puig pretenden "refrescar" al Ejecutivo en la recta final de la legislatura, lanzar un mensaje de renovación en la gestión durante el ejercicio que resta.
Detrás de los micrófonos, determinados integrantes socialistas del Consell reconocen otros motivos. Apuntan que, un escenario tan ajustado por la absorción de Ciudadanos que está haciendo el PP y la movilización de las filas 'populares' desde la llegada de Alberto Núñez Feijóo, exige minimizar cualquier riesgo para conservar el poder.
En esta línea, en el partido preocupa el impacto que pueda tener la vinculación al mismo de la corrupción del caso Azud -que investiga una trama de comisiones a cambio de favores urbanísticos liderada por el empresario Jaime Febrer durante el gobierno de Rita Barberá en la ciudad de Valencia-.
Se trata de un caso con el cuñado de la exalcaldesa, José María Corbín, y la entonces mano derecha de la dirigente 'popular', Alfonso Grau, como principales investigados. Pero en él también se encuentran imputados el entonces concejal del PSOE Rafael Rubio, hasta hace nada subdelegado en Valencia del Gobierno de Pedro Sánchez, y otros históricos dirigentes socialistas valencianos como Pepe Cataluña o José Luis Vera.
Ninguno de ellos ha tenido nada que ver con el Gobierno de Ximo Puig, pero se da rocambolesca circunstancia de que el abogado defensor del empresario Jaime Febrer es Manolo Mata, hasta ahora portavoz del PSPV-PSOE en Les Corts Valencianes.
El PP ha sabido aprovechar esta situación a nivel discursivo, algo con lo que Ximo Puig quiere acabar, precisamente, con un dominó de cambios que empezarán por el relevo de Mata en el parlamento autonómico. Este último intentaba una quimera política: ser el portavoz de un partido -con la lucha contra la corrupción del PP por bandera- mientras defendía a título particular al cabecilla de esas tramas corruptas.
Puig ya ha logrado la salida de Mata, tanto de la portavocía parlamentaria como de la vicesecretaría del PSPV-PSOE. Pero quiere aprovechar precisamente esta marcha para acometer nuevos cambios y recuperar el control del discurso político. "Hay que volver a poner el foco en la acción de gobierno, no en cómo responde el mismo a los contratiempos con los que se encuentra", destacó este lunes un ilustre socialista a este periódico.
Ana Barceló
El grueso de las quinielas apuntan a que Manolo Mata será reemplazado por la actual consellera de Sanidad, Ana Barceló, quien suena además como posible candidata del PSPV-PSOE a la ciudad de Alicante en 2023. El cambio permitiría a esta última abandonar con honores un departamento muy exigente, al que accedió con la marcha de Carmen Montón al Gobierno de España y en el que ha estado al frente durante toda la pandemia.
Ximo Puig pareció situar a Barceló como favorita para las municipales de Alicante al nombrarla presidenta del PSPV-PSOE en el último congreso autonómico del partido, celebrado en Benidorm. No obstante, está por ver si lo será finalmente. En las últimas fechas también está cobrando fuerza para el puesto el nombre de Julián López Milla, de modo que Barceló podría simplemente cambiar Sanidad por la portavocía parlamentaria socialista. Tampoco parece ver con malos ojos esta opción.
Este parece el relevo más claro. El resto están más en el terreno de la especulación. En primer lugar, está la incógnita de quién relevaría a Barceló en Sanidad, una plaza complicada en un momento sensible, como es la recta final de una legislatura. Por ello, las fuentes consultadas se decantan por un ascenso en el equipo de la actual conselleria. No obstante, tampoco se descartan otras opciones.
Además de Sanidad, la Conselleria de Innovación y Universidades podría ser otra de las áreas elegidas por Puig para renovar su Gobierno, pensando también en clave alicantina (donde se encuentra la sede de este departamento, el único descentralizado).
Innovación y Hacienda
La actual dirigente es Carolina Pascual, que en su faceta de responsable de Universidades ha sido la artífice en las últimas semanas de lo que en el PSOE se considera la "reparación histórica" de devolver a la Universidad de Alicante (UA) el grado de Medicina. Esta decisión, sin embargo, ha levantado ampollas en Elche y en la Universidad Miguel Hernández, con las que tiene que convivir el PSPV-PSOE, que gobierna en la ciudad (tercera por población de toda la Comunidad Valenciana).
El considerado perfil bajo de la dirigente podría provocar un relevo en busca de un mayor impacto en la provincia de Alicante, donde más fuerte es el líder del PPCV y futuro candidato a la Generalitat, Carlos Mazón, quien preside la diputación.
Otra de las consellerias que podría sufrir un relevo es la de Hacienda y Modelo Económico. Se trata en este caso de un movimiento más inesperado, porque su titular, Vicent Soler, es uno de los pesos pesados del ejecutivo y la voz valenciana contra la infrafinanciación que padece la autonomía. Su departamento presume de haber aprobado todos los presupuestos en tiempo y forma desde 2016.
Para relevarle suena Arcadi España, conseller de Territorio y Obras Públicas y mano derecha de Ximo Puig -del que fue jefe de gabinete-. Su condición de estrecho colaborador del presidente podría llevarle a asumir un reto de mayor envergadura, e implicaría también su relevo en el área que ahora ocupa.
Para sustituir a los dirigentes salientes se especula con la posibilidad de premiar con un ascenso a dos de las artífices de la llegada de Volkswagen a la Comunidad Valenciana, María José Mira y Rebeca Torró, si bien ambas tienen todavía mucho trabajo por delante en esta labor, dada la complejidad del PERTE en el que se enmarca la llegada de la empresa alemana.
Uno de los aspectos más llamativos de la remodelación del gobierno valenciano que pretende Ximo Puig es que podría suponer cambios solo en las áreas socialistas. La voluntad del presidente es que se produzcan también en departamentos controlados por sus socios, pero estos no parecen muy por la labor.
Compromís dirige cuatro departamentos. Uno de ellos es la Vicepresidencia y Conselleria de Igualdad, dirigido por Mónica Oltra. Su marcha sería la más lógica, porque el juzgado que instruye si su departamento maniobró para esconder los abusos a una menor tutelada -cometidos por su exmarido- ha pedido su imputación en el caso. La misma podría ser inminente, pero la postura de la dirigente es la de aferrarse al cargo, al menos hasta la fecha.
Como Compromís es una coalición, sus consellerias están a su vez repartidas entre los partidos que la conforman, y esto supone un equilibro de poder que resulta difícil de alterar y representa una complicación añadida para acometer relevos.
Unidas Podemos, por su parte, tiene el control de dos áreas, pero ambas fueron creadas en 2019 cuando se incorporaron al Gobierno. La primera es la Vicepresidencia Segunda y Conselleria de Vivienda que ostenta Héctor Illueca, recién llegado de Madrid. La segunda es Transparencia y Memoria Democrática, el único departamento que controla Izquierda Unida.
Todo apunta, en consecuencia, a que solo habrá movimientos entre los departamentos que controla directamente Ximo Puig.
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