La patronal gallega celebra sus cuartas elecciones en año y medio tras dimitir su presidente
La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) celebrará elecciones el próximo 15 de enero después de que su presidente, José Manuel Díaz Barreiros, dimitiese a los dos días de ser elegido.
2 diciembre, 2020 11:16La patronal gallega continúa con su particular travesía por el desierto. Después de que su presidente, José Manuel Díaz Barreiros, dimitiese a los dos días de ser elegido, la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) ha convocado -con el apoyo de la mayoría de sus miembros- las cuartas elecciones en año y medio.
Así, la Asamblea General Electoral se reunirá el próximo 15 de enero, en un proceso electoral que se produce después de que quedasen desiertos los de julio y septiembre de 2019 y del aplazamiento del que estaba previsto para el 30 de abril.
El pasado 24 de noviembre fue elegido por aclamación el orensano José Manuel Díaz Barreiros, quien dimitió a las 48 horas de acceder al cargo, después de que las confederaciones sectoriales y la de Pontevedra pidiesen el recuento del voto telemático, y ya ha anunciado que no se volverá a presentar.
La renuncia de Díaz Barreiros, según explicó, buscaba "no dañar la imagen de la organización" ante la posibilidad de que se pusiese en entredicho la legalidad del proceso, en el que resultó elegido por aclamación después de que su oponente retirase su candidatura a cinco minutos de la votación.
De este modo, los cuatro vicepresidentes de las patronales -Antonio Fontenla por La Coruña, Jaime López por Lugo, Marisol Nóvoa por Orense y Jorge Cebreiros por Pontevedra- se reunieron este martes y decidieron "por mayoría", pero no por unanimidad, convocar el nuevo proceso electoral para el próximo 15 de enero.
Dudas internas
La propia convocatoria del proceso ha vuelto a generar un conflicto en el seno de la CEG: las asociaciones sectoriales han advertido de que los órganos directivos -la junta directiva y el comité ejecutivo- son "los únicos competentes" para convocar elecciones, mientras que la junta de vicepresidentes es "única y exclusivamente un órgano asesor".
Por su parte, la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP) ha barajado la posibilidad de abandonar la CEG al considerar que no les representa y que traslada "una imagen que no es la que quieren los empresarios de Pontevedra", que han trabajado "por su cuenta" durante siete años "con un caos de presidentes" y otros tres "de interinidad".
"Tengo que hacer una reflexión: ¿nos ha ayudado en algún momento en los últimos tres años la CEG en todo los que hemos pedido? No. Pues igual no hace falta una confederación gallega y lo que hacen falta son provinciales y sectoriales potentes", sentenció el presidente de la CEP, Jorge Cebreiros.
Mientras tanto, el secretario general de la Confederación de Empresarios de Lugo (CEL), Jaime López, ha acusado a "un pequeño grupo de personas" de querer "dinamitar" la CEG, una organización "necesaria para ser un eje que dinamice y represente al sector empresarial gallego".
"Habrá que buscar cordura y tomar medidas que sean un poco más contundentes con aquellas personas que están por destruir y no por colaborar, sobre todo en estos momentos tan importantes de pandemia. La gente es inteligente y sabe quién está por la labor de trabajar, por el bien común, y quien está a su interés individual", ha sentenciado.
Años difíciles
La CEG aspiraba a poner fin con el nombramiento de Díaz Barreiros a una etapa de lo más convulsa que arrancó hace siete años, en 2013, cuando la elección del vigués José Manuel Fernández Alvariño al frente de la patronal ponía fin al mandato del coruñés Antonio Fontenla.
Dos años después, Alvariño abandonó el cargo tras ser acusado de supuestas irregularidades en los gastos de la CEG, cerrando contratos con sus propias empresas.
Su sucesor en el cargo fue Antonio Dieter Moure, quien se impuso a su rival por tan solo diez votos y gracias al apoyo de los críticos con Alvariño. Su etapa fue corta y, tras sólo diez meses al frente de la CEG, presentó su dimisión alegando motivos personales.
Así, en enero de 2017 resultó elegido el coruñés Antón Arias, nombrado tras ser el único aspirante. Sin embargo, las confederaciones de Pontevedra y Orense no vieron con buenos ojos su nombramiento al entender que Fontenla había roto el pacto de no presentar un candidato.
Tan solo un año después, Arias presentó su dimisión debido al cansancio ante "la constante pelea y confrontación permanente", así como a la "oposición interna" a sus tentativas de renovar la patronal.
Tras su dimisión arrancó una etapa años en la que Fontenla -como integrante más antiguo- fue la cara visible de la patronal gallega, profundamente dividida entre las confederaciones del sur -Pontevedra y Orense-, el norte -Lugo y La Coruña- y las sectoriales.