Felipe VI comenzará a recibir a los líderes políticos este martes 26 de julio: si el rey comprueba que el pacto está maduro la sesión de investidura se podrá llevar a cabo la primera semana de agosto.
De nuevo, de menor a mayor: el primero en llegar el martes será Pedro Quevedo (Nueva Canarias) y el último, el jueves por la tarde, Mariano Rajoy (PP). Ese último día es el crucial: Pedro Sánchez (PSOE) tiene cita a las doce y media, y Albert Rivera (Cs), a las diez y media. El grueso de los 14 partidos (todos menos ERC y Bildu) han sido repartidos entre el martes y le miércoles. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, acudirá el miércoles a las seis de la tarde.
El artículo 62 de la Constitución establece cuál es la prerrogativa del rey: proponer un candidato a la presidencia del Gobierno y, en su caso, nombrarlo. El artículo 99 dice cómo ha de hacerlo: previa consultas con los representates de los partidos y a través del presidente del Congreso. Hasta ahora, Felipe VI ha sumado una negativa (desistimiento de Rajoy el 22 de enero) y un fracaso (investidura fallida de Sánchez el 4 de marzo). Esta vez, toda parece indicar que el rey sólo nominará a un candidato el próximo jueves 28 de julio si tiene la seguridad de que éste cuenta con los apoyos necesarios.
Los interrogantes son aún mayúsculos: el PP, el más votado, sólo tiene 137 escaños; el PSOE (85 escaños) sigue diciendo que votará en contra y Cs (32) ha advertido que su abstención peligra si el PP continúa negociando con los nacionalistas. La expectación, grande: como ya son cuatro las veces que el rey hace consultas, en algunos círculos políticos y mediáticos se insiste en que el monarca debe ejercer su influencia de manera clara. La Constitución lo obliga a ser neutral, y el único arma real de la que dispone es la capacidad de influencia. De ahí que antes de que la Casa del Rey emitiera el comunicado oficial con el calendario completo, los horarios y los días ya habían sido filtrados por los partidos políticos.