Pocos dudaron al conocer el resultado de las últimas elecciones generales que Mariano Rajoy repetiría como presidente del Gobierno. El PP fue la única fuerza en subir en escaños y, desde diciembre, recuperó más de 600.000 votos.
La suma alternativa a Rajoy se convertía en poco menos que inviable. Pedro Sánchez aún puede en teoría intentar un complejísimo acuerdo con Podemos y fuerzas nacionalistas, pero repetir el Pacto de El Abrazo con Albert Rivera no es ya una opción: la suma del PSOE y Ciudadanos se queda lejos de los 137 diputados que ha obtenido el PP. La relación entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, otrora unidos en algunos aspectos frente al bipartidismo, parece irremediablemente rota.
Rajoy ganó las elecciones y amplió el margen sobre sus adversarios, que se quedaron sin alternativa viable. Pero el camino a la investidura está siendo un auténtico viacrucis para el candidato del PP, al que aún no se le conoce ninguna propuesta nueva o cesión que le acerque a la ansiada mayoría en el Congreso de los Diputados.
Esta semana es clave. No sólo para él sino también para el país, sobre el que pesan la incertidumbre económica y las exigencias de los socios europeos en materia de reducción del déficit. Pero también es una semana importante para el rey Felipe VI, que en enero se vio obligado a afear por escrito a Rajoy la renuncia a la investidura que le brindaba el monarca. Desde este martes y hasta el jueves, por el palacio de la Zarzuela desfilarán los portavoces de 14 candidaturas con representación parlamentaria. Después, el rey decidirá, de acuerdo a la Constitución, si propone a algún candidato.
Hasta ahora, el PP ha conseguido la abstención de Ciudadanos a su investidura, algo que el partido de Rivera dice haber ofrecido sin contrapartidas y por el desbloqueo de la crisis institucional. No es suficiente. Salvo que el PSOE se abstenga también o Ciudadanos vire hacia el sí, Rajoy morderá el polvo en el hemiciclo en cuanto los diputados se apresten a pulsar los botones de votación, de donde saldrán más "noes" que "síes".
Esta semana se despeja el calendario de la investidura. O no. Estas son las tres posibilidades que baraja Rajoy. El desenlace definitivo llegará el jueves por la tarde o el viernes por la mañana.
1.- El limbo: el rey no hace ninguna propuesta
Si se atiende a lo que dicen los dirigentes del PP, es una posibilidad descartada. Pero lo mismo decían a finales de enero en la víspera del paso de Rajoy por el palacio de la Zarzuela. Incluso después de que EL ESPAÑOL desvelase en exclusiva los secretos planes del presidente en funciones, que llevaría a la práctica al tiempo que Pablo Iglesias se proponía como vicepresidente de Sánchez.
El artículo 99 de la Constitución indica que el rey propondrá tras consultar a los partidos a un candidato a la investidura. Pero no especifica cuánto durarán esos contactos ni fija plazos de ningún tipo.
En otras palabras: si Rajoy acude a la Zarzuela, constata que no tiene los apoyos para ser investido y pide al rey que no lo proponga como candidato, Felipe VI se encontrará en un brete. ¿Iniciará una nueva ronda de consultas para ver si otro candidato tiene o cree posible obtener los apoyos? Eso es lo que ocurrió con Sánchez en la anterior legislatura, pero su intento naufragó y España votó de nuevo. ¿Propondrá de todos modos a Rajoy pese a su voluntad? Parece una posibilidad remota, ya que pondría al PP en guerra con el jefe del Estado. El rey podría dejar oxígeno a los partidos para que negocien el tiempo que necesiten y después volver a consultarlos para hacer su propuesta.
Esta opción tiene muchos inconvenientes. Las dos más importantes son la entrada de España en un limbo legal y que no sea un aliciente para que los partidos lleguen a un acuerdo. En toda negociación, el tiempo es un factor importante. Cuando apremia, es un instrumento de presión para todas las partes y acaba precipitando las cesiones. "Esto es como los exámenes del colegio. Yo aprobaba, pero estudiaba el último día. Si el examen se posponía, no me ponía a estudiar aprovechando que tenía más tiempo. Lo hacía igualmente la víspera", explica un diputado.
Si el rey no propone a ningún candidato, los plazos no corren, ya que la Constitución especifica que las Cortes se disolverán para volver a las urnas si dos meses después de la primera votación de investidura ningún candidato logra la mayoría. Si no hay primera votación porque Felipe VI no propone a nadie, España entra en terreno desconocido.
2.- Investidura rápida: El rey propone a Rajoy
Este es, en teoría, el plan de Rajoy. El rey podría hacer su encargo a Rajoy el jueves. Ahí acabaría, en teoría, el papel del monarca en el proceso. Después, el control de los tiempos pasa a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, que fija el día del pleno de investidura. En la práctica, ese calendario es consensuado con el candidato. No hay riesgos en esta operación, ya que ambos son del mismo partido y, además, íntimos colaboradores desde hace décadas.
Rajoy ha avanzado que quiere someterse a la investidura la próxima semana. El debate comenzaría el martes 2 de agosto. La primera votación, para la que se requiere la mayoría absoluta (176 diputados) se celebraría el miércoles. De no lograr los apoyos suficientes, el viernes 5 los diputados volverían a votar. Es ahí cuando las abstenciones son importantes, ya que Rajoy sólo necesitaría la mayoría simple del Congreso. Es decir, más "síes" que "noes" a su candidatura.
Es el escenario central para Rajoy y su equipo, que sostienen bajo el "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" que si ha de ser investido, el Congreso no debería demorar la decisión.
Si Rajoy naufraga el 3 y el 5 de agosto, los plazos comenzarían a correr. Hasta el 2 de octubre, Rajoy o cualquier otro candidato podrían intentar la investidura. De no lograrlo, las Cortes se disolverían y las terceras elecciones se celebrarían el 27 de noviembre.
3.- El rey propone a Rajoy pero Pastor para el reloj
"El Presidente de la Cámara convocará el Pleno". Eso es lo que dice el artículo 170 del reglamento del Congreso de los Diputados. En otras palabras. Una vez el rey haga una propuesta de candidato, el reloj pasa a manos de la presidenta de la cámara baja, Ana Pastor.
La decisión de convocar el pleno de investidura no corresponde pues a la Mesa del Congreso, donde tres miembros son del PP y donde Ciudadanos, PSOE y Podemos tienen dos cada uno. En ese caso, un pacto entre estos tres últimos partidos podría forzar la mano de Rajoy al obligarlo a someterse a la investidura en una fecha que él no quisiera.
Al ser la presidenta Ana Pastor, hay pocas dudas de que sólo convocará el pleno si Rajoy está de acuerdo. En caso de no tener los apoyos necesarios, Rajoy podría decidir no acudir al Congreso la semana que viene. Fuentes del PP consideran muy probable que se retrase por la negativa de Ciudadanos a votar sí y por la del PSOE de abstenerse. Las negociaciones, muy discretas, no parecen estar dando resultados.
En ese caso, Pastor decidiría. En la última legislatura, Sánchez se tomó exactamente un mes desde que fue propuesto como candidato hasta que se enfrentó al Congreso. Durante ese tiempo, fraguó su acuerdo con Ciudadanos y trató de ganarse el apoyo de Podemos.
Fuentes parlamentarias creen posible que Rajoy sea nombrado candidato, pero que la investidura se haga esperar algunas semanas: hasta finales de agosto o principios de septiembre. Durante ese tiempo, Rajoy tendría más tiempo para negociar, las presiones internacionales arreciarían y el PSOE y Ciudadanos tendrían que decidir si están dispuestos a tensar aún más la cuerda.
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