Mariano Rajoy y Rita Barberá fundaron juntos el Partido Popular. Fueron compañeros durante décadas. Se profesaron amor mutuo en público. "Es muy amiga mía", "de las personas que más aprecio", dijo en el pasado el líder del PP. Pero Barberá pasó este viernes a ser casi una desconocida más para el presidente en funciones.
"Barberá ha abandonado el PP. Nosotros le pedimos en su día que renunciara a la militancia. Ella lo ha hecho y el presidente del PP ya no tiene ninguna autoridad para con ella", dijo en una cumbre de la Unión Europea en Bratislava (Eslovaquia). Cuando los periodistas insistieron, Rajoy se mostró visiblemente incómodo y zanjó la cuestión diciendo que ya había respondido. La contestación fue la misma incluso cuando fue cuestionado sobre si cree que Barberá debería dejar su acta, independientemente de que no se la pueda obligar, ya que la Constitución fija que una vez se toma posesión el escaño es nominal. No llegó a un "ya tal", la forma con la que se refirió a Luis Bárcenas en otra cumbre europea, pero casi.
Cuatro días recorriendo Galicia, pero sin explicarse
El lunes, el Tribunal Supremo abrió una causa por blanqueo contra la senadora y exalcaldesa de Valencia, pero Rajoy optó por esquivar las preguntas de la prensa. Han sido en total cuatro días en los que el líder del PP ha recorrido media Galicia haciendo campaña, pero sin dar explicaciones.
Mientras, su partido ardía en llamas. Buena parte del PP, sobre todo la generación más joven de dirigentes, dijo basta y arremetió contra su excompañera, que el miércoles anunció su obligada marcha del partido.
Según Javier Maroto, uno de los vicesecretarios generales del PP, Barberá no acaba su carrera ni con "dignidad" ni con "ejemplaridad", porque si sigue en el Senado es "exclusivamente" para seguir como aforada. "Sería mejor para todos que la exalcaldesa dejara el escaño en el Senado", dijo por su parte Pablo Casado, otro vicesecretario.
En la misma línea se pronunció el líder del partido en Cataluña, Xavier García Albiol, o la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes. "Ella, más aún siendo senadora, no por elección directa de los ciudadanos, sino por designación de una Cámara autonómica, debería renunciar a su escaño".
¿Qué teme Rajoy de Barberá?
Para no pocas voces en el Congreso de los Diputados y en el Senado, si Rajoy calla no es por amistad. O no solamente. Parlamentarios de la oposición expresan sin recelos que creen que Barberá se puede convertir en "Rita la cantaora", como expresó coloquialmente Óscar López, el portavoz socialista en la cámara alta.
"Rajoy no habla, no es contundente ni cuando la ha tenido que echar del partido", lamenta un veterano dirigente. "No me extrañaría que ella haya grabado conversaciones o tenga pruebas que apunten directamente a Rajoy, que no ha dudado en cepillarse a sus enemigos durante todo este tiempo", explica.
En la argumentación de Rajoy hay muchas goteras. Dice no tener "ninguna autoridad" sobre Barberá, como sobre cualquiera que no milite en el PP, pero en cambio trata de influir en todos los demás partidos, comenzando por el PSOE, a quien este viernes volvió a atribuir el deseo de que se repitan las elecciones. Ese escenario, por casos como el de Barberá, está cada vez más cerca.
Desde que naufragó su investidura, diversos escándalos han salpicado al PP haciendo muy difícil para otros partidos justificar un posible apoyo. Ser contundente contra Barberá y ser represaliado por la alcaldesa, que está dispuesta a sobrevivir como sea, podría no solo erosionar la credibilidad de Rajoy sino acabar con su vida política.
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