A media tarde en Génova se produjo este lunes el encuentro postvictoria entre Alberto Núñez Feijóo, ganador absoluto en Santiago, y Mariano Rajoy, dos veces aspirante en Madrid y camino ya de la tercera. Las cámaras captaron bien el saludo: la mano tendida y fría de Rajoy frente a la más cariñosa de Feijóo, que se lanzó a tocar el brazo del presidente en funciones. No hubo abrazo entre gallegos, aunque la tercera victoria mejorada de Feijóo bien lo hubiera merecido.

No lo hubo, cuentan las voces del antimarianismo en el PP, porque en el espejo de Feijóo se mira Rajoy como en el cuento de Blancanieves: con su éxito, Feijóo le recuerda a Rajoy que eso que ha ocurrido en su tierra el 25-S es lo que tenía que haber pasado en Madrid el 20-D. Una victoria absoluta y revalidada de Rajoy si no fuera por Rajoy.

En el entorno del presidente en funciones se combate ese síndrome del espejo restándole méritos a Feijóo y subrayando el carácter compartido de la gesta: “El presidente [Rajoy] estuvo en 25 pueblos, todos con sus paseos y sus discursos. Se dio una paliza”. Feijóo ha sido coronado este domingo como sucesor de Rajoy, pero todo tiene su tiempo, y el tiempo le pertenece a Rajoy. De sucesión, ni una palabra en un Comité Ejecutivo Nacional unido en torno al líder.

UNA SOLA MENCIÓN

El propio Rajoy se ha encargado de administrar ese tiempo este lunes de resaca después del Comité. Durante media hora ha comparecido ante la prensa relajado y ocurrente. A Feijóo lo ha mencionado en una sola ocasión, al igual que a Alfonso Alonso. Como si los 41 escaños de Galicia fueran equivalentes a los 9 del País Vasco: “He felicitado a los candidatos del PP. Alberto Núñez Feijóo ha tenido un resultado excepcional después de unos años difíciles, ha subido más de 15.000 votos. La campaña ha sido magnífica, se ha gobernado bien, he enviado mi felicitación y agradecimiento a toda la estructura en Galicia. Todos hicieron un magnífico trabajo”.

Ha sido su manera de socializar la victoria de Feijóo, que sólo ha sido visto con Rajoy en Galicia en dos ocasiones, una el primer día de la campaña y otra al cierre, este pasado viernes en Vigo. Pero los gallegos, ha venido a decir Rajoy, no han votado masivamente por Feijóo como en 2009 y en 2012, sino que lo han hecho “por la estabilidad y la moderación, algo de lo que está muy necesitada la política española en estos tiempos”. La misma sensatez que la que Rajoy representa en Madrid: “Estamos satisfechos y contentos”.

“La estrategia no se cuenta”, ha advertido Rajoy a una periodista, provocando la risa de la sala. Pero un poco sí que lo ha hecho: a partir de ahora, y como lleva haciendo desde el 21 de diciembre de 2015, el PP está en modo wait and see (“veremos cómo evolucionan los acontecimientos”) ante el impasse del PSOE. Con la vista puesta en las terceras elecciones el 18 de diciembre, que es lo que ha dado por hecho este lunes Rajoy: “Yo tengo una tesis:el derecho es sentido común codificado. Parece razonable que las elecciones han de celebrarse una semana antes de Navidad”.

ZASCANDILEAR

A Pedro Sánchez ha vuelto a proponerle un gobierno de gobierno de gran coalición, y con su socio, Albert Rivera, ha sido amable a pesar de que Ciudadanos no ha conseguido entrar ni en el Parlamento de Galicia ni en el del País Vasco. Ni rastro del sarcasmo que los magros resultados del partido naranja provocaron en Génova el domingo por la noche.

A Sánchez ha advertido Rajoy contra la posibilidad de formar un gobierno alternativo basado “en la aritmética” pero no en la “razón” o el “respeto a la voluntad de los españoles”. Como prueba de lo mal que funcionaría un experimento así, “el espectáculo” de Podemos en Castilla-La Mancha. Y mientras el tiempo corre, una triple advertencia: Cataluña- el 28, moción de confianza a Puigdemont-; la economía- ahora las cosas van bien pero la confianza está bajando y el año que viene la interinidad de notará- y el peligroso mundo exterior- desde el referéndum en Italia hasta el Brexit, pasando por la inestabilidad en Libia y la guerra en Siria.

Rajoy, en estado puro, ha concluido: “Visto lo visto, tampoco tengo yo muy claro lo que va a suceder”. Aunque sí sabe lo que no va a hacer con Sánchez: “Yo no voy a zascandilear con nadie”. A este recibimiento marianista en Génova se ha adelantado Feijoo, con su espejo, en EsRadio: “Hay un señor-Rajoy-que se ha presentado con sus defectos y sus virtudes, ese señor ha ganado y yo lo voy a apoyar”.

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