El matrimonio está a punto de cumplir cuatro décadas. "Y en estos casi 40 años hemos tenido tiempo para ver cómo va. No se puede decir que no haya funcionado. Ahora el hijo se va, la madre tiene dudas y el padre le anima a marcharse, pero eso no quiere decir que la unión esté rota". Eso es lo que cree Teresa Cunillera, diputada por Lleida durante seis legislaturas, miembro del Comité Federal y voz destacada en el seno del PSC. Ese matrimonio es el del PSOE con el PSC, dos partidos jurídicamente distintos pero que en 1978 sellaron un protocolo de unión que sigue vigente (disponible al final de este artículo).
La investidura de Mariano Rajoy ha reabierto la caja de los truenos y el PSC resiste como bastión del "no". Incluso tras la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general y el anuncio de muchos de sus fieles de que se abstendrán si lo decide el partido.
El peso de la democracia representativa vuelve a estar en el centro de la polémica. La gestora del PSOE y las principales federaciones, con Andalucía a la cabeza, advierten al PSC de que no puede votar otra cosa que lo que decida el Comité Federal, el máximo órgano entre congresos que este domingo debatirá sobre la abstención. Aunque los diputados del PSC han roto en algunas ocasiones la disciplina de voto, como otros parlamentarios, esta vez es diferente.
"Nos debemos a un reglamento, a un programa electoral y a una deliberación de órganos federales que fijan una posición, y hay 85 personas a las que les corresponde defender esa posición por ser parte del grupo", en palabras del diputado Eduardo Madina, que defiende activamente la abstención. Es de "cultura democrática" respetar la "decisión colectiva" que se adopte, dijo este miércoles en el Congreso.
Una multa de 600 euros y una foto de discordia
El PSC participa activamente en el Comité Federal como cualquier otra federación del PSOE y cuenta con una veintena de miembros. Entre ellos está José Borrell, que tras el 26 de junio defendió la abstención pero que se ha convertido en un puntal del "no". Su líder, Miquel Iceta, ha avanzado que defenderá el rechazo a Rajoy surgido de la reunión de julio pero no la abstención que previsiblemente se decidirá el domingo. Los siete diputados del PSC votarán "no", arriesgándose a una multa segura de 600 euros cada uno y visibilizando la división del conjunto del grupo socialista al que pertenecen.
La gestora del PSOE y los principales barones presionan al máximo para que el PSC cambie de posición y advierten de que el "no" puede ser la gota que colme el vaso de unas relaciones que en muchos momentos han sido tormentosas.
Revisar o romper relaciones
"El PSC es un partido hermano y, si toma una posición que pudiera ir en contra de la disciplina y en contra de lo que apruebe democráticamente el Comité Federal, evidentemente estaríamos ante una situación política diferente, que tendría que evaluarse responsablemente y con honestidad entre el Partido Socialista y el Partido Socialista de Cataluña", dijo el miércoles Mario Jiménez, portavoz de la gestora y hombre fuerte de Susana Díaz.
Desde algunas federaciones se habla ya de revisar el protocolo firmado en 1978 o incluso de romperlo, lo que llevaría al PSOE a crear un nuevo partido en Cataluña en directa competencia con su aliado actual. Es una decisión que se teme en el seno del PSC, donde lamentan la falta de sensibilidad del resto del partido hacia los socialistas catalanes, que soportan una presión doble: del PP y de los independentistas.
"No tenemos la misma sensibilidad respecto al PP que lo de otras partes de España. Porque el PP tiene la culpa, junto con los independentistas, de lo que está pasando aquí", explica Cunillera en nombre de su partido. "Ha preferido recurrir a los abogados del Estado que a la política. Acuérdate de las firmas contra el estatut, las cuñas contra Cataluña... Tenemos muy poco margen para hacer ninguna otra cosa. Y aquí somos una piña, no estamos divididos como en otras partes de España. Los dos candidatos a las primarias [Iceta y Núria Parlon] defendían lo mismo. Así que al Comité iremos con pena, porque esto es un desgarro, pero con convicción", explica.
Los puntos de fricción
El PSC y el PSOE ha pasado por sus más y sus menos. En 2013, los diputados catalanes, entonces defensores del derecho a decidir, votaron junto a CiU y rompieron la disciplina de voto. Todos salvo Carme Chacón, que no apretó ningún botón. Otros asuntos, como la financiación autonómica, han causado fricción. Pero es en lo identitario en lo que más ha chocado el PSC con el PSOE. Los socialistas catalanes defendieron durante años el derecho a decidir y siempre han considerado a Cataluña como una nación. Recientemente han propuesto una Ley de claridad a la canadiense con la que Cataluña pueda votar de común acuerdo con el Estado su independencia en caso de que fracase la reforma de la Constitución que todos los socialistas dicen defender desde 2013.
"Nuestro problema es que no tenemos un proyecto para Cataluña. Los tripartitos fueron un error y aún estamos pagando las consecuencias", dice un veterano miembro del Comité Federal. "Siempre que hacemos pactos contra natura, lo acabamos pagando. Y el PSC no es capaz de levantar cabeza", explica. "Ahora, lo que no tiene sentido es que vengan al Comité y sólo acaten las decisiones que les interesan. ¿Para qué queremos el partido?", se pregunta.
Las posibles represalias
Iceta ha anunciado que si el Comité Federal decide la abstención, convocará al Consell Nacional, el órgano homónimo del PSC, para ratificar su no. Entonces, los siete diputados tendrán que decidir si obedecen al PSOE o al PSC.
Fuentes socialistas temen que tras un "no" que comparten los siete parlamentarios, la gestora y la federación andaluza, la que tiene más peso, tome represalias que podrían comenzar por destituir a Meritxell Batet, cabeza de lista por Barcelona, de la dirección del grupo parlamentario. La respuesta más drástica podría ser la expulsión del grupo de los diputados, algo en este momento improbable.
¿Revisar la relación entre ambos partidos? "Por nosotros no se hará. Y por parte del PSOE, cuando se atemperen las pasiones, creo que tampoco. Si el PSOE crea una federación en Cataluña, desapareceremos ellos y nosotros", explica Cunillera, que se encomienda a la frase de San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuítas. "En tiempos de tribulación, no hacer mudanza. Sólo faltaría que ahora el PSOE y el PSC fuésemos a tener un problema... precisamente por Rajoy", lamenta.
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