La posición de Miquel Iceta no baila. El reelegido primer secretario del PSC acudió este martes a la sede del PSOE mientras todas las miradas estaban puestas en el Congreso de los Diputados. En Ferraz lo aguardaba Javier Fernández, el presidente de la gestora que dirige el PSOE tras la marcha de Pedro Sánchez. El objetivo: tratar de convencerlo para que defienda si quiere el “no” a Mariano Rajoy hasta el domingo, día del Comité Federal socialista, pero asuma la decisión del máximo órgano socialista en la investidura, que más que probablemente se celebrará la semana que viene.
Ambos se vieron en una tesitura que apenas habrían podido imaginar hace tan solo unas semanas. Fernández, en los zapatos de un secretario general del PSOE, aunque sin serlo, buscando que el grupo parlamentario no se rompa. Iceta, como líder del PSC, en la principal amenaza para la unidad del partido, en el Pepito Grillo de Ferraz ante una votación histórica y que no tiene precedentes en democracia: la elección de un presidente del PP gracias al principal partido de la oposición.
"Antes terceras elecciones que un gobierno de Rajoy", explicaban tras la reunión fuentes del PSC, recordando las palabras de su líder. Los socialistas catalanes no tienen, por el momento, intención de acatar la abstención que previsiblemente decidirá el Comité Federal, del que forman parte pero a la que no se sienten vinculados porque jurídicamente el PSC y el PSOE son partidos distintos.
El PSC tiene en este momento siete diputados en el Congreso de los Diputados, por lo que se ha convertido en el principal bastión del "no" a Rajoy. Partidarios de ese voto en contra hay muchos más y algunos de ellos lo expresan en público. Pero defensores de mantenerlo si el Comité Federal decide la abstención son cada vez menos.
Buenos ejemplos son Patxi López, Adriana Lastra o César Luena. Todos ellos formaron parte de la Ejecutiva que dimitió con Sánchez pero han anunciado ya que observarán la disciplina de voto defendida a capa y espada por la gestora y por el PSOE andaluz. Según advirtió este lunes Juan Cornejo, número dos del Susana Díaz en la federación andaluza, "todo lo demás, sobra" y los que pretendan votar "no" deberían renunciar al acta antes de contradecir al partido que los puso en las listas.
La docena de abstenciones posibles
El PSC es la punta de lanza del "no" a Rajoy. Lo demás, de momento, son algunos casos sueltos. Es el caso de Margarita Robles, que anunció en EL ESPAÑOL que votaría "no" por coherencia e independientemente del Comité Federal, o la diputada por Zaragoza Susana Sumelzo, que anunció en El Heraldo de Aragón que lo haría aunque supusiera "dejar la primera línea de la política".
Otros diputados que podrían abstenerse son Odón Elorza (Guipuzcoa), siempre crítico con la abstención y partidario hasta el final de un Gobierno alternativo que ya prácticamente nadie defiende. Pere Joan Pons y Sofía Hernanz, ambos de Baleares, también meditan desmarcarse de la abstención cuando se oficialice. Baleares es la única comunidad con presidente socialista defensor hasta el final de Pedro Sánchez y muy firme en el "no" a Rajoy: Francina Armengol.
Hay más federaciones con muchos recelos ante la abstención. La principal es ahora Castilla-La Mancha y, en menor medida, la Comunidad Valenciana, pero parece poco probable que se atrevan a romper la disciplina de voto.
Las relaciones PSOE-PSC, en riesgo
"Yo quiero votar "no" a Rajoy, pero no simplemente porque lo diga el PSC", explica uno de los siete parlamentarios catalanes. Tanto en el PSC como en el PSOE hay miedo por que el sentido del voto desencadene una crisis entre ambos partidos.
Aunque el PSC ha roto en alguna ocasión la disciplina de voto, por ejemplo respecto al derecho a decidir, la sensación más extendida es que esta vez el problema podría ir a mayores.
El PSC teme represalias de la líder del PSOE andaluz, Susana Díaz, una partidaria de la férrea disciplina de voto. También de la gestora dirigida por Javier Fernández. Los partidarios de la abstención han sugerido que un "no" díscolo ante Rajoy podría colmar el vaso de una paciencia que ha ido creciendo y disminuyendo en los últimos años por multitud de motivos. En varias ocasiones se ha invocado la posibilidad de revisar los acuerdos entre PSOE y PSC, algo que para algunos sería inevitable si los siete diputados catalanes traicionan al resto del grupo, contribuyendo a que se visibilice en el Congreso la ruptura del partido.
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