"Había que coser, pero parece que nos hemos quedado sin hilo". Así define un diputado la "desagradable" reunión del grupo parlamentario socialista de este martes, que a puerta cerrada demostró que la rebelión contra los nuevos responsables del PSOE sigue viva.
La reunión, previa al inicio del pleno de este martes, saltó por los aires cuando Odón Elorza, diputado por Guipúzcoa, pidió explicaciones al portavoz de la Gestora socialista, Mario Jiménez, por los cambios de portavoces en las comisiones parlamentarias, que se saldaron con varios diputados sanchistas relevados o relegados a cargos menores. Dos diputadas que votaron "no" fueron incluso expulsadas de la dirección del grupo parlamentario.
A partir de la intervención de Elorza, varias intervenciones en diversos sentidos agrietaron aún más la confianza entre los 84 diputados del grupo, cuya cohesión es clave para muchas votaciones por venir en la legislatura.
Crítica a la capacidad de los portavoces
Varios diputados represaliados por su "no" a Mariano Rajoy se quejaron ante el presidente de haber sido relevados o cambiados de portavocía por una cuestión de "confianza", pero también de "capacidad", según dijo el jueves pasado Jiménez en una rueda de prensa. Los críticos se quejaron también de enterarse por la prensa de los cambios y que nadie en la Gestora los hubiese llamado mientras seguían recibiendo convocatorias de la cámara.
Los más críticos fueron Elorza, María Luz Marínez Seijo (Palencia), Sofía Hernánz (Baleares, que además ha sido expulsada de la dirección del grupo) y César Luena, ex secretario de Organización, que se quejó de las formas.
"¿Qué pensabais?"
Otros diputados, más en sintonía con las tesis de la Gestora, como Eduardo Madina o Soraya Rodríguez, defendieron los cambios y recordaron que cuando cambia la dirección del partido suelen hacerlo otros cargos clave en el Parlamento. Madina aseguró sentirse estupefacto por la falta de "cultura de partido" de los díscolos. Rodríguez, que los críticos hablaban para alimentar a los medios y en perjuicio del partido.
Según varios diputados, fue la reacción del propio Jiménez, que fue a comunicar los cambios, lo que avivó el enfrentamiento. "Mario nos dijo: ¿Qué os pensabais, que el voto de investidura no iba a tener consecuencias? Su respuesta fue una humillación y una crítica al voto en conciencia", explica un parlamentario.
La reunión fue muy "dura", según la mayoría de diputados consultados, y eso evidencia que el PSOE está, lejos de pacificarse, levantado en armas.