Casi un mes después, Pedro Sánchez volverá a hablar. Pero entre los dirigentes del PSOE, cada vez menos quieren escucharle. Como publicó este periódico ayer, el ex líder del PSOE reaparecerá rodeado de algunos diputados que votaron "no" a Mariano Rajoy en contra del Comité Federal y con José Antonio Pérez Tapias, antiguo rival suyo en las primarias de 2014 en las que fue elegido secretario general.
Sin embargo, no se espera que aparezcan secretarios generales autonómicos, ni siquiera aquellos más próximos a él, como Sara Hernández (Madrid) o César Luena (La Rioja), el que fuera su número dos en el partido.
Los próximos a Sánchez argumentan que prefieren un acto sencillo y que ni siquiera lo han organizado ellos, aún a sabiendas de que la mera presencia del ex secretario general será motivo de atención de muchos medios de comunicación y dirigentes del partido.
Sánchez compartirá una mesa redonda con cuatro participantes para que el acto no sea visto como un baño de multitudes. Pero no lo sería de todos modos, al menos no se prevé que se convierta en una demostración de fuerza orgánica. Los partidarios de Sánchez han pasado de llevar el timón de Ferraz a retirarse a los cuarteles de invierno. Ya no son el sector oficial sino el crítico.
Son la resistencia ante una Gestora sin excesivo peso político pero que habla por Susana Díaz y otros barones clave, como Guillermo Fernández Vara, que esta semana fue arropado en Madrid por la propia Díaz, Alfredo Pérez Rubalcaba, el núcleo duro del grupo parlamentario en el Congreso y hasta José Bono en la presentación de un libro firmado por el hijo del presidente de Extremadura. Sánchez va perdiendo entre los dirigentes del partido, pero lo fía todo al favor de la militancia.
Sánchez vuelve, pero también Zapatero
Mientras Sánchez reaparece este sábado en Xirivella (Valencia), el sector oficial celebra un acto en Toledo con la presencia de José Luis Rodríguez Zapatero, que hasta ahora ha estado oficialmente muy discreto y sin apenas hacer declaraciones, a diferencia del otro expresidente socialista, Felipe González. La ocasión son unos premios de Juventudes Socialistas a la Igualdad y la lucha contra la violencia de género. Allí también estarán Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, y la diputada Soraya Rodríguez, una de las más próximas a la Gestora.
Mientras, Susana Díaz sigue cosiendo, o tendiendo puentes, la ocupación oficial del PSOE dirigente. La amenaza de ruptura con el PSC por su insubordinación ante el Comité Federal, alentada desde sectores del PSOE andaluz y la Gestora, ha llevado a Miquel Iceta a emprender una campaña de seducción. El miércoles dio un discurso en Madrid donde defendió las tesis clásicas del PSC pero se esforzó en mostrar cercanía con el PSOE.
Los socialistas catalanes reconocen la lógica aplastante de quienes les reprochan haberse implicado al máximo en contra de la abstención ante Rajoy dentro del PSOE para después ignorar lo que decidió el conjunto del partido. Temen además alguna solución drástica por parte del PSOE, como la expulsión de los representantes del PSC de la Ejecutiva federal o de los órganos de decisión, como el congreso que en unos meses deberá elegir un nuevo líder. Pero temen además que el PSOE y el PSC pasen de tener una propuesta territorial para España llena de incertidumbre a quedarse sin nada que ofrecer en ese plano, algo que desbarataría los pilares de ambos partidos.
El PSC, el elemento débil
El PSC parece ser el elemento más débil en la negociación de una nueva relación entre socialistas españoles y catalanes, que el próximo viernes será debatida en la primera reunión de un grupo de trabajo de ambos partidos.
Por ese motivo, Iceta busca a toda costa preservar el actual modelo de relación con las menores rebajas posibles. Este miércoles, tras su discurso, se dejó caer por el acto donde estaban Díaz y Vara con el único objetivo de llevarse una foto que mostrase la sintonía personal que hay entre ellos. Al día siguiente, se reunió en Sevilla con Díaz en una reunión de dos horas y media cuyo contenido no ha trascendido.
Díaz, por su parte, cada vez está más presente en medios de comunicación nacionales. Está cimentando una imagen que trascienda Andalucía y la haga aparecer como la única candidata obvia al congreso del PSOE. La semana que viene viajará incluso a Bruselas, en su segunda visita oficial como presidenta, como adelantó la semana pasada este periódico.
Lo hará tras haber consagrado la neutralidad del PSC en el congreso del PSOE. Sánchez perdía así uno de los pocos apoyos orgánicos que le quedaban. Iceta, más preocupado por salvar la relación PSC-PSOE que por seguir volcado en la batalla por el liderazgo, pretende adoptar un discreto segundo plano que permite a Díaz seguir avanzando hacia los mandos del socialismo español.
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