Nacho Prendes (Gijón, 1965) está pasando las Navidades entre Asturias y Madrid. La Mesa del Congreso no descansa en estas fechas pese a que los plenos están paralizados y la actividad parlamentaria, a medio gas.
Vídeo: Jorge Barreno
Prendes es el vicepresidente primero de la cámara baja y uno de los diputados más experimentados de Ciudadanos por su pasado en el Parlamento de Asturias. Las distintas opciones para formar mayorías que ofrece el actual hemiciclo han dado una mayor relevancia a la Mesa, que semanalmente ordena el trabajo parlamentario y debate los vetos del Gobierno en el conflicto de atribuciones entre el poder Ejecutivo y el Legislativo.
Prendes pide paciencia al pacto de investidura con Mariano Rajoy y confía en que al final de la legislatura Ciudadanos pueda presentar una mochila cargada de reformas. Pero también asegura que el PP está jugando a salvar al PSOE con acuerdos como el techo de gasto, la subida de impuestos y el decreto energético.
Sobre el futuro de Ciudadanos y su refundación nacional, Prendes dice que el partido está llamado a representar a una "tercera España" alejada de la polarización izquierda-derecha. En su opinión, el debate y la discrepancia es sana. "Lo importante es cómo ponemos esta organización al servicio de un proyecto político", asegura.
¿Cómo está siendo su trabajo en la vicepresidencia del Congreso?
Apasionante, porque es evidente que el Congreso ha ganado protagonismo en la vida política. La pluralidad de la Cámara hace obligatorio un ejercicio continuo de diálogo y de alcanzar acuerdos. El trabajo está siendo especialmente intenso y gratificante. El nuevo escenario abre todo un mundo de posibilidades.
Madrid es como una sucesión de pequeñas ciudades provincianas adosadas unas a otras.
¿Cómo ha sido la transición de Asturias a Madrid?
El mayor coste ha sido personal. Me ha obligado a separarme de la familia y estar aquí (Madrid) prácticamente toda la semana. Ahora me hijo se ha venido a vivir conmigo porque ha empezado a estudiar la carrera aquí y eso hace que haya recuperado parte del núcleo familiar. El otro 50% se ha quedado en Gijón (mujer y otro hijo). En el escenario parlamentario no me he encontrado excesivamente desubicado. Venía de una experiencia intensa en Asturias que requirió mucho trabajo. Fue como un período de training muy intenso y aprendí muchas cosas en poco tiempo.
¿Qué es lo que más le gusta de Madrid?
Me ha sorprendido, en contra lo que yo creía, que es una ciudad nada agresiva. Es una ciudad construida como una sucesión de pueblos. Si vives en Chueca es como si vivieras en una ciudad de 60.000-80.000 habitantes. Si es Chamberí, vives en otra ciudad pequeñita. Son como pequeñas ciudades provincianas adosadas unas a otras. Puedes encontrar un entorno de barrio a nada que lo busques. Lo que impresiona para uno de provincias son las magnitudes y las distancias. Quizá la gestión del tiempo es lo que me está costando más.
¿Y la gestión del pacto de investidura de Ciudadanos con el PP? ¿Cree que está funcionando?
Llevamos prácticamente un mes de legislatura efectiva. Y en ese tiempo hay que valorar las cosas que se han puesto en marcha. En el ámbito parlamentario hay ocho subcomisiones que van a trabajar sobre ocho temas fundamentales, como la reforma de los autónomos y el pacto educativo. Se ha ampliado a un mes el permiso de paternidad a partir del 1 de enero. Y hay compromisos en el marco de la regeneración muy importantes también. En poco más de un mes es muy difícil que se pudiese hacer más. A partir de ahí, somos conscientes de que en muchas cuestiones se va a necesitar al PSOE, porque la suma de PP y Ciudadanos no es suficiente y porque es bueno. En esta legislatura hay que abordar cambios estructurales y no cosméticos.
El Gobierno ha actuado con una doble cara: depende de quien tengas de interlocutor el mensaje puede ser uno o puede ser otro.
Pero el techo de gasto, la subida de impuestos, el decreto energético... ¿Les está metiendo el PP demasiados goles?
Hay un cierto juego por parte del PP de salvemos al PSOE en este momento y démosle un poco de visibilidad para que se visualice que consigue cosas. Supongo que forma parte del juego político. A nadie se le escapa que si no está Ciudadanos en el escenario político actual seguramente no habría gobierno y seguramente todas esas medidas que se están poniendo en marcha serían vagas promesas.
La batalla y la pelea por quién se cuelga la medalla y quién tiene visibilidad me resulta algo infantil y supongo que forma parte del regate corto de la política, teniendo en cuenta la difícil situación del PSOE. Pero la trascendencia y el peso de Ciudadanos está siendo muy importante. Cuando los ciudadanos vean la foto completa de la legislatura, estoy seguro de que llegaremos al final con una mochila cargada de cambios trascendentes.
¿Cree que han cometido errores de bulto en la negociación? Por ejemplo, ustedes dijeron que no votarían a favor de un techo de gasto inferior al del año pasado y al final lo han aceptado.
Hay determinadas cosas que no nos pueden pedir y no las vamos a aceptar, como por ejemplo la subida de impuestos. Nosotros estrenábamos una nueva relación con el Gobierno del PP y es algo que hemos ido aprendiendo. El Gobierno ha actuado con una doble cara: depende de quien tengas de interlocutor el mensaje puede ser uno o puede ser otro. Un ministro de te dice una cosa y otro te dice otra. Seguro que en algún momento de la negociación esta situación se ha trasladado hacia fuera. Pero ojo, el problema no está en Ciudadanos. Nosotros no nos hemos inventado nada.
El Gobierno ha vetado hasta 14 iniciativas de los grupos de la oposición porque dice que afectan al Presupuesto. ¿Es partidario de que el Congreso levante esos vetos?
Somos partidarios de respetar el esquema constitucional de separación de poderes y las atribuciones que cada poder tiene. La Constitución lo dice claramente. El Gobierno tiene capacidad para vetar aquellas proposiciones de ley que supongan un aumento del gasto y una disminución de los ingresos. La atribución para vetar o no vetar es exclusiva del gobierno. Y no vamos a traspasar esa atribución al órgano de gobierno del poder legislativo.
Algunos estarían encantados de acabar con el sistema desde dentro. Nosotros en todo caso controlamos el ejercicio arbitrario o irracional de ese poder. El Tribunal Constitucional ha definido claramente que si esos vetos son arbitrarios o manifiestamente irrazonables, dicción literal, en ese caso habría justificación para que la Mesa levantara el veto y recuperase la tramitación de ese proyecto de ley.
Entonces la Mesa del Congreso no puede hacer nada.
La Mesa no veta, la Mesa no tiene el poder de vetar. Es una competencia exclusiva del Gobierno que ejerce según su criterio. Es posible que en algún caso no se vete una proposición de ley que tenga incidencia presupuestaria, porque al final el Gobierno tiene la atribución para hacerlo o no. Así lo marca la Constitución y no vamos a alterar el sistema de reparto de poderes. A otros, todo lo que sea erosionar nuestro modelo constitucional les parece bien. Nosotros no vamos a contribuir a eso.
Ciudadanos ha contribuido a levantar dos vetos: el de la paralización de la Lomce y el de los trabajadores subcontratados.
Nos parecía que no había justificación de carácter presupuestario y nos parecía que el veto del Gobierno era arbitrario. Por eso votamos en contra.
¿Y si el Gobierno recurre al Constitucional?
Tenemos pendiente todavía el conflicto de atribuciones de la legislatura pasada por la negativa del Gobierno a someterse al control de la Cámara cuando estaba en funciones. Y eso está pendiente de resolución por parte del Constitucional. No es bueno continuar incrementando el número de conflictos convirtiendo a este Tribunal en un legislador positivo, que es para lo que no está.
No es bueno incrementar el número de conflictos entre el Gobierno y el Parlamento convirtiendo al TC en un legislador positivo, que es para lo que no está.
Hemos respetado escrupulosamente la competencia del Ejecutivo. Sería absolutamente gratuito y sería muy irresponsable por parte del Gobierno continuar por el camino del conflicto de atribuciones. Sobre todo en el asunto de la Lomce, cuando ellos mismos han planteado un decreto de ley paralizando las reválidas, o en la equiparación de condiciones de los empleados subcontratados.
¿Se avecina una crisis en Ciudadanos por los nuevos Estatutos y el nuevo ideario del partido?
Espero participar en el congreso si mis compañeros me eligen. Los delegados son elegidos con primarias y se debatirán estos documentos. Son borradores y tenemos que debatir y discutir. Lo que está pasando es muy natural. Ciudadanos es un partido en fase de construcción. En apenas dos años como organización política nacional no ha tenido tiempo de parar un poco la máquina electoral, sentarse y organizarse internamente para ordenar un estructura que ha crecido desmesuradamente. Si alguien cree que todo eso se puede hacer sin generar tensiones y sin generar debate es que no sabe de qué va esto de la política. Ciudadanos lo que tiene es sobre todo futuro.
A usted le parece discutible que se pueda a expulsar a un afiliado por "discrepancias graves" con la línea del partido.
Todo es debatible y discutible. Somos un partido donde el debate es muy abierto y se está viendo. La estructura y la organización están al servicio del proyecto político y no al revés. El partido no puede ser un fin en sí mismo. El partido es un instrumento, es una organización al servicio de un proyecto político. Y para mí el proyecto político de Ciudadanos es la construcción de ese proyecto liberal, progresista, centrado y nacional.
La articulación política de la tercera España recae ahora mismo en Ciudadanos. Tenemos que dotarnos de una organización y una estructura al servicio de un proyecto político liberal, progresista, centrado y nacional, y no al servicio de otro interés.
¿Cuál debería ser el proyecto político de Ciudadanos?
La articulación política de la tercera España, que desgraciadamente en nuestro país fracasó en el pasado y es la fuente de enfrentamientos muy cruentos en nuestro país. La articulación política de esta tercera España recae ahora mismo en Ciudadanos.
Tenemos que dotarnos de una organización y una estructura al servicio de ese proyecto político y no al servicio de otro interés ni personal ni colectivo. Hay gente que ve en las cuestiones internas, de organización, de estructura un fin en sí mismo y lo convierte en el centro de la batalla. Yo espero que el próximo congreso sea un debate de políticas, de ideas, de qué proyecto queremos para España y qué proyecto le vamos a ofrecer a los españoles.
A partir de ahí, el segundo escalón, pero secundario, para servir a este proyecto es la estructura. En Ciudadanos hay que construir esta estructura prácticamente desde cero. Este partido no tenía una estructura pensada para los retos que ha tenido que afrontar. En ese debate tendrán un peso decisivo los afiliados. Espero que la gente se dé cuenta de lo importante y lo asuma con responsabilidad para no convertir en problema lo que no debería de serlo.
¿Qué opina de las críticas de Rosa Díez, que le acusó de "corrupto y tránsfuga"?
Aspiro a que algún día dejen de preguntarme por Rosa Díez, pero todavía no ha llegado ese tiempo. Lo que le tenía que decir se lo dije a ella personalmente en el sofá de piel roja de su despacho de la calle Cedaceros de Madrid hace bastante tiempo. Se lo dije personalmente en directo y no voy a hablar con ella a través de las redes sociales y los medios de comunicación. Sabe lo que pienso, lo supo siempre y nada más.
Lo que tenía que decirle a Rosa Díez se lo dije personalmente. Y no voy a hablar con ella a través de las redes sociales y los medios de comunicación.
¿Por qué se llama su blog 'El hijo del ferroviario'?
Yo crecí en un entorno de trenes de cercanías, también de largo recorrido. Vivíamos en frente de la estación. Mi padre tenía un sofá por el que miraba la ventana si algún tren entraba retrasado. Empezó con 14 años y estuvo en la misma empresa hasta que se jubiló como jefe de la línea Gijón-Ferrol. El coche en mi casa entró tarde. Los desplazamientos de la familia se hacían en tren. Yo estudié en Oviedo yendo y viniendo en tren. El acostumbrarte al tren te da una manera especial de ver la vida con más tranquilidad, con más horizonte, más lenta, con más pausa y que además te permite descender a los detalles. Supongo que eso tiene influencia en la personalidad y en la vida.
Así que peleará por la llegada de la alta velocidad a Asturias.
Es una imperiosa necesidad. Es un compromiso no del ministro de Fomento, sino de Mariano Rajoy que está firmado con Ciudadanos. Espero que cumpla. Es de toda justicia que Asturias cuente con esa alta velocidad. Y que se rompa esa última barrera física que queda y que impide la conexión de Asturias con el resto del país y de Europa que es la cordillera cantábrica y la variante de Pajares.
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