Podemos vive el momento más difícil de su historia. Las diferentes corrientes andan a la gresca con el horizonte de su segunda Asamblea Ciudadana, conocida como Vistalegre II, que se celebrará en Madrid entre los días 10 y 12 de febrero. Hasta 460.000 inscritos pueden votar y, por ello, tienen en su mano el futuro de la formación. Desde ahora, en pleno incendio interno, hasta entonces se sucederán varios acontecimientos que dibujarán el camino del partido que dirige Pablo Iglesias. Para entender qué está pasando y qué pasará en este mes, es necesario tener en cuenta una serie de claves sobre la formación de los círculos.
Los documentos de cada corriente
Una vez terminadas las vacaciones navideñas y cuando, previsiblemente, se calmarán las aguas turbulentas de los últimos días, llegará el momento de empezar a preparar el camino hacia Vistalegre II. Muchas incógnitas están por despejar, pero lo seguro es que las distintas corrientes en liza, pablistas, errejonistas y anticapitalistas, tendrán que alumbrar y hacer públicos los documentos organizativos que proponen para delinear cómo debe ser Podemos en el futuro.
Todos los sectores en liza están de acuerdo en “descentralizar” el partido morado, para lo que quieren otorgar más peso a los territorios, restar poder a la secretaría general y recuperar el papel de los círculos. También todos dicen que quieren que a partir de Vistalegre II los dirigentes del partido solo puedan ostentar un cargo de relevancia y no compaginar dos o tres puestos importantes. Los sistemas de elección del Consejo Ciudadano, máximo órgano entre congresos, y de la ejecutiva también estarán sobre la mesa y, a priori, no parece problemático que haya acuerdos.
Menos acuerdo existe sobre otras cuestiones de importancia como la relación que debe establecerse con Izquierda Unida y otras formaciones confluyentes. Los errejonistas son partidarios de mantenerse lejos de Alberto Garzón y los suyos. Los pablistas y los anticapitalistas apuestan por estrechar los lazos, pero con independencia orgánica de los diferentes partidos. ¿Qué propondrán para llevar a cabo esa tarea? Este es uno de los grandes misterios por resolver en el seno del partido morado. Y, de hecho, será uno de los ejes del debate político que se avecina.
Negociaciones para evitar la confrontación
Una vez presentadas las hojas de ruta de cada corriente, será el momento de empezar a negociar a contrarreloj para alcanzar, si es posible, un acuerdo entre distintos. Pablo Iglesias ha dicho que se va a “dejar la piel” por evitar la confrontación de listas. E Íñigo Errejón ha afirmado que las bases quieren acuerdos. El problema es que se antoja cuanto menos complicado que haya fumata blanca. Si bien es cierto que en las cuestiones organizativas ya citadas el quorum puede ser sencillo, no ocurre lo mismo, ni mucho menos, sobre las personas que deben ocupar los puestos de dirección. Cada corriente tiene sus propios candidatos. Y esta pelea de poder entronca directamente con el sistema de votación elegido para Vistalegre II.
La propuesta de Pablo Iglesias y Pablo Echenique que resultó ganadora en la consulta a las bases obliga a que los inscritos de Podemos voten al mismo tiempo los proyectos organizativos y las candidaturas en la Asamblea Ciudadana. Por ello, para que haya acuerdo y no haya una batalla entre corrientes, los pablistas, los errejonistas y los anticapitalistas tendrían que llegar a un pacto sobre cómo se organiza Podemos y sobre quiénes lideran dicha organización a partir de ahora.
El clima de tensión en el partido morado ha crecido sobremanera en las últimas semanas. La división antes negada por unos y otros ha alcanzado ahora mismo su nivel más elevado. Los cruces de acusaciones y reproches se han convertido en el pan de cada día. Con esos mimbres, no parece fácil que haya un pacto para evitar la pelea a cara de perro.
La decisión de Iglesias, las candidaturas alternativas y el plebiscito
En este contexto, es obvio que la última palabra será para Pablo Iglesias. El secretario general tiene en su mano tres opciones: apostar a toda costa por un pacto con los errejonistas que sumaría al 80% del partido morado; llegar a un acuerdo con los anticapitalistas -juntos, serían no menos del 50%- para vencer a la corriente de Errejón y los suyos; cerrar una alianza con todas las corrientes integrando a dirigentes de todas ellas.
Entre los afines a Iglesias prefieren una alianza con los anticapis para laminar a los errejonistas. Y, de hecho, entre los propios seguidores de Errejón creen que el acuerdo será complicado. La opción más probable, así las cosas, es que haya pacto entre Iglesias y la corriente que lideran Miguel Urbán y Teresa Rodríguez. Si tal acuerdo llega, Errejón y los suyos darán la batalla en la Asamblea Ciudadana presentando una candidatura alternativa tanto en los nombres como en las propuestas.
Los estatutos de Podemos permiten que una corriente presente proyectos y listas al Consejo Ciudadano pero sin pelear por la secretaría general. Entre los errejonistas, aseguran que no piensan disputar a Iglesias el liderazgo. Ocurre, sin embargo, que el propio líder ya ha convertido esta futura votación en un plebiscito al vincular su suerte personal a la de las propuestas que presente. En otras palabras, si hay disputa entre pablistas-anticapis y errejonistas, se estará decidiendo también si Iglesias sigue siendo el líder tras Vistalegre II.
¿Habrá 'purga' posterior?
Esta es la gran cuestión que sobrevuela el particular universo de Podemos. Si, como parece más probable, hay disputa entre las corrientes, ¿el ganador -previsiblemente Iglesias- purgará a los perdedores -los errejonistas-? Sin duda, el sistema de votación diseñado por Echenique y refrendado por las bases, no ayuda a que exista demasiada pluralidad porque premia a la lista más votada, de forma que los vencedores tendrán en su mano laminar o no a los vencidos, como ha ocurrido con José Manuel López en Madrid tras las primarias.
En román paladino, quien gane en Vistalegre II tendrá todo el poder para decidir qué ocurre con el rumbo de Podemos. Y los errejonistas dan por hecho que, si pierden, Errejón dejará de ser el secretario político del partido morado. De hecho, el propio afectado no ha descartado la posibilidad de ser purgado si pierde frente a Iglesias.
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