El independentismo se anotaba este martes una victoria moral en el Congreso de los Diputados a poco más de una semana del referéndum del 1 octubre. Por sorpresa, la mayoría de la Cámara rechazaba una moción de Ciudadanos en defensa del Estado de Derecho y la actuación del Gobierno en Cataluña por 166 votos en contra, 158 a favor y 5 abstenciones. Un resultado que evidencia una división entre las formaciones constitucionalistas y también en el seno del PSOE.
El Gobierno, aunque simbólicamente, también salía debilitado del envite en un momento de confrontación con las autoridades catalanas y de tensión en las calles. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, restaba importancia a lo ocurrido y el PSOE decía que mantiene su respaldo a la actuación del Gobierno. En todo caso, Mariano Rajoy veía este martes cómo la mayor parte del Congreso votaba contra su estrategia, en una inesperada alianza de voto entre PSOE, Podemos y los independentistas.
El PSOE y Ciudadanos se alejan
La moción de Ciudadanos ya provocó un rifirrafe con el PSOE cuando se registró la semana pasada. Y las horas previas al debate no auguraban un acercamiento de posturas. Rivera se desmarcó de la comisión territorial propuesta por Pedro Sánchez. De hecho, Ciudadanos fue el único partido que se posicionó en contra de la misma. Rivera dijo que no pensaba "pastelear" con los independentistas en ese foro. El PDeCAT tiene intención de participar en la comisión.
A pesar de ello, PSOE y Ciudadanos negociaron durante todo el día una nueva moción. La propuesta original de Ciudadanos tenía cuatro puntos. El PSOE añadió otros tres. El principal punto de fricción es que los socialistas querían apelar al diálogo con los independentistas, mientras en el partido naranja se limitaban a reclamar a los separatistas el cumplimiento estricto de la ley. Finalmente, no hubo acuerdo.
Lo ocurrido este martes en el Congreso es más un síntoma que otra cosa. Porque lo cierto es que la distancia que ahora mismo separa a Pedro Sánchez y Albert Rivera crece cada día y parece insalvable. Los otrora socios en El Pacto de El Abrazo ya no sintonizan.
La división en el PSOE
La negativa del PSOE a apoyar la propuesta de Ciudadanos tras un bronco debate dividía al Grupo Socialista. En los minutos previos a la votación en el hemiciclo, un grupo de diputados considerados susanistas se reunían en el patio del Congreso, en lo que parecía un conato de rebelión ante un posible voto del grupo en contra de la iniciativa de Rivera.
Tras debatir sobre qué hacer, finalmente decidían acatar la decisión de los sanchistas liderados por José Luis Ábalos y Margarita Robles. Sin embargo, en la votación cuatro de sus diputados rompían la disciplina de voto; tres de ellos supuestamente por un error y una, la susanista Soraya Rodríguez, de forma consciente porque, según confesión propia, no podía votar "contra el Estado de Derecho en un momento como este".
Fuentes del PSOE se apresuraban para negar la división en su seno a este respecto. Sin embargo, la imagen fue de dos almas de un partido donde no se ha enterrado el hacha de guerra. En conversación con EL ESPAÑOL, uno de los diputados críticos con Sánchez aseguraba que la posición del PSOE había sido "extravagante", porque "no se puede apoyar el artículo 155 y votar contra el Estado de Derecho".
Rivera, por su parte, mostraba su enfado -"qué vergüenza", decía en su escaño-, decía no entender lo ocurrido y criticaba que "el PSC ha tomado al PSOE". En Podemos se mostraban contentos porque "hemos movido al PSOE hacia nuestras posiciones". Y las formaciones independentistas catalanas aplaudían, dentro y fuera del hemiciclo, el hecho de que el Congreso no hubiera respaldado la estrategia de Rajoy.
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