Carles Puigdemont es el cabeza de Junts per Catalunya, su lista instrumental al margen del PDeCAT para el 21-D. El ex presidente es candidato pese a estar huido de la Justicia española en Bélgica. Lo que no está claro todavía es si Puigdemont podrá votarse a sí mismo. Si quiere ejercer su derecho al voto desde Bruselas, tiene de plazo hasta el próximo miércoles para acudir en persona al consulado de España en Bélgica y pedirlo. Puigdemont tiene otras dos opciones: renunciar al voto o regresar a España y acudir a su colegio electoral de Girona el 21-D, en cuyo caso sería detenido.
Ni Puigdemont, ni los ex consejeros huidos pueden escapar del voto rogado si quieren depositar su papeleta desde Bélgica. El Ministerio de Exteriores habilita dos vías para los españoles en el extranjero ante cualquier proceso electoral. Por un lado están los residentes permanentes en el exterior. Por otro, los residentes temporales. Todos ellos configuran el Censo Electoral de los Residentes Ausentes (CERA). La ley obliga a los temporales a rellenar un formulario en su consulado más cercano para pedir el voto.
No puede ser detenido en el consulado
A pesar de que las embajadas son suelo español a todos los efectos, Puigdemont no podría ser detenido en el interior del consulado. Los agentes de Policía destinados en el exterior no cumplen tareas de Policía Judicial porque están en un país extranjero y, por lo tanto, fuera de la jurisdicción nacional.
El ex presidente no se arriesga a una detención. Pero sí a un deterioro de la imagen de perseguido por España que se ha querido construir desde que huyó a Bélgica. Los primeros pasos de la campaña de Puigdemont para el 21-D son los de un candidato que se arroga la presidencia legítima de Cataluña y dice encabezar un Govern en el exilio. Este perfil quedaría seriamente dañado si se presenta como un ciudadano más en el consulado, hace cola en ventanilla y se somete a la legislación española para pedir el voto. Puigdemont se autodenomina presidente en el exilio en Twitter, pero en el formulario oficial de Exteriores no va a poder escribir "President de la Generalitat" en la casilla de ocupación.
El consulado puede aceptar o rechazar la solicitud, pero fuentes consultadas por EL ESPAÑOL aseguran que la instrucción general es favorecer la participación ante cualquier proceso electoral. Lo más normal, dicen, es que se autorizase la petición de Puigdemont y los ex consellers. Todos ellos afrontan un proceso de entrega por euroorden y se han comprometido ante la justicia belga a no abandonar el país hasta su resolución. El juez ha fijado una nueva vista para el 4 de diciembre.
El plazo para solicitar el voto finaliza el 22 de noviembre. Este proceso tiene una particularidad. Los españoles que piden votar en el extranjero no pueden hacerlo en España. Es decir, si Puigdemont utiliza esa vía quiere decir que a priori renunciaría a regresar a España antes del 21-D. Todo parece indicar que la euroorden no se resolverá hasta después de las elecciones.
Volver antes del 21-D
Si no acude al consulado antes del miércoles, Puigdemont abriría la puerta a un abanico de especulaciones sobre sus planes de campaña. Una opción es que renuncie a votar y culpe al Estado opresor, como hace habitualmente, de no permitírselo.
Pero existe una tercera vía, que la mayoría de partidos ve factible. Muchos de ellos creen que la verdadera intención de Puigdemont es regresar a Cataluña en los días previos al 21-D para poner a la Justicia española ante la tesitura de una detención a pocas horas de la cita con las urnas. Esta situación, dicen, alimentaría ese papel de mártir del procés que intenta construir. Aunque seguramente a ERC no le hiciera demasiada gracia.
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