Los pésimos resultados del Partido Popular en Cataluña (184.000 votos) han provocado que salten todas las alarmas en las direcciones territoriales del resto de autonomías. Los pilotos de emergencia se han encendido sobre todo en dos: Baleares y Comunidad Valenciana, dos regiones que se ven completamente reflejadas en lo que sucedió el 21-D y que temen un descalabro similar si la dirección nacional no "endereza el rumbo" y traza "un nuevo discurso" con el que poder recuperar al electorado perdido.
El propio expresidente de Baleares, José Ramón Bauzá, reconocía en una entrevista con EL ESPAÑOL a principios de diciembre que "la inmersión lingüística ha dado pie al adoctrinamiento en las aulas", y advertía de que "si no nos quitamos los complejos, lo que está pasando en Cataluña se repetirá en comunidades como Baleares, Comunidad Valenciana, País Vasco, Navarra y Galicia". Entre líneas, podía leerse un temor a un efecto contagio en el plano político, con el consiguiente corrimiento de fuerzas.
El pronóstico es compartido por gran parte de las bases del PP en autonomías con lengua cooficial, que critican que en las escuelas haya un adoctrinamiento a favor del separatismo y en contra de España sin que la respuesta del partido esté siendo la adecuada. Por eso piden a la cúpula del partido una "profunda reflexión", para poder hacer frente al enorme desafío secesionista que triunfa en Cataluña y que amenaza con conquistar otras plazas cercanas como Baleares o la Comunidad Valenciana. Si no lo hacen "pronto", otra consecuencia directa es "la cesión de votos a favor de Ciudadanos".
Plazas perdidas en 2015
Las direcciones autonómicas del PP trabajan ya con la vista puesta en la primavera de 2019, la fecha elegida para las elecciones municipales y autonómicas. Tanto Baleares como Valencia fueron feudos conservadores que en los comicios de 2015 cambiaron de manos, y tras dos años no hay síntomas de recuperación por parte de los populares.
De momento, el presidente del partido en Baleares, Biel Company, todavía no sabe lo que es ganar unas elecciones y en la Comunidad Valenciana la presidenta de la formación, Isabel Bonig, no tiene siquiera candidato para la ciudad de Valencia, que gobernó durante más de veinte años la fallecida Rita Barberá.
Desde que el PP perdió el poder en la Comunidad Valenciana, ha centrado parte de su oposición en denunciar el giro en materia de Educación. Sin embargo, las denuncias de su líder regional no han sido respaldadas con demasiada firmeza por el Ministerio de Educación. Otra reivindicación perdida.
Una bandera arrebatada por Cs
Tanto en el PP de Baleares como en el de la Comunidad Valenciana reconocen que esta es una bandera "arrebatada" por Ciudadanos, un partido que en Cataluña ha sacado diez veces más votos que el PP. "Si no somos capaces de entendernos con ellos en un tema tan delicado como el adoctrinamiento, estamos muertos, porque la posición que defendemos en el fondo es la misma", argumentan. El problema es que tanto el PP como Cs pelean por un mismo electorado y en un no tan lejano 2019 los dos partidos tendrán que medir sus fuerzas en las urnas.
Sin embargo, en Génova, sede central de los populares, siguen sin reaccionar, bien porque no temen que el partido de Rivera pueda darles un buen bocado en esas comunidades, bien porque no tienen capacidad de respuesta. En Cs, sin embargo, sí creen en el efecto Arrimadas: "Si somos capaces de presentar buenos candidatos, repetiremos el éxito de Cataluña", confiesan en privado.
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