"Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe de ser la verdad" solía decir Sherlock Holmes en las novelas de Arthur Conan Doyle. Una frase perfectamente aplicable a la incógnita que en estos momentos ha puesto al borde del ataque de nervios al Gobierno en pleno: "¿Qué hará hoy Carles Puigdemont?".
Descartada la teleportación por la inexistencia de una tecnología lo suficientemente avanzada, las opciones que le quedan al fugitivo de la justicia y candidato a la presidencia de la Generalidad son la renuncia, el enroque o la comparecencia por sorpresa en el Parlamento.
La primera opción supone su caída en el olvido y la probable investidura de Elsa Artadi o algún otro secundario no imputado por los delitos de rebelión, sedición y malversación. La segunda conduce a nuevas elecciones.
La tercera es la opción más temida por el Gobierno y la más deseada por las bases independentistas, aunque no está nada claro que sea también la preferida por ERC, la CUP e incluso el propio partido de Carles Puigdemont. Sus dificultades son, todas, de tipo logístico. ¿Cómo trasladar un cuerpo humano de 1,80 metros y aproximadamente 80 kilos desde Bruselas hasta Barcelona sin ser descubierto por el CNI, la Guardia Civil o la Policía Nacional?
1. En el maletero de un coche (probabilidad: MEDIA)
Resulta difícil imaginar a Josep Tarradellas llegando a Cataluña en el maletero de un Simca 1000 y pronunciando la mítica frase "Ja sóc aquí, tot i que una mica contracturat" ("Ya estoy aquí, aunque un poco contracturado"). Pero si algo ha demostrado Carles Puigdemont es no tenerle ningún miedo al ridículo siempre y cuando le acompañen en su caída desde las más altas cotas de la vergüenza ajena Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría.
2. Con paracaídas (probabilidad: MUY BAJA)
El domingo 21 de este mes, ocho agentes de la Guardia Civil se presentaron en el minúsculo aeródromo del pueblo de San Fruitós del Bagés (8.000 habitantes), una pista que sólo se utiliza para la práctica del paracaidismo, con el objetivo de comprobar el registro de entradas y salidas. La probabilidad de que Carles Puigdemont se lance en paracaídas sobre el Parlamento catalán repele a la lógica, pero estamos hablando de nacionalismo catalán: son capaces de eso y más.
3. En helicóptero (probabilidad: MEDIA)
El predecesor de Puigdemont en el cargo ya se vio obligado en una ocasión a entrar en el Parlamento de Cataluña en helicóptero. Fue en junio de 2011, cuando ese cuerpo armado de 17.000 hombres llamado Mossos d'Esquadra fue incapaz de evitar que unos cuantos cientos de adolescentes hiperventilados rodearan el Parlamento e impidieran el acceso a los miembros del Gobierno, a los diputados y al personal de la Cámara.
4. Por mar (probabilidad: MEDIA)
No descarten la posibilidad porque de casta le viene al galgo lo de buscarse la vida por tierra, mar y aire. ¿Sabían que el abuelo de Puigdemont se refugió durante la Guerra Civil en la Sierra de Cádiz? Lo hizo junto a su cuñado, párroco de la iglesia de Benaocaz. Huía, ironías de la vida, de los comunistas. En 1940, el muy católico Francisco Puigdemont Padrosa volvió a Cataluña con su más preciado tesoro: dos uniformes negros de la Falange, que regaló a dos de sus hijos. Uno de ellos era Xavier, el padre de Carles Puigdemont.
5. Por las alcantarillas (probabilidad: DESCARTADA)
Ya habrán visto las imágenes de la Guardia Civil inspeccionando durante esta semana las alcantarillas que rodean y pasan por debajo del Parlamento de Cataluña. En realidad, es un paripé organizado por el ministerio del Interior: el tamaño de las alcantarillas no permite el paso de un cuerpo humano, y mucho menos el acceso al Salón de Plenos del Parlamento sin una ducha previa.
6. Disfrazado de mariachi o de repartidor de pizzas (probabilidad: BAJA PERO OJO CUIDADO)
Forocoches y sus celebradas performances han marcado el camino. Aunque los accesos al Parlamento estarán fuertemente custodiados (por los Mossos d'Esquadra, que es como decir que no lo estarán) no debería descartarse la probabilidad de que Carles Puigdemont logre cruzar la barrera policial disfrazado de mariachi o de repartidor de pizza.
7. Disfrazado de Carles Puigdemont (probabilidad: MEDIA)
Carles Puigdemont con una careta de Carles Puigdemont pasaría completamente desapercibido entre los cientos, quizá miles de acólitos, que se reunirán frente a las puertas del Parlamento con esa misma careta. He de confesar que esta es mi opción preferida y la que, con toda seguridad, sería aplaudida con entusiasmo por Salvador Dalí.
8. Por clon interpuesto (probabilidad: MEDIA)
Fidel Castro era famoso por utilizar dobles en aquellos actos que le daban pereza o que sus guardaespaldas consideraban demasiado arriesgados. Lo cual, por otro lado, es totalmente lógico: si alguien se ha de comer una bala, que sea un doble, que para eso cobra. La cosa no llegará hoy a tanto, pero la posibilidad de que la Guardia Civil acabe deteniendo a un tipo que se parece mucho a Puigdemont, pero que no es él, hace salivar al independentismo. Y con razón.
9. Por pantalla de plasma (probabilidad: MEDIA-ALTA)
Sería la menos épica y más decepcionante. Conllevaría la suspensión inmediata del pleno por parte del Tribunal Constitucional y, por previsible y anunciada, decepcionaría a aquellos de sus seguidores que, como yonquis del esperpento, buscan emociones cada vez más fuertes.
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