A finales de noviembre, con la crisis catalana todavía reciente, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, situó la lucha contra las fake news como una prioridad de su departamento. El diario El País había destapado varios informes sobre la presunta injerencia rusa en el golpe separatista en Cataluña. Noticias falsas, como la entrada de tanques en territorio catalán, sorprendentemente viralizadas en perfiles sociales con sede en Rusia. Así lo denunció el Gobierno. España se sumaba así a la lista de países víctimas del agitprop ruso para desestabilizar Occidente.
"Digámoslo con claridad: las fake news son uno de los mayores retos a los que se van a enfrentar en los próximos tiempos los sistemas de defensa de nuestras democracias", dijo Cospedal durante una intervención en el foro de La Razón. "Lo hemos comprobado ya en los distintos procesos electorales que han tenido lugar este año en Francia, Holanda y Alemania y tenemos la prueba reciente de los intentos destinados a desestabilizar la democracia española a cuenta de lo ocurrido en Cataluña".
La inquietud de Cospedal, acompañada de un sinfín de titulares, el papel de Julian Assange durante el proceso catalán y un debate quizá ficticio que se armó aquellos días sobre la posible manipulación de la campaña del 21-D, se tradujo en una propuesta concreta. La ministra de Defensa impulsó la creación de un grupo de trabajo ad hoc en el Congreso para abordar el fenómeno de las fake news y su impacto en la democracia española.
Retraso por los Presupuestos
El grupo de estudio sobre las fake news debería haber arrancado este mes de abril, pero se ha visto retrasado por el debate de los Presupuestos Generales del Estado. Es la versión de Defensa. La realidad es que este tema, que es efectivamente vital, ha salido de lo que los partidos llaman la agenda, demasiado ocupada en másters y títulos universitarios.
En su momento, hasta el PSOE pidió la comparecencia de Soraya Sáenz de Santamaría en la Comisión de Secretos Oficiales para hablar de la injerencia rusa en Cataluña. EL ESPAÑOL ha preguntado a los principales partidos políticos en el Congreso sobre este tema y sólo Ciudadanos ha facilitado una lista de comparecientes. El resto ni siquiera recordaba que hubiera un grupo a tal efecto y ha respondido que trabajan todavía en una propuesta.
Defensa mantiene su intención de poner en marcha esta especie de grupo mixto, que contará en principio con la presencia de los grupos parlamentarios y agentes externos al Congreso de los Diputados. La idea es convocar a medios de comunicación o personal educativo. La estructura, no obstante, aún está por definir.
Desde diferentes partidos políticos han cuestionado la idoneidad de que sea el Ministerio de Defensa el que asuma la puesta en marcha de este grupo de trabajo. Y sugieren que la Comisión de Seguridad Nacional o cualquier Comisión o Subcomisión vinculada a Interior sería un entorno más adecuado. Dicen en privado que Cospedal está tratando de arrebatar esta pata de la ciberseguridad a su archienemiga Sáenz de Santamaría, que tiene entre sus funciones como vicepresidenta el control del CNI.
La OTAN también lo estudia
Fuentes cercanas a Cospedal señalan que esta decisión corresponde a que fue este Ministerio el que llevó la iniciativa, en respuesta a "una amenaza que afecta al sujeto de la soberanía nacional, que es el ciudadano". El Ministerio, añaden, propuso a la Comisión de Defensa la implementación de este grupo de estudio. Entre sus argumentos, el trabajo que la OTAN lleva a cabo en este sentido en su instituto de Riga (Letonia); una institución militar que analiza la procedencia de estos contenidos dirigidos a influir en la opinión pública.
Hay dudas sobre si arrancará o no el trabajo de este grupo, de momento al margen de la agenda. Defensa confía en que echará a andar. La lista que ha presentado Ciudadanos incluye mandos militares, pero también profesores universitarios, abogados, una comisaria europea -la de Economía Digital Mariya Gabriel George Boulougouris- y responsables de Google o Twitter en España. No haya nadie de Facebook, principal multiplicador de bulos en los últimos tiempos.