La familia Franco y los monjes desmienten al Gobierno: "No han hablado con nosotros para exhumar los restos"
- La última palabra la tendrá la abadía benedictina, que ostenta la gestión de la basílica desde finales de los cincuenta.
- El precedente de Mola y Sanjurjo permitiría a Sánchez trasladar los restos sin la autorización de la familia.
- Los secretos de Mingorrubio, la tumba que espera a Franco si sale del Valle de los Caídos.
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A Pedro Sánchez se le echa el tiempo encima. Quiere sacar a Franco del Valle de los Caídos antes de que muera julio, pero todavía no se ha puesto en contacto con los descendientes del dictador. Tampoco con los monjes de la abadía benedictina, que tienen la última palabra sobre cualquier actuación en la basílica. En menos de veinticuatro horas -en conversación con este periódico- tanto unos como otros han desmentido al Ejecutivo del PSOE, que dijo haber iniciado las negociaciones.
Este jueves se reunieron los nietos y herederos de Franco. En el espejo, las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, en Televisión Española esa misma mañana: "Hemos hecho los contactos con la Iglesia y con la familia porque se trata de unos restos humanos y deben tener todo el decoro". Según ha sabido este diario de uno de los presentes en el encuentro, los hermanos Franco exteriorizaron su estupefacción: "Con nosotros no ha hablado nadie".
Los Franco mantienen un grupo de Whatsapp donde comparten novedades familiares, entre ellas las últimas noticias referidas al mausoleo de Cuelgamuros. "Si el Gobierno hubiese hablado con alguno de nosotros, te garantizo que nos habríamos enterado", relata a EL ESPAÑOL uno de los nietos.
Hace tiempo que la familia Franco consensuó su postura en torno a la exhumación: "No". Así se lo hicieron saber a los benedictinos a través de una carta. Un paso dado para que, en el supuesto de que el PSOE acudiera directamente a la abadía, encontrara la respuesta de los descendientes del autócrata.
El precedente de Mola y Sanjurjo
El Gobierno de Sánchez ha explicitado en varias ocasiones la intención de "negociar" con los Franco. Lo hace a sabiendas de que la palabra de la familia no podrá impedir en última instancia el traslado de los restos. Les avala el precedente de Mola y Sanjurjo, generales que prepararon el golpe de Estado en 1936. Ambos yacían en un monumento "a la Cruzada", en Pamplona. La hija del segundo se opuso al traslado del féretro, pero una vez la Iglesia dijo sí, el juez autorizó la exhumación. La sentencia está todavía pendiente.
El papel fundamental en todo lo que tiene que ver con el Valle de los Caídos lo juegan los monjes benedictinos, que responden directamente ante el Vaticano. O lo que es lo mismo: no deben acatar órdenes del arzobispado madrileño. Hasta el momento, su priorato no ha hecho declaraciones al respecto, pero las fuentes consultadas por este diario aseguran: "El Gobierno no se ha puesto en contacto con nosotros ni por escrito ni verbalmente".
Si el conflicto adquiriera más temperatura, los monjes de El Escorial podrían consultar a la mayor autoridad de la orden de San Benito, el responsable de la abadía de Solesmes (Francia), Philippe Dupont. Si esto no fuera suficiente, intervendría Roma.
En el caso de Pamplona, el arzobispado navarro -que en ese caso sí ostentaba la custodia- prometió a las familias de Mola y Sanjurjo que no permitiría la mudanza de los ataúdes mientras ellos no estuvieran de acuerdo, pero cuando el Consistorio logró mayoría -con el apoyo del PSOE-, el magistrado la autorizó.
Un sendero que podría recorrer la polémica referida al Valle. Los socialistas recabaron -cuando estaban en la oposición- el apoyo de Ciudadanos, Podemos y los nacionalistas. El PP se abstuvo, pero ya ha aclarado que ahora no se opondrá. Queda por ver si la fórmula elegida por Sánchez será un decreto o una nueva votación en la Cámara.
"Cuanto antes mejor. Esta democracia está tardando. Tiene en un lugar de honor a un dictador. Queremos que sea rápido, pero impecable, respetando los procedimientos propios de un Estado de Derecho", resumió la vicepresidenta Calvo. Junio está a la vuelta de la esquina y las negociaciones con los benedictinos y los Franco no han empezado.