Diez menos cuarto de la mañana. Inés Arrimadas con su maleta naranja en la T4. Repleta de titulares acerca de tesis y másteres, el conflicto catalán y el papel de Ciudadanos en la engorrosa aritmética parlamentaria. A petición del fotógrafo, posa a contrarreloj en pasos de cebra, salas de espera y ascensores. Vuela dentro de media hora.
Musa de la “confrontación” para unos y esperanza de Govern constitucional para otros, vivirá de viaje los próximos meses: Ejecutiva en Madrid, campaña en Andalucía y cuerpo a cuerpo en el Parlament. Unas sillas prestadas caritativamente por el hotel Air Premium Traveller evitan una entrevista-acampada en Barajas, aunque los bolsos utilizados a modo de mesa colocan a la conversación el sello del despegue.
Arrimadas dispara rápido, con fuerza, como si hubiera desayunado hace tres o cuatro horas. Un dato que luego confirma: ya es su tercer compromiso de esta mañana que acaba de empezar. Sin miedo a que temblaran los cimientos de su coherencia, podría enarbolar el tan recurrente “¡a todos esos que ponen las calles!”. Antes de aterrizar en El Prat, este avión planea por La Moncloa, las universidades, el Congreso y las calles de Barcelona. Ah, sobre la tesis de Sánchez: que la publique, "así se acaba el culebrón".
Cristina Cifuentes, Pablo Casado, Carmen Montón… ¿Ha revisado su expediente académico?
No. Tengo dos licenciaturas en una universidad pública, con una beca Erasmus en el extranjero. Mis títulos de idiomas son oficiales. Estoy muy tranquila. Yo no era diputada ni afiliada a PP o PSOE. Nadie me ofreció ningún trato de favor y, por supuesto, nunca lo habría aceptado.
Ciudadanos no ha hecho sangre de la investigación en torno a Casado. ¿Es una estrategia medida? ¿Va a cambiar conforme se acerquen las elecciones?
Hemos sido igual de firmes con todo el mundo. Hemos explicado algo que quizá haya pasado desapercibido. Casado no está imputado porque es aforado. Exigimos la eliminación de ese fuero. Además, queremos que la ley obligue a presentar las tesis y los trabajos de fin de máster. Deseamos reforzar los mecanismos de control, crear comités de expertos independientes que velen por las universidades, aplicar el software antiplagio ya vigente en algunos centros… Queremos llegar hasta el final de todos los casos de la URJC. El bipartidismo ha controlado todo: los medios y las universidades. Merecemos una sociedad libre de sus garras.
¿Sospecha de la tesis de Pedro Sánchez?
Una ministra de su Gobierno acaba de dimitir por haber plagiado un trabajo y haber conseguido un máster de regalo. Ahora también hay dudas y rumores sobre la tesis de Sánchez. Le hemos pedido que la publique para disipar dudas y acabar con el culebrón. Para saber si una tesis está plagiada, sólo hay que publicarla. Y Sánchez no quiere hacerlo. Es curioso que sólo con mencionar su tesis, el presidente haya perdido los papeles.
La Diada no incrementó su afluencia respecto al año pasado, pero a pesar de eso el nacionalismo sigue siendo la ideología que más movilizaciones logra. ¿Por qué?
Porque tienen al Govern de la Generalitat y a medios de comunicación bien financiados detrás. No fue sólo cosa de la sociedad civil. Para mí tiene mucho más mérito la gran manifestación del constitucionalismo, que fue tan multitudinaria como cualquiera de las suyas y sin ninguno de los mencionados respaldos.
¿Tiene alguna estrategia para que esa “mayoría silenciosa” que hizo de usted la candidata más votada en las elecciones del pasado diciembre empiece a hacer más ruido?
Con las elecciones y manifestaciones como la que he comentado conseguimos que se visualizara esa mayoría. Dimos al mundo la imagen de que las grandes marchas existen en un lado y en otro. La diferencia, insisto, está en el apoyo del Govern y los medios. En cualquier caso, en democracia la gente se cuenta en las urnas. No es un tema de número, sino de proyecto. El independentismo propone la insolidaridad, la ruptura y la confrontación. Nosotros apostamos por España, Europa y la convivencia.
El maestro de ceremonias de la Diada fue Toni Albà, que cargó contra usted y la llamó “mala puta”. Esa misma mañana, en TV3 volvieron a criticar que Arrimadas no cantara Els Segadors en el Parlament. ¿Se siente en el centro de la diana?
A lo largo de la Historia, siempre ha sido durísimo enfrentarse al nacionalismo. Todo el que lo ha hecho ha sufrido las consecuencias. Tengo asumido cuál es mi papel. Hemos ganado las elecciones y somos la referencia del constitucionalismo en Cataluña. Tengo el apoyo de 1.100.000 personas. Cuando una dispone de eso, encuentra fuerzas para seguir adelante.
¿Ha tenido miedo?
El momento es muy complicado, pero más allá de lo que yo pueda sufrir, están nuestros concejales en pueblos pequeñitos, que no tienen dispositivos de seguridad. Son más valientes que yo y se someten a situaciones mucho más delicadas. En Cataluña, la ruptura es bestial. El nacionalismo tiene una manera muy clara y trabajada de señalar al disidente, de machacarle mental y socialmente.
Hacer política en Cataluña supone disputa y cuerpo a cuerpo día tras día. ¿Teme que se le agrie el carácter?
Pero también hay otra parte muy bonita. Recibimos muestras de apoyo a diario, de gente que se emociona y nos dice que no les abandonemos. Percibo, por así decirlo, dos energías: el insulto y el ánimo. Esa Cataluña silenciosa se escucha menos cuando te da las gracias que los insultos de un independentista.
El separatismo ha augurado un “otoño caliente”. Tras la Diada, llegará el aniversario del 1-O, la conmemoración de la declaración de independencia, el juicio contra sus responsables… ¿Puede empeorar el clima social?
Si el Govern no rectifica y Sánchez sigue mirando hacia otro lado, el conflicto irá a peor. El presidente del Gobierno considera a Torra un aliado y no sabe que los constitucionalistas somos las víctimas del acoso. Planteé un pleno por la convivencia, pero el separatismo decidió cerrar el Parlament y lo impidió.
¿Recuerda su última conversación con Quim Torra?
Sí, algunas veces hemos hablado, pero me negué a dar normalidad a una reunión institucional bajo una pancarta que habla de España como una dictadura. No normalizaré el encuentro con un señor que dice que hay que atacar al Estado y que todo el pueblo catalán es independentista. No debemos caer en el error de Sánchez. Como quiere seguir en Moncloa y depende de ellos, cede y se olvida de los millones de constitucionalistas.
¿Prefería a Puigdemont?
Son dos perfiles muy radicales, pero Torra más que Puigdemont. Tiene varios escritos racistas y xenófobos. No hay mucha más gente dispuesta a ser el presidente de la Generalitat por parte del separatismo, más allá de los supremacistas reconocidos. Ha organizado homenajes a racistas que hablan de las diferencias craneales entre los nacidos en Ávila y los originarios de Vic. Torra fue reprobado por los tres grupos más grandes del parlamento europeo.
El president insiste en culminar el procés. Una encuesta publicada por este periódico dice que el 53% de los catalanes cree que la independencia llegará más pronto que tarde.
Hay muchos estudios de opinión, muchas encuestas. Cataluña va a seguir formando parte de este país. Es cierto que hay un problema. El nacionalismo crece como reacción a un descontento social y a una crisis profunda. España se tiene que poner las pilas. Queremos un Gobierno con proyecto para el futuro, que no dependa de quienes alimentan el rupturismo. Creo que somos capaces de afrontar el reto y de superar la negra etapa del nacionalismo. Cuando gobernemos en España, cambiarán las cosas. Cuando lo hagamos en Cataluña, volverán a tenerse en cuenta, por ejemplo, las políticas sociales y se dejará de insuflar dinero al separatismo.
Con una situación de tensión como la que describe, ¿le preocupa que el Govern siga ostentando el mando de los Mossos?
No sólo eso. Me preocupa que utilicen el dinero público para abrir embajadas, que enchufen a fugados de la Justicia, que cierren el Parlament… Me preocupa, en definitiva, que hablen de atacar al Estado e ignoren a la mitad de Cataluña. No entiendo que el Gobierno de Sánchez hable de normalidad cuando el separatismo está desbocado y venido arriba. Saben que España depende de ellos.
El mismo sondeo que le he comentado menciona un retroceso de Ciudadanos. Esquerra Republicana sería el partido más votado y el bloque independentista ampliaría su ventaja. ¿Qué lectura hace?
La última encuesta del CEO -el CIS catalán- nos daba 26 escaños antes de las catalanas. Luego sacamos 36. Miro poco los sondeos, tanto los que nos dan bien como los que nos dan mal. Estamos más fuertes que antes. Seguimos siendo la referencia del constitucionalismo. Estoy convencida de que volveremos a ganar las elecciones y gobernaremos.
Ciudadanos selló su viraje a la derecha cuando eliminó el término “socialdemocracia” de su ideario, pero sus cargos públicos no reconocen este giro. ¿Por qué?
Ese giro nunca ha existido. En el documento inicial se hablaba de Ciudadanos como una fuerza surgida de la convergencia de dos corrientes: la socialdemocracia y el liberalismo. En Coslada establecimos el adónde vamos. Ocupamos un espacio de centro, liberal, progresista, constitucionalista y europeísta. Esto se entiende muy bien en otros países de la Unión. El PP constituye la fuerza conservadora, luego están los socialistas… y nosotros ocupamos el espacio de centro. Las etiquetas interesan a los viejos partidos, que no aceptan lo que se sale de los cajones izquierda-derecha.
Hace unos días se fraguó una curiosa pinza entre el PP y los separatistas, que les acusaron de “generar confrontación en las calles”. ¿Seguirán los cargos públicos de Ciudadanos retirando lazos amarillos?
La retirada de lazos amarillos no empezó porque lo pidiera Ciudadanos. Fue una reacción social ante la indiferencia de Rajoy primero y de Sánchez después. Hubo muchos catalanes hartos que ejercieron su libre derecho a limpiar las calles de plástico amarillo. Cuando vimos que se les criminalizaba y que se ridiculizaba la agresión a Lidia, decidimos convocar ese acto simbólico y puntual. Es increíble que PP y PSOE se sumen a la criminalización de Ciudadanos por parte de los separatistas. El Defensor del Pueblo y la Justicia nos han dado la razón. No se puede ocupar el espacio público.
Pero, ¿van a seguir retirando lazos amarillos los cargos públicos de Ciudadanos?
Espero no tener que seguir haciéndolo, aunque tengo pocas esperanzas en el Gobierno de Sánchez, que está maniatado por Torra y Rufián.
Hablando de Pedro Sánchez, ¿el referéndum del autogobierno supone el olvido de los constitucionalistas?
El Gobierno de España no tiene ni idea de lo que pasa en Cataluña. No saben qué hacer, prefieren dejarlo pasar. El presidente habla con las tesis de Iceta: volver al estatuto declarado inconstitucional, sacar a los políticos presos de la cárcel… Quiero explicar algo muy importante. Si Sánchez recupera aquel estatuto, se cometería la barbaridad de entregar a Torra la Justicia. Sería una aberración.
Iceta ha llegado a sugerir el indulto de los políticos presos. Borrell ha dicho esta semana que prefiere que estén en libertad.
Para muchos constitucionalistas, las declaraciones de Borrell han sido una gran decepción. Tiene prestigio y trayectoria, pero se ha equivocado y ha decepcionado a quienes no esperaban que, como ministro de Exteriores, se dedicara a cuestionar las decisiones judiciales de su país.
¿Un mensaje para Pedro Sánchez?
Que rectifique, que no nos abandone, que no nos deje tirados, y que no nos utilice como moneda de cambio para permanecer en Moncloa. Cuando se reúne con Torra, no se reúne con Cataluña, sino con una de sus mitades.
Ciudadanos insiste en volver a aplicar el 155. ¿Apuesta por hacerlo con más dureza?
No se trata de duro o blando, sino de que garantice derechos y libertades. Es cuestión de eficacia. Queremos que se envíe el requerimiento a Torra para que diga si va a cumplir la Constitución. Es una medida política, no judicial.
En cuanto a la educación, ¿siguen optando por el trilingüismo?
En Cataluña debe haber tres lenguas vehiculares: el catalán, el castellano y el inglés. Queremos garantizar una igualdad de oportunidades y que los niños, vengan de entornos más castellanoparlantes o catalanoparlantes, puedan estudiar en su lengua materna.
Critican la falta de pluralismo de TV3, pero siguen acudiendo. ¿Todavía creen posible conseguir así algún votante?
No se trata de conseguir votantes, sino de defender la dignidad de millones de catalanes que pagamos TV3 y sufrimos los insultos y el desprecio constante por parte de sus programas y colaboradores. Hay que ir a decir la verdad y sin complejos, con capacidad dialéctica para rebatir. Esa televisión también es nuestra.