Cuando el Gobierno exhume a Fancisco Franco, el dictador volverá a ver la luz. No es una intención, ni siquiera un plan, sino una obligación. Así lo dicta el reglamento de sanidad mortuoria. La ley impone la apertura y el cambio de féretro cuando los restos mortales viajan de un sitio a otro. La norma sólo permite conservar el ataúd cuando el nuevo destino se encuentra en el cementerio de origen. Y la cripta de La Almudena está a más de cincuenta kilómetros de El Escorial.
"Habrá que sacarlo sí o sí". Habla el primer y único enterrador de Franco, Gabino Abánades (Guadalajara, 1946), responsable de los cementerios madrileños aquel noviembre de 1975. A su juicio, y en conversación con este diario, la ley no permite una interpretación que conlleve lo contrario. Si el que se autoproclamó "caudillo" sale del Valle de los Caídos, lo hará previa visita al exterior.
Ya jubilado y con varias décadas de experiencia a sus espaldas, Abánades insiste en que "nunca" ha visto un cambio de emplazamiento en el que se haya mantenido el féretro.
Además, reseña Abánades, la circunstancia exigiría un nuevo ataúd aunque el reglamento de sanidad mortuoria no lo indicase. El paso del tiempo ha deteriorado la madera. "No me cabe la menor duda de que, cuando lo levanten para sacarlo, el fondo del féretro se desprenderá".
El Franco que verá la luz se parecerá al que fue velado por miles de personas durante sus funerales en la iglesia de El Pardo y el Palacio Real. El régimen encargó un embalsamamiento que pudiera mantener "presentable" el cadáver hasta que fuera inhumando en Cuelgamuros.
La piel, "dura como el cuero"
El último superviviente del equipo que embalsamó al dictador, Antonio Piga, ha asegurado en varias entrevistas que la piel aparecerá "dura como el cuero": "Se habrá deshidratado y tendrá la piel pegada a los huesos".
Cuando Franco murió, los servicios médicos del dictador encargaron el "maquillaje" del cadáver de forma confidencial. Así lo recuerda Piga, que tuvo que comprar los materiales y esconderlos en su coche. Una vez en el hospital, extrajeron la sangre e inyectaron el líquido conservador. Este forense pronostica un Franco casi tan reconocible como en vida.
Gabino Abánades recita al otro lado del teléfono los distintos reglamentos mortuorios. Uno de principios de los sesenta, otro de mediados de los setenta... Y a partir de los noventa, "cada Comunidad autónoma el suyo".
El de la Comunidad de Madrid, que regirá la exhumación de Franco, data de 1997. Menciona la obligación de los operarios de llevar "guantes resistentes y mascarillas" durante el tiempo que duren los trabajos.
Las características del nuevo ataúd
El texto estipula las características que deberá reunir el nuevo féretro de Franco. Sugiere dos opciones: un ataúd estanco, con materia absorbente en el interior, provisto de un dispositivo depurador que equilibre la presión interior y exterior. Esta primera alternativa sería una especie de cubierta, un ataúd para guardar el verdadero ataúd del dictador. Si se prefiere un método más sencillo, existe otra posibilidad: "Un féretro único con paredes de un espesor mínimo de treinta milímetros forrado con una hoja de cinc".
De aquel día, Gabino Abánades no guarda ningún chascarrillo especial: "Todo fue muy protocolario, serio y militar". Aunque aporta una peculiaridad justo antes de terminar la entrevista. Las autoridades le encargaron que midiera el tiempo que tardaría la comitiva en recorrer los metros que separan la explanada del nicho: "El coche tenía que detenerse justo ante las escaleras. Querían saber cuánto costaría llevarlo desde allí hasta el altar de la Basílica".
Abánades y sus compañeros recorrieron el trayecto tres veces. Su conclusión fue: doce minutos. ¿Y el tiempo que emplearon luego en inhumarlo? Además de los altos cargos y los familiares, él tuvo que verlo por su condición de responsable funerario: "Creo que fue algo más de media hora".
El Gobierno ha previsto culminar su plan "antes de final de año". Sánchez ha reiterado que no empañará el 40º aniversario de la Constitución con el traslado de Franco, lo que permite situar el día de autos entre el 6 y el 31 de diciembre.