Susana Díaz le ha entregado su detalle navideño al secretario general de su partido, Pedro Sánchez. En el día de Navidad, la aún presidenta en funciones de la Junta de Andalucía ha dado un paso adelante y ha tomado la palabra, liderando el descontento de los barones del PSOE con la postura del presidente del Gobierno frente a Cataluña: desde la aplicación del artículo 155 de la Constitución al reconocimiento de bilateralidad en los encuentros con Torra.
El runrún en el partido no cesaba, pese a estar en un segundo plano. Voces pesadas del PSOE se erigían contra las tesis de Sánchez. Primero con cuestiones tan dispares como la tauromaquia o la caza; después, con Cataluña. Díaz, que poco tiene que perder a pocas fechas de que se formalice el Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos, ya recuerda sin pudor que hay fórmulas que aplicar en Cataluña "siempre que se salte la Constitución": el 155.
Según ha comentado la propia Díaz con su círculo más próximo, sus acciones y reflexiones no están concertadas con las de otros barones, entre los que destaca el presidente de Aragón, Javier Lambán. Pero ella no está dispuesta a dejar solos a los que en mayo se enfrentan al examen de las urnas ante el riesgo ya comprobado de que puedan ser desalojados por una derecha que habla de España, sobre todo. Es más, Díaz cree que el futuro del PSOE pasa por la la reorientación en las cuestiones nacionales y del alejamiento de las tesis que Sánchez impulsa desde la Moncloa. Y ha decidido comenzar en el día de Navidad.
Barones que coinciden con la tesis de Díaz
"Siempre que se salte el Estado de derecho, está la Constitución para protegernos. Es nuestra fortaleza", aducía la socialista este martes en la Cadena Ser. "No puede plantearse Cataluña como discrepancias entre gobiernos de igual a igual. No es un conflicto político: es un Gobierno que permanentemente le está echando un pulso al Estado de derecho, a la democracia". Esta firmeza respecto a la cuestión catalana es algo que muchos votantes socialistas echaban en falta y Díaz sabe que parte de su derrota en Andalucía se debe a ello.
No está dispuesta a dejarlo pasar, porque la presidenta andaluza es consciente de que, si pierde la Junta, muchos en el PSOE afilarán sus cuchillos para tratar de desalojarla también del liderazgo del partido en la región. La relativa calma que se vive estas semanas podría ser, sencillamente, el compás de espera mientras PP y Ciudadanos negocian. Una vez que haya nuevo presidente, llegará el turno de lo orgánico.
Hay otros barones que coinciden con las tesis de Díaz, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, pero ya no hay en marcha ninguna alianza de líderes territoriales como la que la apoyó en las primarias del PSOE. El presidente de Extremadura, una comunidad sociológicamente no muy distinta de Andalucía, Guillermo Fernández Vara, lleva meses trabajando con Sánchez.
La identidad de la Comunidad Valenciana hace que Ximo Puig muestre una sensibilidad diferente respecto a la afirmación de la idea de España (lo mismo, más acentuado, pasa con Francina Armengol, presidenta de Baleares) y en Asturias, el gran aliado de Díaz, el presidente Javier Fernández, no se presenta a la reelección.
Los Presupuestos frente a Cataluña
Mientras Sánchez ha vuelto a revivir el apoyo virtual del bloque que sustentó la moción de censura y le aupó a Moncloa, en la esfera autonómica los pactos entre formaciones de izquierda ya se han resquebrajado. Los barones, con Lambán y García-Page a la cabeza, se han negado a que su pareja de baile sea Podemos, por mucho que el presidente del Gobierno trate de volver a su idilio con Pablo Iglesias, con la mira puesta en los Presupuestos.
Además, tanto Lambán como Page se han negado a tener a los partidos separatistas como socios para sacar los PGE. Y han adoptado una postura crítica hacia el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, por apoyarse en ellos.
Susana Díaz sabe que sus palabras navideñas han caído en terreno abonado, pero que su frágil posición se sustenta sobre arenas movedizas. Según su entorno, Díaz tiene claro que van a por ella y por eso se está asegurando de que su equipo de confianza le sigue siendo fiel en caso de que haya que librar una batalla por sobrevivir.
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