Pactos de Estado y protocolo. Nada más. Albert Rivera no dejará ningún resquicio a Pedro Sánchez en lo que se refiere a la investidura o la formación de Gobierno en su reunión de este martes. Desde que el socialista alcanzó la presidencia, nunca había recibido en Moncloa al líder de Ciudadanos.
"No quedan españoles que piensen que todavía podemos pactar con Sánchez. Si los hay, ahora saldrán de dudas", revela un portavoz autorizado de los liberales. El encuentro, sólo un día después del mantenido entre el presidente del Ejecutivo y Casado, adquiere una dimensión personal delicada: se trata de la relación más agria de las mantenidas entre los distintos candidatos.
Hace poco más de una semana, durante el último de los debates electorales, Rivera regaló a Sánchez "la tesis fake": "Le traigo un libro que no se ha leído". Él respondió acusando a Ciudadanos de coquetear con la "extrema derecha". Este martes van a intentar mantener una reunión "cordial" en Moncloa. En la sala de operaciones de uno y otro partido reconocen que el vínculo personal es "inexistente".
Según explica esta fuente, Rivera tan sólo tenderá la mano a Sánchez para explorar algunos pactos de Estado: "Educación, despoblación, terrorismo, violencia de género". Sobre el último punto, la Ejecutiva de Ciudadanos razona que el "consenso ya está armado". A los naranjas les inquieta la crisis de Venezuela: "Ojalá sea posible que vayamos todos a una, que defendamos en el extranjero una postura común".
La respuesta a Casado
Este lunes, Pablo Casado ofreció una rueda de prensa tras departir con el presidente del Gobierno. Invitó a Rivera a la abstención para blindar al Ejecutivo entrante de "populistas y nacionalistas". Una apuesta que difundió su entorno en los corrillos de la recepción del 2 de mayo en la Puerta del Sol: "Si Ciudadanos permite la investidura de Sánchez, no lo criticaremos".
En Alcalá, 253 estas palabras desataron alguna que otra carcajada. "¡Abstente tú!", contestan varios dirigentes naranjas al número uno de los populares. El PSOE ya lo hizo en 2016 para facilitar el camino a Mariano Rajoy.
"Esas palabras fueron fruto de su desesperación. Es imposible tomárselo en serio", reseña un compañero de Rivera sobre Casado. "Hace cinco días estaba repartiéndose los ministerios con Vox y acaba de decretar un giro al centro. Ni está centrado ni tiene futuro", espeta otro integrante de la Ejecutiva de Ciudadanos. "Si tanto le preocupa la influencia de Podemos y el independentismo, que sea él quien lo impida", zanja otro.
El pasado diciembre, durante el cuarenta aniversario de la Constitución, Casado reveló su plan a largo plazo: empujar a Rivera hacia la izquierda y formar con él una mayoría para gobernar. El resultado electoral ha volado por los aires esa previsión. Ciudadanos, de virar a algún sitio, lo ha hecho a su derecha y ha pegado un buen bocado al Partido Popular.
Por eso, una fuente solvente de los liberales arguye: "Es cero creíble pensar que Casado pide nuestra abstención por el bien de España, y no por el suyo propio. La necesita para recuperar el espacio que ha perdido. No vamos a sumar con el PSOE. Nuestra posición está más que clara".