Día loco en Estrasburgo: circo 'indepe', plantón de Puigdemont y paranoia de tricornios
El expresident juega al despiste con su llegada a Estrasburgo y se queda a unos metros de la frontera ante el temor a ser detenido por la policía francesa.
3 julio, 2019 02:53Noticias relacionadas
"La presencia de policía española en Estrasburgo es muy detectable, solo les ha faltado el tricornio". El leal abogado de Carles Puigdemont, Gonzalo Boye, justificaba con esta paranoica argumentación la ausencia de Carlos Puigdemont en la manifestación que la parroquia separatista organizó este martes en el corazón de Europa.
El Parlamento europeo celebraba la primera sesión de la XI legislatura y al margen de los partidarios del brexit y el diputado del Sinn Féin que apoyó al expresident catalán, el circo estuvo fuera del hemiciclo.
No hubo juramentos extravagantes ni lazos amarillos en los escaños de la Eurocámara. Pero sí un juego al despiste que mantuvo en vilo a los más de 6.000 manifestantes que, según las entidades organizadores, recorrieron más de 1.000 kilómetros en autobús, coche particular o avión la distancia que separa Cataluña de la ciudad francesa, sede de la cámara que representa la soberanía popular de la Unión Europea.
Los manifestantes, que esperaban una aparición estelar de Carles Puigdemont y confíaban en que "Europa sí que era una democracia de verdad", confirmaron con resignación cómo se iba fraguando el sonado plantón de su líder espiritual.
"No existe garantía de que no haya una medida administrativa y que le lleven directamente a territorio español", justificó Gonzalo Boye en el escenario en las cercanías del edificio de la Eurocámara. El mediático abogado de Puigdemont, azuzó a la entregada audiencia culpando a la "represión del Estado español" de la ausencia del expresident, prófugo de la Justicia desde que el Parlament declarara la independencia en octubre de 2017.
"Operación encubierta"
"Esto está lleno de policías españoles", aseguraba para alimentar el relato de una presunta "operación encubierta" de la policía española en territorio francés. "Se ríen de nosotros, pero acabaremos ganando", concluyó.
Sus palabras ante miles de personas que se achicharraban de calor en un recinto sin atisbo de sombra sonaban a broma. Pero nadie en las primeras filas parecía querer admitir la decepción. "Ya hay demasiada gente en la cárcel. No queremos que Puigdemont salga de aquí detenido, esto tiene que acabar de una forma negociada", razonaba Jordi tras más de 15 horas de autobús encima desde El Prat del Llobregat.
La fantasía europea de Puigdemont había terminado mucho antes de la manifestación que llenó de lazos amarillos y esteladas la ciudad francesa. El Tribunal General de la UE desestimó el lunes las medidas cautelares que solicitaban para acceder a su condición como eurodiputado. Un duro golpe a su estrategia legal de apostarlo todo a la Justicia europea.
Con el varapalo aún reciente, el exconseller Comín y Puigdemont se embarcaron en un rocambolesco viaje hasta la zona alemana de Estrasburgo que fueron narrando a través de las redes sociales tanto el expresident como su abogado y su aparato mediático para jugar al despiste.
Desde una foto-postal de la ciudad gala que levantó chanzas en las redes hasta la aparición por plasma del expresident desde un punto de la frontera entre Alemania y Francia: "Sabemos porque no estamos en Estrasburgo, pero lucharemos hasta el final por ser vuestros representantes porque eso es lo que han decidido las urnas".