Bruselas

"Este acuerdo demuestra que España ha vuelto y ha vuelto con fuerza, representando la política exterior y de defensa común de la UE". El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sacado pecho por el pacto para renovar la cúpula europea alcanzado este martes por los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 después de tres jornadas interminables de conflictivas negociaciones en Bruselas.

Finalmente, Sánchez ha logrado colocar al ministro de Exteriores, Josep Borrell, como nuevo jefe de la diplomacia comunitaria para los próximos cinco años. Un cargo con nulo poder y escasa influencia, ya que las decisiones en materia de política exterior se adoptan por unanimidad y la voz cantante la llevan París, Berlín y hasta ahora también Londres. Borrell sustituye a la italiana Federica Mogherini, cuya labor en la última legislatura ha pasado totalmente desapercibida. 

Nunca antes un presidente español había tenido tanta influencia en el reparto de altos cargos de la UE. La salida de Reino Unido y el desapego de los Gobiernos euroescépticos de Italia y Polonia convertían a España en socio imprescindible del eje París-Berlín para apuntalar el proyecto europeo. Las victorias del 28-A y el 26-M dispararon la cotización de Sánchez en Bruselas y le posicionaron como referente de los socialistas europeos. Por primera vez en mucho tiempo, el presidente del Gobierno ha participado en todas las reuniones clave. ¿Ha sido una oportunidad única perdida?

En realidad, de los cinco puestos en juego, el de Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común es el que nadie quería, un premio de consolación. Ni siquiera en Moncloa estaban convencidos de que mereciera la pena dar la batalla: preferían una vicepresidencia económica potente en la Comisión.

La jefa del PSOE en Bruselas arremete contra Sánchez

Pero además, la estrategia del presidente español ha indignado a los socialistas europeos, en cuyo nombre negociaba. Para el grupo socialista en la Eurocámara, los resultados conseguidos por Sánchez no están a la altura de lo esperado, sobre todo porque ha dejado caer a su candidato a presidir la Comisión (Spitzenkandidat), Frans Timmermans.

Y ha permitido que los populares europeos mantengan otros cinco años el monopolio sobre el Ejecutivo comunitario, el puesto más codiciado, con el nombramiento de la alemana Ursula von der Leyen como presidenta. Además, Sánchez ha dejado que a los socialistas se les escape de nuevo la presidencia del Consejo Europeo, un cargo mucho más importante que el de Alto Representante porque dirige las cumbres de líderes europeos, y que ahora se quedan los liberales: lo ocupará el actual primer ministro belga, Charles Michel.

Dos mujeres conservadoras presidirán la Comisión Europea y el BCE

"Esta propuesta es profundamente decepcionante para nosotros. Nuestro grupo se ha mantenido firme en la defensa de la democracia europea y del principio del Spitzenkandidat y no queremos que muera. Es inaceptable que los Gobiernos populistas representados en el Consejo tumben al mejor candidato sólo porque ha defendido el Estado de derecho y nuestros valores compartidos", ha dicho la nueva presidenta del grupo socialista, Iratxe García.

Precisamente, la gran paradoja es que sea la jefa del PSOE en la Eurocámara la que ha hecho la crítica más demoledora contra el presidente del Gobierno. Iratxe García fue la única eurodiputada que se mantuvo fiel a Sánchez cuando el Comité Federal lo tumbó en octubre de 2016 y el resto de parlamentarios apoyaron la candidatura de Susana Díaz para dirigir el partido.

Por su parte, los socialdemócratas alemanes han expresado su descontento con la gestión de Sánchez obligando a Angela Merkel, de la que son socios de Gobierno, a abstenerse en la votación final. Y eso pese a que la canciller ha colocado a Von der Leyen, su ministra de Defensa, como presidenta de la Comisión. En contraste, los Gobiernos populistas y euroescépticos de Italia, Polonia o Hungría sí han apoyado el acuerdo. Su prioridad era tumbar a Timmermans y lo han conseguido.

Lo cierto es que pese a la ofensiva de Sánchez y su alianza con los liberales de Emmanuel Macron para hacerse con el Ejecutivo comunitario, los socialistas se quedan con los mismos resultados que hace cinco años en el reparto de poder en la UE: el cargo de Alto Representante para la Política Exterior y la presidencia de la Eurocámara durante dos años y medio. Los dos puestos menos importantes. 

El presidente del Gobierno se defiende alegando que en 2014 había más líderes socialistas en Estados miembros importantes como Francia o Italia y aun así ha logrado mantener su cuota de poder. "El acuerdo es equilibrado para la socialdemocracia, porque hemos conseguido el mismo resultado con menos países y no tan importantes dentro del Consejo y con más actores políticos, porque hay que incorporar también a los liberales", ha dicho.

Francia y Alemania, los ganadores del reparto

Sánchez admite que le duele haber enterrado el sistema de los Spitzenkandidaten, según el cual sólo los cabezas de lista para las elecciones a la Eurocámara de las diferentes familias políticas podían optar a la Comisión. Es decir, el conservador Manfred Weber, Timmermans o la liberal Margrethe Vestager. Pero culpa del fiasco al Partido Popular Europeo por haberse enrocado en su oposición a Timmermans. "Tuvimos que buscar una solución alternativa, por eso hemos estado aquí más de 30 horas sin dormir", alega el presidente del Gobierno.

"Para España es un acuerdo extraordinario", ha insistido Sánchez. El cargo de Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común es un "puesto vital" en el actual contexto de incertidumbre en la escena internacional. Y lo ocupará una persona "acreditada" y "con experiencia" como Josep Borrell.

El presidente del Gobierno ha hecho valer que el jefe de la diplomacia europea es uno de los vicepresidentes de la Comisión, dirige las reuniones de los ministros de Exteriores de los Veintiocho y participa en las cumbres de la UE. 

Contará con un presupuesto de más de 14.000 millones en los próximos 5 años y 4.000 eurofuncionarios a su cargo. Sánchez ha explicado además que sus competencias van a ser aumentadas: a su cartera se sumará la ayuda humanitaria y la cooperación al desarrollo con África. "España llevaba 15 años sin aspirar a un puesto de tanta responsabilidad en la UE", ha concluido.

En realidad, Francia y Alemania son los grandes ganadores del reparto. Merkel se queda con la Comisión, mientras que Macron ha logrado colocar a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, como sustituta de Mario Draghi en el BCE. En el momento decisivo, el presidente francés ha dejado tirado a Sánchez y ha pactado con la canciller.

Incluso Italia, pese a tener un Gobierno populista y euroescéptico, podría haber logrado mejores resultados que Sánchez. El socialista David Sassoli será elegido este miércoles como presidente de la Eurocámara para un mandato de dos años y medio, según el reparto acordado en Bruselas. El primer ministro, Giuseppe Conte, asegura además que Roma se ha garantizado la potente cartera de Competencia en la nueva Comisión.

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