Miquel y Héctor, la pareja gay que defendió con sus besos a Cs durante los ataques en el Orgullo
“Gritaban 'maricones', 'homófobos'… y comenzamos a darnos besos. Era nuestra manera de responder: 'Más amor y menos odio'".
14 julio, 2019 02:09Noticias relacionadas
- El vía crucis de los policías que protegieron a Cs en el Orgullo: "Pegaban patadas para romper el cerco"
- Sindicatos de Policía, contra los informes sobre Cs en el Orgullo: "Tienen intencionalidad política"
- Marlaska no se retracta: "Quien pacta con Vox tiene que responsabilizarse de las consecuencias"
Miquel Roselló y su marido Héctor llevan seis años casados, pero ya son nueve yendo juntos al Orgullo. Nunca, sin embargo, habían sido llamados "fachas" y "homófobos" por asistir. Hasta el pasado sábado, cuando decidieron acudir a la manifestación del Orgullo con Ciudadanos: "Nosotros no somos afiliados, pero nos llegó la invitación por WhatsApp y dijimos '¿por qué no?'", explica Miquel.
"Sabíamos del veto a Ciudadanos y creíamos que debíamos estar ahí para defender, precisamente, que en esta manifestación caben todos. Además, es un partido comprometido con los derechos LGTBI", prosigue Miquel, que pone como ejemplo de compromiso con el colectivo gay que el partido liberal sea "el único que propone la ley de gestación subrogada".
Miquel es periodista, tiene 36 años y aquel día iba sin camiseta, con la bandera multicolor, símbolo LGTBI, anudada al cuello; Héctor, su marido, portaba la rojigualda. Además, ambos llevaban una pegatina del partido liberal en el pecho, aunque no duró mucho adherida. A uno de los manifestantes pareció no gustarle la estampa:
- ¿Por qué llevas la bandera de España? ¿Qué eres, heterosexual?
“Nos quedamos en estado de shock”, cuenta Miquel. “¿Qué tendrá que ver llevar la bandera de España con ser hetero?”, se pregunta. “España fue uno de los primeros países en legalizar el matrimonio homosexual, es uno de los países más tolerantes y, ¡joder!, es nuestro país”, argumenta, a la vez que se queja de que “no pasara nada por llevar banderas de Jamaica o Israel”.
Es la primera vez que me han insultado y lanzado objetos mientras me besaba con mi marido. He visto caras de odio y mucha violencia verbal que en ocasiones se ha convertido en escupitajos o latas que me han dado en la cabeza. En la marcha del Orgullo, me gritaban “¡fuera, fuera!” https://t.co/64Dg5f97Sm
— Miquel Rosselló (@rosselloarrom) July 6, 2019
Ante el odio, amor y besos
La reacción de la pareja, espontánea, fue la de besarse delante del individuo. Y así respondieron a los insultos y lanzamientos a lo largo de toda la tarde: “Cuando arrancó la marcha, la gente empezó a insultarnos. Nos llamaban maricones, homófobos… y nosotros comenzamos a darnos besos. Era nuestra manera de responder y mostrar que todo eso que nos estaban llamando no sólo no es cierto, sino que representamos todo lo contrario, representamos el amor y no el odio”.
“Más amor y menos odio” fue, precisamente, lo que comenzó a cantar el matrimonio ante la violencia verbal cada vez más acuciante.
Cuando se besaban, siempre delante de los manifestantes más agresivos, las reacciones eran distintas: "Había gente que simplemente seguía insultando, otros que colapsaban de alguna forma y se calmaban. También había gente que aplaudía. Vieron que la realidad no se adecuaba a sus prejuicios y que lo que ellos traían pensado de casa no era cierto". Miquel y Héctor, de hecho, consiguieron que un grupo de cuatro chicas se uniera a la comitiva de Ciudadanos. "¡Hasta hubo grupos que nos pedían besos!", recuerda.
La comitiva de Ciudadanos avanzaba y Miquel y Héctor seguían a lo suyo. Sus intenciones no eran políticas, su mensaje era de amor y sus besos amansaban a algunas fieras, pero no a todas. "A medida que avanzábamos, la gente se iba emborrachando más y perdía los límites de la educación. Nos lanzaron botellas, latas... y algún que otro escupitajo".
Tensión disparada
La situación se volvió insostenible y se tuvieron que retirar a la altura del Ministerio de Sanidad. "Cuando a mi marido le dio una lata en la cabeza, decidimos irnos porque la cosa se estaba poniendo fea. No fuimos ahí a ser héroes; además, yo tengo un problema en la pierna", relata el joven de 36 años, que admite que se fueron "antes de que llegara lo peor".
La tensión llegó a tales extremos que el ritmo cardíaco de Héctor se disparó. Su marido adjuntó una captura que lo demuestra en su cuenta de Twitter.
Para que os hagáis una idea de la tensión que hemos sufrido, el corazón de mi marido se ha llegado a poner a 145 pulsaciones pic.twitter.com/OYtMb0NNNU
— Miquel Rosselló (@rosselloarrom) July 6, 2019
"Yo no sé si me llegó a dar algún escupitajo, pero vi lanzar muchos. Llegué a casa pringado, lleno de porquería y tuve que ducharme", narra el joven periodista.
Más intolerantes que Vox
"Es curioso, cuando organizaban besadas delante de las mesas de Vox, los de Vox permanecían impasibles. En cambio, quienes gritaban 'que vuelva Carmena' nos lanzaban objetos e insultaban mientras nos besábamos. ¿Por qué son tan intolerantes?", reflexiona.
Pese a lo lamentable de la situación que vivieron, Miquel defiende que el Orgullo es mucho más que lo que se vio aquel día. "Llevo demasiados años yendo a la manifestación del Orgullo y conozco su esencia: diversidad y tolerancia. Nosotros creemos que es así y que el ambiente general del Orgullo es ese".