Las negociaciones se pusieron en marcha el mismo viernes por la tarde, en cuanto Pablo Iglesias colgó su teléfono en el que avisaba a Pedro Sánchez de que iba a publicar el vídeo de su renuncia al Consejo de Ministros. Y en ese momento, con ya varios anexos redactados al documento de Presupuestos firmado por los dos líderes en Moncloa el pasado 11 de octubre, Pablo Echenique se puso a la tarea.
El secretario de Acción de Gobierno de Podemos se ha pasado todo el fin de semana colgado del teléfono, comunicando con la vicepresidenta en funciones.
Del resto de los negociadores, con todas las vías oficiales de comunicación cerradas -muestra inequívoca de que por fin se han puesto de verdad a trabajar los dos equipos-, sólo se conocen los nombres porque Carmen Calvo los reveló en la Sexta Noche -ella misma, Adriana Lastra y María Jesús Montero por el PSOE, y Echenique e Irene Montero por Podemos-. Pero dada la premura de los tiempos, y la complejidad que supone montar un Gobierno desde cero, las fuentes se limitaron a decir que "seguramente sean más que esos".
Punto de partida
Porque los anexos que tiene preparados el negociador jefe de Iglesias significan que lo acordado en octubre para los Presupuestos más de izquierdas de la democracia -esos que no salieron adelante en el Congreso y precipitaron las elecciones- es sólo un punto de partida para negociar. Y en el PSOE deben saber, dada su experiencia de 10 meses desde la moción de censura, que en Podemos no prevén reducir, sino subir las exigencias. "Actualizarlo", lo llaman, pero son adendas, no rebajas.
La principal, asegurarse los puntos que quedaron sin desarrollarse "a pesar de que se podían haber sacado vía decreto", tal como explicaba esta semana Rafa Mayoral en conversación con este periódico. Lo que Unidas Podemos ha venido llamando "garantías" para que se cumplan los acuerdos, que no eran sólo ministros, sino estructuras de gobierno.
Y la primera, según ha podido saber este periódico, será un ministerio que aúne competencias fiscales y laborales para poder "cambiar las condiciones de vida de la gente". Es decir, competencias para implementar el impuesto a la banca y a las grandes fortunas -largamente reclamado por los morados-, reordenar el impuesto de Sociedades -para que las empresas, sobre todo las grandes, tributen más-, y hacerse cargo de la persecución de la evasión de impuestos.
Y en el plano laboral, la reclamación de Podemos radica en tocar la legislación de manera directa: impulsar medidas contra la precariedad laboral, subir el Salario Mínimo Interprofesional a 1.200 euros de aquí al final de la legislatura -como muy tarde-, recuperar la negociación colectiva y derogar las subcontratas de la actividad principal -es decir, arreglar la vida, entre otras de las camareras de piso, las kelis-.
Otrso ministrables
La persona que más suena para este puesto es Nacho Álvarez, secretario de Economía de Podemos, que sólo dejaría sus responsabilidades en el partido en caso de entrar en el Consejo de Ministros. La idea no es hacerse cargo del Ministerio de Hacienda -de hecho, el miembro del Gobierno con quien mejor relación tiene Podemos es con la ministra Montero, negociadora de los Presupuestos-, sino reagrupar algunas de sus competencias y de la cartera de Trabajo.
En Podemos están muy satisfechos de cómo ha acabado la pelea mediática de la negociación. A pesar de que ha habido "casi tres meses perdidos", creen que la renuncia de Iglesias el viernes pasado no sólo ha desbloqueado la coalición, sino que pesa mucho. Es decir, que tienen fuerza para reclamar una vicepresidencia para Irene Montero que coordine las competencias que caerán en sus manos.
Finalmente, el Ejecutivo no mezclará responsables en primeros y segundos niveles de una u otra formación, sino que se acotarán los espacios. Lo del PSOE para el PSOE, lo de Podemos para Podemos. Esa estructura también facilita que la figura de la hasta ahora portavoz parlamentaria morada pueda brillar en Moncloa.
Bajo su mando podrían quedar no sólo Álvarez, en caso de hacerse con esa cartera, sino otros ministrables, como el propio Rafa Mayoral, quien bien podría hacerse cargo de Vivienda. Para eso haría falta que el PSOE claudicara en un punto de fricción que provocó grandes desencuentros en la pasada legislatura: la intervención del mercado del alquiler para que los Ayuntamientos puedan poner precios tope a los arrendamientos. "Eso quedó firmado en los Presupuestos, y luego se negaron a cumplir", contaba Mayoral en esa conversación con EL ESPAÑOL.
Podemos también está muy interesado en Transición Ecológica. Sus planes de crear una empresa pública de energía e invertir en nuevos yacimientos de empleo para bajar la factura de la luz y bajar el paro se centran en las oportunidades que se avecinan en este campo. Y Pablo Echenique, doctorado en Ciencias Físicas, podría ser el elegido para el cargo.
Y hay un último punto, fuera de los campos ministeriales, del que Unidas Podemos querrá hacerse cargo, el de la Memoria Histórica. En la formación morada entienden que el PSOE se mueve con dificultad en este campo, más allá de haber impulsado -aunque no cumplido todavía- la exhumación del dictador Franco.
Suya fue una iniciativa legislativa que murió en la legislatura para superar la ley de la época de Zapatero y hacer una nueva ley integral de "Memoria Democrática", que ya empezó a recuperar hace unas semanas en una reunión con asociaciones antifranquistas en el Congreso. Quien lideró ese encuentro fue Enrique Santiago, diputado procedente de IU, cuya candidatura para este puesto pesa más que la de Ione Belarra, llamada a sustituir a Irene Montero como portavoz parlamentaria.