A Génova van llegando diferentes nombres en los últimos meses a raíz del baile de sillas que se está viviendo en el PP. Una vez se ha calmado la marejada, que derivó en un plan de reducción de gastos, y tras la recolocación en administraciones locales y autonómicas de personal de la casa para evitar los despidos, ha llegado el turno de los políticos. En el PP se han ido rescatando poco a poco a sus fieles, pero ha habido un grupo de antiguos dirigentes que no va a encontrar un hueco.
Se trata de aquellos miembros que trabajaron como consejeros en los Gobiernos de la Comunidad de Madrid bajo la batuta de Cristina Cifuentes y Ángel Garrido. Van desde Pedro Rollán, que llegó a ser el presidente interino de la región tras la marcha de Garrido —primero a la candidatura popular para el Parlamento Europeo; después con su salto inesperado a las listas de Ciudadanos—, a Rosalía Gonzalo, pasando por Carlos Izquierdo, aunque colaboró intensamente en la campaña de Díaz Ayuso.
La actitud para con ellos contrasta poderosamente con el cuidado que Génova está teniendo con sus empleados y otros dirigentes, a los que está acomodando en sus gobiernos de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid.
"La persecución es una realidad"
"La persecución es una realidad. En el Ayuntamiento, el PP presume de que no hay nadie de Garrido. Están pagando la marcha del expresidente con gente que nunca ha pensado en irse del partido", aseguran diferentes expopulares.
El caso más llamativo es el de Pedro Rollán, a quien Ayuso dedicó parte de su discurso de investidura como presidenta madrileña y a quien prometió no dejarle en la estacada. "Rollán se comió el marrón, colaboró a tope con el partido, se esforzó mucho y trabajó muy bien. Ahora lo han dejado en nada", comentan las mencionadas fuentes.
Pero la línea roja va más allá, indican. "No sólo les dejan fuera a ellos, sino también a sus equipos", suspiran las fuentes en privado.
Con Garrido, ni olvido ni perdón
El principal inductor detrás de este veto es Pío García-Escudero, presidente del PP de Madrid, deslizan voces regionales a este periódico. Así, siempre según su relato, el antiguo presidente del Senado llegó a exclamar en una reunión en la que se discutía el posible rescate de estos exconsejeros "que se vayan con Garrido".
Porque en el PP madrileño no se perdona ni se olvida la jugada del ahora consejero de Transportes de la Comunidad por la cuota de Ciudadanos. La relación de cara a la galería es cordial, pero cuando los focos se apagan la situación es bien distinta.