La fotografía que ilustra este reportaje no es una recreación. En esa mesa, el pasado 20 de noviembre, tomaron café Francis Franco y el Gran Maestro de los masones. Óscar de Alfonso, que vino a Madrid ex profeso desde Valencia, desayunó también un cruasán. Si alguien le hubiera dicho al dictador que, el día que se cumplieran 44 años de su muerte, su nieto mayor tomaría café con el 'presidente' de las logias... jamás lo habría creído.
El encuentro se gestó a partir de una entrevista que el propio De Alfonso concedió a este periódico. El nieto del militar, por aquellas fechas, había asegurado que su abuelo "sólo tuvo dos enemigos": "Los masones y los comunistas". El Gran Maestro se ofreció entonces a explicarle que ellos, en tiempos de guerra y dictadura, fueron "perseguidos y asesinados". Entre 1940 y 1964, hubo incluso un Tribunal Especial para la Represión de la Masonería. Al hilo de los crímenes llegó el momento más delicado de esta conversación.
Francis Franco aceptó la charla. Prefirieron hacerlo sin cámaras ni micrófonos, pero ambos admitieron esta publicación posterior. El relato que sigue se hilvana a partir de las vivencias del masón. Francis prefiere guardar silencio: "Tras la exhumación, decidí apartarme de los medios, espero que lo comprendan".
Se citaron a las diez y media de la mañana en un hotel del barrio Salamanca, el Meliá Galgos. Habían intentado verse en otras dos ocasiones, pero distintos imprevistos terminaron por desbaratar el plan. Al final, la fecha elegida, por raro que parezca, fue el 20 de noviembre, primer aniversario de Franco fuera del Valle de los Caídos. "Cuando le propuse ese día, no me di cuenta... Francis aceptó y me dijo que lo hacía para que no pensara que me estaba dando largas", narra De Alfonso.
Total que así fue. En esta España polarizada donde resucitan los extremos... tomaron café el nieto de Franco y el líder de los masones. Durante una hora. "Yo llegué quince minutos antes y él ya estaba allí. Nos tuteamos desde el principio", relata el mandatario de las logias. No obstante, De Alfonso debe de ser una de las pocas personas en el país que se refiere a "Francis" como "Francisco". Por WhatsApp, el tratamiento había sido de "usted". Se saludaron con un apretón de manos.
Francis Franco: "Yo no soy antimasónico"
El Gran Maestro se marcó como objetivo "romper los mitos heredados por Francis acerca de la masonería". Para su sorpresa, el nieto del dictador le confesó que no era la primera vez que se veía las caras con un hermano francmasón. Francis, en la presentación, se definió como "firme defensor del legado de su abuelo", pero como "independiente" en términos políticos actuales.
Pero fue Francis quien, en cierto modo, rompió un mito que deambulaba por el subconsciente del Gran Maestro: "Me contó que él desconocía realmente lo que hacíamos, pero que no se consideraba antimasónico". El nieto del dictador, según De Alfonso, creció con la perspectiva absorbida en El Pardo, pero jamás se había afanado en comprobar su veracidad.
En ese instante, De Alfonso aprovechó la coyuntura y trasladó a Franco algunos de sus principios básicos: "Le expliqué que no vamos contra nadie, que abrazamos la tolerancia, que no hacemos política y que, a día de hoy, no tenemos ninguna influencia en ella". Lejos queda aquel Congreso de la II República en el que llegó a haber hasta 170 diputados masones. Por cierto, también los hubo entre los generales golpistas, como por ejemplo Miguel Cabanellas, primer presidente de la Junta de Defensa sublevada.
Crímenes y represión
Roto el hielo -se habló de la exhumación y de política actual-, ambos se adentraron en la persecución de los masones a manos del dictador. "Francis reconoció que su abuelo estaba muy influido por la Iglesia católica. Llegó a insinuar que si el Vaticano excomulgó a los masones sería por algo", cuenta De Alfonso.
Francis, cuando el Gran Maestro le mencionó los miles de asesinatos y la persecución, se afanó en "diferenciar las cosas que sucedieron en guerra de lo que ocurrió durante la dictadura": "Él insistía en que, entre 1936 y 1939, hubo barbaridades en ambos bandos. Pero reiteró que, finalizada la contienda, no se asesinaba por ser masón".
Aunque es cierto que los crímenes remitieron, se siguieron produciendo juicios sumarísimos que concluían con duras condenas e inhabilitaciones profesionales: "Francis admitió que aquellos juicios no eran garantistas". Pero el mayor punto de desacuerdo fue el siguiente: el nieto del dictador aseveró que su abuelo "no mató a nadie simplemente por ser masón": "Se persiguió a quienes, además, habían cometido graves delitos". Un extremo que De Alfonso desmintió: "Le hablé de los asesinatos y de las acciones del Tribunal Especial para la Represión, que encarceló a muchísima gente sólo por pertenecer a una logia".
Aunque se trató del pasaje más tenso del desayuno, uno y otro se escucharon sin interrumpirse. De Alfonso pudo aportar los detalles que quiso acerca de la persecución sufrida. Francis concluyó: "Mi abuelo estaba convencido de que los masones eran un peligro para España y por eso los combatió".
'Intercambio' de libros
El nieto del dictador, con el objetivo de desmontar la "ausencia de intenciones políticas de los masones" aducida por el Gran Maestro, se refirió a los presidentes estadounidenses pertenecientes a esta institución que "hicieron todo lo posible por aislar a España del mundo".
"Fue uno de los argumentos que él utilizó para intentar convencerme de que los masones sí que combatieron políticamente el franquismo... Pero le puse un par de ejemplos muy concretos que, en cierta medida, desmontan esa realidad", contrapone De Alfonso.
Le habló a Francis Franco de Churchill -masón-, que "rechazó una intervención militar en España porque prefirió al dictador antes que a los comunistas". También mentó a Eisenhower, el presidente norteamericano -y masón- que decretó el deshielo respecto a la dictadura.
Francis Franco, según explica De Alfonso, "reconoció el sufrimiento padecido por los masones": "La verdad es que os dieron mucho". La conversación, que se saldó con otro apretón de manos, concluyó con una recomendación cruzada. El Gran Maestro sugirió al nieto del dictador el libro La masonería, de José Antonio Ferrer Benimeli. Francis le invitó a consultar el testamento de su abuelo.