Si todo sigue el plan establecido, el próximo martes 7 de enero Pedro Sánchez será presidente del Gobierno. Será gracias al apoyo de diferentes grupos parlamentarios: Unidas Podemos, ERC, PNV, Más País, Bildu… y, evidentemente, el PSOE al completo. Así, y sólo de esta manera, el candidato socialista recabará más síes que noes en la segunda votación del debate de investidura y recibirá la confianza de la Cámara para liderar el próximo Ejecutivo.
La naturaleza de los acuerdos que ha recabado Sánchez durante las últimas semanas —un pacto de coalición con Pablo Iglesias, rúbricas de documentos con los nacionalistas vascos, reuniones con los herederos de Batasuna, cesiones a ERC, entre otros— ha levantado suspicacias entre el bloque de partidos constitucionalistas e incluso entre históricos socialistas. Por eso, desde ciertos sectores reclaman que los diputados del PSOE que no estén de acuerdo con los métodos de su secretario general den un paso al frente.
Porque, según la aritmética parlamentaria y teniendo en cuenta los apoyos anunciados con los que contará el candidato socialista, si 16 diputados del PSOE decidieran cambiar su voto y romper la disciplina, España volvería a una situación de impás y derivaría, si esa quincena de señorías se mantuviera en sus trece, en unas terceras elecciones. Un Tamayazo a lo grande.
¿Terceras elecciones en abril?
¿De dónde sale la cifra? ¿Por qué 16? Lo explica el profesor universitario y exmilitante del PSOE Víctor Gómez Frías. Suponiendo que ERC, Bildu e incluso la CUP cambiaran su voto al sí y JuntsxCat a la abstención en el caso de que Sánchez corriera el riesgo de no ser investido; Coalición Canaria, PRC y Teruel Existe continuaran en la abstención, esos diputados socialistas “valientes” podrían bloquear las votaciones. El resultado hipotético sería 169 síes, 12 abstenciones, 169 noes.
De ser así, el docente explica que los siguientes comicios generales, que serían los quintos en un lustro, se fecharían el 22 de abril de este nuevo año que acaba de comenzar. Al fallar la primera votación de esta investidura y tras pasar los dos meses que recoge la Constitución, “se disolverían las Cámaras y se convocarían nuevas elecciones el 6 de marzo”.
Algunas voces históricas del PSOE, hoy fuera del partido, ya se han mostrado favorables a volver a las urnas como única alternativa a un gobierno apuntalado por los secesionistas y nacionalistas. Van de Leguina a Ibarra, pasando por Paco Vázquez o Nicolás Redondo.
Eco político
También han reflejado su desacuerdo con los pactos a los que ha llegado Sánchez barones socialistas como el presidente de Aragón, Javier Lambán, o el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que han puesto el grito en el cielo porque se pueda “privilegiar a unas regiones sobre otras” a raíz de la filtración de las condiciones que ERC ha puesto como precio de su abstención.
En la misma línea lanza sus mensajes la oposición. En el Partido Popular, el vicesecretario de Comunicación y diputado por Málaga, Pablo Montesinos, ha hecho, en las últimas horas, un llamamiento a los diputados y barones socialistas para que “paren a Sánchez”.
Así, el portavoz nacional del principal partido de la oposición considera “extremadamente llamativo” que “ningún dirigente socialista o diputado en el Congreso haya denunciado alto y claro lo que está ocurriendo en España y que diga ya basta”.