Inés Arrimadas insiste en que la lista común que propone nada tiene que ver con el "España Suma" del PP. "Mejor Unidos" -proyecto que quiere implantar en Cataluña, Galicia y País Vasco- ha lanzado sus redes entre los "socialistas desencantados" y distintas "plataformas de la sociedad civil".
La palabra que más se repite en su argumentario es "transversalidad". Una característica que podría llevarle a rescatar a Manuel Valls, cuyo desencuentro con Albert Rivera fue de enjundiosas proporciones. A pesar de la ruptura que se produjo tras las elecciones municipales, Arrimadas cree que la inclusión del ex primer ministro francés sería positiva. Eso sí, no como cabeza de lista.
Se trata, según concibe Arrimadas, de juntar a todas las familias "constitucionalistas", dejando las diferencias a un lado, pero ni ella ni su partido volverían a apostar por Valls como cabeza de cartel.
Al contrario que Rivera, la política jerezana no rompió su relación con él tras los comicios barceloneses. Conforme se acercaban las urnas, el expresidente de Ciudadanos comenzó a limitar su presencia en los actos de Valls. Rivera consideró "desleales" las críticas del ex primer ministro, que dio varias conferencias en las que atacó a los naranjas por sus coqueteos con Vox.
Rivera y su núcleo duro -del que no formaba parte Arrimadas- concibieron los actos de Valls como una especie de traición. "Pones toda una estructura a su servicio para esto..", comentaban varios de ellos. Pero la actual portavoz de Ciudadanos, también contraria a las decisiones del francés, no rompió amarras y siguió manteniendo el contacto.
"Estamos en plena discusión"
Esa circunstancia hace que, ahora, no todo esté perdido en esta operación. "Estamos en plena discusión. Todavía no hemos decidido una cosa ni la contraria", cuentan a este diario desde Barcelona pel Canvi -el proyecto de Valls-.
"Durante los próximos días habrá silencio absoluto por nuestra parte. Decidiremos en función del escenario que se plantee. Ni siquiera conocemos la fecha de las elecciones. Pedimos prudencia", arguyen de manera un tanto críptica.
Mientras tanto, los de Valls recorren Barcelona y su área metropolitana en busca de afiliados. Cuentan con cerca de seiscientos. Una cifra, según explican, "nada desdeñable".
A pesar de su procedencia socialista, la presencia del Partido Popular no sería un obstáculo para que Valls se uniera a la plataforma común. El ex primer ministro mantiene una buena relación con Casado y Vox -partido que Valls considera tan nacionalista como ERC o JxCat- no ha sido invitado.
¿De qué dependerá entonces el "sí" de Valls? Principalmente de dos factores: la voluntad del francés para aceptar un papel secundario y la capacidad de Arrimadas para convencer a su aparato de que la alianza, esta vez, saldrá bien.