El vicepresidente del Gobierno se ha transmutado en el Pablo Iglesias del tic tac junto al reina Sofía, el que quería asaltar los cielos de la política, el que decía que "los poderosos de verdad no se presentan a las elecciones". Hoy se sienta en el Consejo de Ministros y, tamizados su discurso y su vestimenta cuando posa junto a ministros y presidentes, este sábado ha sacado pecho y ha tirado de párrafos de otros tiempos para presumir de lo logrado: "Hemos conseguido lo que nos propusimos hace cuatro años, cuando empezamos a construir este espacio de confluencia", ha dicho ante las direcciones de IU, los Comuns y Podemos, "somos fuerza de Gobierno".
Pero más allá del legítimo narcisismo, el líder morado ha hablado de "trincheras", de "mentiras" y de "la Cubazuela del norte", que es el eufemismo con el que ha logrado no pronunciar la palabra Venezuela cuando ha arremetido contra "la ultraderecha y la ultra ultraderecha". Así ha definido a la oposición en el Congreso, deslegitimando sus ideas y, sobre todo, su proceder: "Son erráticos, sí, pero son peligrosos, porque han hecho de las mentiras, los insultos y los ataques alas bases mismas de la democracia todo su discurso".
El secretario general ha hablado después de las intervenciones de Alberto Garzón y Ada Colau, en la reunión confederal celebrada en Madrid en la mañana de este sábado. Era la primera, "y tendremos que hacer muchas más", tras la formación de Gobierno. Y por eso Iglesias comenzó hinchando el pecho para lucir lo logrado hasta ahora, "de lo que tenemos que sentirnos razonablemente orgullosos".
Y entre los éxitos, uno destacó sobre todos, "la fortaleza y madurez de este Ejecutivo, que ha sabido lidiar con pequeñas discrepancias que algunos alimentaron, pero debo agradecer al presidente Pedro Sánchez por no dejar de trabajar siempre en favor de la unidad". Ahí fue la primera vez que dijo que "hay Unidas podemos para rato".
A Garzón le agradeció "su compromiso en los momentos difíciles, y lealtad con lealtad se paga, compañero", apuntó a quien fue el último nombre en incorporarse a la lista de ministros que Iglesias le pasó a Sánchez. "Los comunistas han sido la mejor tradición de la democracia española, a pesar de que la extrema derecha hoy saque la bandera del anticomunismo; nosotros defenderemos las trincheras del Estado de bienestar".
Y a Jaume Asens, "recientemente nombrado presidente del grupo parlamentario en el Congreso", Iglesias lo señaló como "garantía de que el diálogo triunfe". A pesar de su perfil eminentemente soberanista y de haber sido el abogado de Toni Comín y una de las personas que ayudó a Carles Puigdemont en su fuga de España, Asens fue presentado por el vicepresidente del Gobierno de España como "el mejor activo para que el diálogo y la empatía gobiernen esta legislatura".
"El totalitarismo de Feijóo"
Pero se trataba de insuflar ánimos a la tropa, de poner sobre la mesa los méritos y proyectarlos hacia delante, a las tres elecciones autonómicas que se anuncian en España en los próximos meses. Iglesias dijo que Elkarrekin Podemos saldrá a ganar en el País Vasco, aplaudió el anuncio de Jessica Albiach como candidata a la Generalitat y agradeció la unión "con fuerzas hermanas" en Galicia para "acabar con el absolutismo de Feijóo".
Esos méritos, por orden en el que fueron citados por el líder de Podemos, son: el "alza del 2% en el sueldo de los trabajadores públicos", una medida que viene del Gobierno del Mariano Rajoy; la actualización de las pensiones al IPC, algo menos de lo que las subió el PP en su último ejercicio, y el compromiso de "blindarlo por ley"; la "declaración de la emergencia climática en España"; y la subida del Salario Mínimo a 950 euros al mes.
En este punto, sólo en éste, Iglesias se vistió de institucional y advirtió de que no le dolían prendas por "agradecer también a la patronal, que se sentara y acordara esta medida". Este colofón fue recibido con muchos menos aplausos y muchas más risas en comparación con las ovaciones que habían suscitado las anteriores medidas.
Además, el líder morado anunció la implementación de la llamada "tasa Tobin, que fue una reivindicación del 15-M", la "eliminación del artículo 52.b del Estatuto de los Trabajadores, que era intolerable" -esta vez no equivocó el texto culpando a la reforma laboral del PP-, y anticipó nuevas "medidas muy importantes para el campo contra los bajos precios en origen", la inminente "ley del sólo sí es sí contra las violencias sexuales" y la próxima de defensa de la infancia y la adolescencia.
Las ultraderechas
Iglesias terminó su discurso advirtiendo contra las ultraderechas", una opocisión errática, que ha elegido Venezuela como terreno de oposición, según el para acusar a Unidas Podemos de convertir España en la "Cubazuela del norte". El vicepresidente advirtió de que "sin darle demasiadas pistas, les aviso de que si siguen por ahí, habrá Unidas Podemos para rato en el Gobierno".
Y acusó "a la ultraderecha y a la ultra ultra derecha" de ser "un peligro para las bases mismas de la democracia", razón por la que "debemos permanecer unidos y cavar trincheras en defensa del Estado del bienestar". Porque "aunque sean erráticos, son peligrosos, con sus mentiras e insultos" y "hay que seguir firmes contra ellos".
Para eso, Iglesias reclamó que la confluencia no se limite a los espacios políticos, sino que se amplíe de verdad a los sociales. "A todos los colectivos y movimientos con los que debemos seguir contruyendo un bloque histórico democrático". Porque, dijo recordando al púlpito de aquella ya lejana plaza del Reina Sofía, "nos enfrentamos a la oposición con menor responsabilidad de Estado y la democracia es armar espacios de contrapoder social y popular".
Porque "los que no se presentan a las elecciones siguen teniendo mucho más poder que los parlamentos y que cualquier gobierno" y, contra ellos, "sí se puede".