1. Los positivos por coronavirus del presidente y el vicepresidente de la Generalidad han demostrado la endeblez de esa tesis nacionalista que habla de una epidemia descontrolada por la inoperancia de Madrid.
2. La respuesta primaria a los positivos de Quim Torra y Pere Aragonès sería poner al nacionalismo frente al espejo de sus propios insultos. Sólo unas horas antes, la prófuga Clara Ponsatí se había burlado de los muertos de Madrid con el mensaje "de Madrid al cielo".
3. Pero, ¿quién querría descender voluntariamente hasta los abismos morales en los que mora ese nacionalismo que se alegra de las muertes que considera "ajenas"?
4. Sólo Torra, de entre todos los presidentes autonómicos, ha intentado aprovechar la epidemia políticamente, como si se tratara de un acto electoral más de la campaña de JxCAT para las futuras elecciones autonómicas catalanas. Iñigo Urkullu, tras una leve protesta, se ha sometido a la autoridad del Gobierno sin mayores aspavientos.
5. La insistencia del nacionalismo catalán en afear al Estado el incremento del número de infectados se compadece mal con sus propias cifras. Ayer, el número de infectados en Cataluña se incrementó en 491 casos. Seis personas murieron en Cataluña, para un total de 18 desde el comienzo de la crisis.
6. La realidad es mucho más sencilla de lo que pretende el nacionalismo. El coronavirus no hace distingos entre "razas superiores" y "bestias taradas", como ha recordado Albert Rivera en su cuenta de Twitter.
7. Torra ni siquiera puede esgrimir como prueba de sus tesis la irresponsabilidad del Gobierno llamando a manifestarse el 8M. En primer lugar, porque también su Gobierno, e incluso Carles Puigdemont, llamaron a manifestarse ese día.
8. En segundo lugar, porque él mismo participó en el evento masivo de Perpiñán en el que miles de separatistas se congregaron para recibir a Carles Puigdemont el pasado 29 de febrero.
9. Ese mismo día, a las 17:00 de la tarde, el Gobierno francés prohibió las concentraciones de más de 5.000 personas en todo el territorio nacional. En Perpiñán se habían reunido, si hemos de hacer caso a las propias cifras del nacionalismo, 100.000 independentistas.
10. Ahora, Quim Torra pide medidas más duras que las adoptadas por el Gobierno español y un confinamiento total de los españoles en sus domicilios. Al mismo tiempo, critica por excesiva la toma de control de todos los resortes de la administración regional por parte del Gobierno. La sensación es que Torra criticaría cualquier medida y su contraria para reforzar su discurso de "España contra Cataluña".
11. El 10 de marzo, dos días después de las marchas del 8M, el secretario del departamento de Salud Pública de la Generalidad, Joan Guix, afirmaba que en Cataluña no hacía falta cerrar escuelas y universidades, como ya había hecho Madrid, porque la "situación" catalana era "bastante diferente" a la del resto del país. ¿Cuál era la diferencia de la que hablaba Guix? Nadie lo sabe.
12. Las exigencias del nacionalismo se compadecen también mal con la escasa transparencia del Gobierno autonómico catalán. Ayer lunes, la consejera de Presidencia, Meritxell Budó, el consejero de Interior, Miquel Buch, y la consejera de Salud, Alba Vergès, se negaron a concretar los datos de infectados en Cataluña.
12. Según informa Libertad Digital, los Mossos d'Esquadra controlaban ayer en la estación de Sants de Barcelona a los viajeros que llegaban desde Madrid. Tres de ellos fueron "derivados" al servicio de emergencias porque, a juicio de los agentes, presentaban "signos" de coronavirus. Según Libertad Digital, los Mossos inspeccionaron a 181 pasajeros en total.
13. Los Mossos d'Esquadra llevan varios días realizando ese tipo de controles en las carreteras catalanas, que no parecen derivar de la literalidad del decreto de alarma del Gobierno. ¿Quién controla a día de hoy a los Mossos? ¿Torra o Marlaska?
14. Pese a su positivo, y recluido en la Casa dels Canonges, la residencia oficial de los presidentes de la Generalidad, Torra ha enviado al Gobierno un "plan de confinamiento" contra el coronavirus diferente al establecido por este en su decreto del estado de alarma.
15. Parece obvio que la obsesión de Torra es demostrar frente a los ciudadanos catalanes que la autoridad competente en la lucha contra el coronavirus en Cataluña es la Generalidad y no el Gobierno.
16. Su frase "la Constitución no es un fármaco contra el virus" no es sólo absurda sino que también demuestra que la mente del presidente no está donde debería estar. Torra está en su lucha imaginaria contra los molinos de la España imperial. Los ciudadanos catalanes están en lucha contra el virus.
17. "Si hay algún responsable público que hace un planteamiento político de esta situación, lo digo con respeto y preocupación, no merece ser llamado responsable político" dijo la ministra de Defensa Margarita Robles el pasado domingo. El condicional sobraba. Torra ha hecho, efectivamente, un planteamiento político de la epidemia.
18. Cataluña no puede ir por libre en la lucha contra la epidemia. Es irresponsable, es arriesgado y es inmoral. También es ilegal.
19. Si Torra es incapaz, incluso en un momento como el actual, de aparcar por quince días sus objetivos políticos en aras del bien mayor de la vida de sus ciudadanos, ¿qué cabe esperar de él durante los meses futuros en esa mesa de diálogo que él insistía hace apenas unos días en mantener a toda costa, aunque fuera telemáticamente, como si el Gobierno no tuviera otra cosa en la que pensar que el referéndum de autodeterminación y la libertad de los presos del procés?
20. El coronavirus no es una pieza más del tablero político que mover a conveniencia de parte. Es una enfermedad potencialmente mortal que ha acabado ya con la vida de 309 ciudadanos españoles. Es una enfermedad que ha obligado a los españoles a enclaustrarse en sus casas para evitar la extensión del contagio. Paradójicamente, debería ser también la enfermedad que obligara a Torra a salir de su enclaustramiento ideológico para actuar con una mirada limpia, con lealtad y con racionalidad, a las órdenes del Gobierno.