César, único pediatra en Melilla al estar los otros cinco de baja: "No sé cuánto más voy a resistir"
Se enfrenta prácticamente solo al servicio debido a diversas convalecencias por el coronavirus.
19 marzo, 2020 02:39Noticias relacionadas
La voz de César Feliu, médico adjunto de pediatría del hospital comarcal de Melilla, suena tranquila y despierta al otro lado del teléfono tras 48 horas seguidas atendiendo partos y pasando consulta en las plantas de niños y neonatos. También le toca a él atender pacientes de forma telemática y visitar las urgencias.
Este sevillano de 33 años es el único pediatra desde hace días en el hospital comarcal de Melilla. Habitualmente, son siete médicos en plantilla, pero sus compañeros están de baja o convalecientes por el coronavirus. Él dio negativo y ahora hace un llamamiento con un video difundido en el círculo de pediatras de España “porque hay que traer más gente”.
“Si alguno está disponible para echar una mano hasta que se resuelva está situación, en Melilla será bienvenido. Lo esperamos con los brazos abiertos. Estamos en una situación crítica”, difunde en el mensaje audiovisual porque, confiesa, “no sé cuánto más voy a resistir”.
Se ha convertido en un héroe. La pandemia del coronavirus lo ha dejado al frente de todo el servicio. Después de dos guardias de 24 horas el fin de semana, dio negativo en el test del COVID-19, pero tres de sus compañeros son positivos confirmados, y los otros dos están aislados mientras esperan los resultados... que “ya tenían que haber llegado hoy -miércoles-, pero nada”, explica Feliu en una entrevista con EL ESPAÑOL.
A pesar de que uno de sus dos compañeros en cuarentena tiene síntomas, César cruza los dedos para que, al menos, uno sea negativo “y me pueda sustituir para seguir”. De hecho, a pesar de sus síntomas, “están echando una mano desde casa con la agenda de las consultas y aquellas laborales que se solventan con el ordenador”, agradece Feliu. Además, la séptima del equipo está de baja maternal.
La solución inmediata que han encontrado es que esa mujer, madre de un bebé de tres meses, haga guardias. Algo que César ve “totalmente inviable. Es un parche que hace aguas por todos los lados”.
“Hacen falta pediatras”
Cuando tiene que explicar a lo que se enfrenta, asegura que “es el trabajo que realiza cualquier pediatra en un hospital comarcal": asistencia en sala de partos, atender la unidad neonatal, revisar los pacientes que están ingresados, examinar a los nacidos hace veinticuatro horas, charlar con los padres... y algunas urgencias. Tras esa lista innumerable de tareas médicas, llega sin aliento a reconocer que “hacen falta pediatras”.
Por eso, considera que “hay que traer a alguien de fuera, con experiencia en el área de neonatos, que nos eche una mano y que refresque un poco la situación, porque tenemos prematuros de 1.200 gramos, partos de gestaciones no controladas que tienen más riesgo de complicarse, la asistencia tanto en planta de neonatos como en la planta de pediatría, y por supuesto las urgencias”.
Está seguro que desde el ministerio están buscando a un pediatra. “Sé que han trasladado la necesidad a instancias superiores. No sé si el ministro estará buscando o no, pero es importante que traigan a alguien de fuera y fresco porque aunque venga hoy un compañero no va a dejar de ser un parche”, afirma.
Mientras, le aligeran la carga de trabajo desde el servicio de urgencias. “Mis colegas están viendo a todos los niños y si tienen alguna duda, consultan, pero están siendo muy colaboradores”, respira aliviado.
Se emociona con los aplausos
Para descansar a ratos dispone de un cuarto para dormir, pero “la madrugada -del miércoles- se complicó con la urgencia de un niño”, explica mientras come una pizza que le han enviado voluntariamente con esta nota: “Gracias por vuestra labor a todo el servicio de Pediatría”.
Así que está agradecido a sus “compañeros que se están comportando fenomenal” y a la ciudadanía en general “por sus muestras de apoyo”. Estos detalles “ayudan a seguir aquí al pie del cañón el tiempo que haga falta”, resopla.
Las guardias “están siendo buenas dentro de lo que cabe porque la gente de Melilla está respondiendo muy cívicamente”. Los padres se quedan con los niños en casa y solo acuden a urgencias cuando realmente lo necesitan. Sí es verdad que “algún niño enfermo, que no entiende de horarios, viene de noche y tienes que dedicarle bastante tiempo a deshora”.
La mañana del miércoles llegó cargada de trabajo. “Aunque hay poquitos niños ingresados tenemos que asistirlos bien; y pasar la consulta llamando a los pacientes que están en casa, dando una respuesta a sus necesidades. Por supuesto, asistiendo también a la planta. En fin, que he tenido una mañana liada”, dice medio sonriendo.
Reconoce que está cansado y que su plan después de la pizza es “dormir una pequeña siesta y coger fuerzas para lo que venga esta tarde”.
Al mismo tiempo, al recordar los aplausos de los españoles desde las ventanas y los balcones para agradecer el esfuerzo y trabajo de los sanitarios en la gestión de la pandemia del COVID-19...: “Me emociono, y uno se siente orgulloso. Algunos compañeros se sobrecogían, se les saltaban las lágrimas de la alegría”.