Miquel Roca Junyent (Burdeos, 1940) es la única persona -entre los vivos y los muertos- que selló los dos documentos más importantes de la Transición: los Pactos de la Moncloa y la Constitución de 1978. Manuel Fraga, de Alianza Popular, también fue testigo de ambos procesos, pero se negó a firmar el apartado político de aquel salto a la democracia acuñado en 1977.
Atiende esta entrevista durante el atardecer del miércoles. Con la vista puesta en el Congreso de los Diputados, pero también en el ordenador: su bufete de abogados funciona a pleno rendimiento en los días de la pandemia. “¡Si yo he aprendido esto del teletrabajo, que aprendan ellos a sentarse y negociar!”, ironiza este padre de la Carta Magna sobre los actuales líderes.
-¿Deben reeditarse los Pactos de la Moncloa para salir de esta crisis?
Roca, criado políticamente en el consenso, siente estar diciendo una obviedad cuando responde, pero sus palabras funcionan como un detonador colocadas en el espejo del presente: “Pero, ¡cómo no se van a sentar! ¡La democracia es pacto! ¡La libertad es pacto!”. Si acuden a él -reitera que no es falsa cortesía-, se sentará para “explicarles” lo que fue aquello.
-Sí, señor Roca, pero los líderes políticos, tras varias semanas de estado de alarma, no se han reunido ni una sola vez -más allá de algunas llamadas bilaterales sin resultados concretos-.
-Que discutan, pero que lo hagan sentados a la mesa -en este caso sería por videoconferencia-. Nosotros tampoco estábamos acostumbrados a trabajar con el diferente, pero fuimos ganando confianza conforme nos veíamos. Se avanza dialogando sobre temas concretos.
A Miquel Roca, aunque no lo dice, probablemente le resulten absurdas las barreras al consenso de Sánchez, Iglesias, Casado y Abascal -Arrimadas sí ha tendido la mano a todos ellos-. Él sabe lo que es nacer en el exilio por culpa de las dos Españas. Su abuelo murió en la Barcelona de 1936, muy poco antes de que varios milicianos fueran a por él para asesinarlo.
Se autoproclama optimista. El “paso del tiempo” le ha enseñado que “el pesimismo es muy aburrido”. Por eso lanza un ruego ambicioso: que los nuevos Pactos de la Moncloa integren a “todas las fuerzas”: “Yo, de partida, no excluiría a nadie”. En 1977, arrimó el hombro el arco parlamentario al completo, nacionalistas vascos y catalanes incluidos.
“Yo soy un recuerdo histórico, una pieza arqueológica, no sé si interesa demasiado esto que digo”, asevera tratando de quitarse importancia. Pero Roca es, junto a Felipe González y Josep María Triginer, uno de los tres firmantes vivos de los Pactos de la Moncloa.
"¡Que se sienten a discutir!"
“Fíjese, le contaré una curiosidad. Los padres de la Constitución hemos dado muchas conferencias en varios países del mundo… ¡y nos preguntaban más por los Pactos de la Moncloa!”, reseña.
-¿Y eso por qué?
-La Constitución ya estaba en trámite, cabalgaba de manera simultánea. Los Pactos de la Moncloa nos marcaban el camino. Aquello fue tremendamente novedoso. El acuerdo fue entre políticos, sí, pero también firmamos con empresarios y centrales sindicales.
-Entiendo que el consenso le parece el mejor camino de aquí al fin de la crisis del coronavirus.
-La ONU ha dicho que esto es lo más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Tras el conflicto bélico, nació Europa. Ante esta pandemia, ¿cómo no se van a poner todos de acuerdo? ¡Que lo llamen Pactos de la Moncloa bis! ¡Que lo llamen como quieran! Pero que se sienten a discutir qué es lo mejor para los ciudadanos.
A lo largo de la conversación, Miquel Roca insiste sobremanera en la idea de trabajar en la anomalía para convertirla en costumbre: “Mire, si quieren, que empiecen por recomendarse los últimos libros que han leído, pero que hablen”.
Un mensaje en los aplausos
Van a dar las ocho de la tarde. Toca aplaudir. “Fíjese, en unos minutos toda España se va a echar a aplaudir el trabajo y la solidaridad de los profesionales sanitarios. Pero esas palmas significan algo más: el deseo de estar juntos frente a la enfermedad”, discurre.
Otro de los aspectos positivos que, a juicio de Roca, traerían unos nuevos Pactos de la Moncloa es la “seguridad jurídica”: “Esta es una de las claves. En aquellos acuerdos pusimos por escrito lo que se iba a hacer. Así quedó claro también… ¡qué era lo que no se podía hacer! Si ahora se firma un documento similar, estará blindada la convivencia”.
Miquel Roca, cuarenta años después, no ha olvidado la frase que pronunció Adolfo Suárez en la Moncloa una vez aprobados los acuerdos: “Señores, todos deberíamos felicitarnos mutuamente”.
-¿Podría enviar un consejo a los líderes políticos implicados?
-Sé que esto que le voy a decir es simple, tópico y barato. Les pido, por favor, que piensen en la gente.