Pedro Sánchez ya tiene un plan de desescalada para la emergencia del coronavirus. Nada que ver con "ocupar las calles y las plazas" a partir del 26 de abril, cuando acabará el nuevo estado de alarma cuyo permiso se solicita este jueves al Congreso de los Diputados. Es decir, lejos de lo afirmado el miércoles por la ministra portavoz, María Jesús Montero, el presidente anunció "decisiones semana a semana" en los "pasos cautelosos" para esta transición.
Según ha anunciado en su discurso en el pleno del Congreso en el que pedía la segunda prórroga del estado de alarma, la vuelta a la "nueva normalidad" será alcanzada a través de decisiones tomadas cada semana. De hecho, el presidente asegura que ya tiene un "equipo multidisciplinar con epidemiólogos y tecnólogos" trabajando en ello.
Ese grupo de expertos, de hecho, ya ha definido "una serie de marcadores" por los que se regirá el Gobierno para ir "dando pasos en la transición" al fin del confinamiento. Pero ojo a su composición: epidemiólogos y tecnólogos, es decir, la enfermedad de siempre y los nuevos métodos para evitarla.
Sánchez quiere centrar sus esfuerzos en dar con los positivos asintomáticos, que son un vector de contagio, y en localizar a los inmunizados, los que ya han pasado el virus. Y para eso se basará en los modelos que le definan los epidemiólogos y aplicará las medidas que le diseñen los tecnólogos.
Así, la App que ya ha desarrollado el Ejecutivo para autodiagnosticarse, y que cuenta con tecnología de geolocalización, ayudará a recabar los datos... pero invadirá la intimidad de los ciudadanos.
La solución (por ahora) arbitrada por Sánchez es que aprovechará "la geolocalización sólo para comprobar que el usuario permanece en su Comunidad Autónoma". Pero lo cierto es que hasta ahí ha llegado el detalle dado por el presidente ante la Cámara Baja.
"Un camino largo"
Con esos datos, se andará el "camino largo, duro y progresivo", mucho más allá del próximo 26 de abril, día en el que finaliza la prórroga del estado de alarma, para volver a la calle.
Cada semana, el Gobierno estudiará los informes que le hagan llegar los epidemiólogo y tecnólogos sobre el cumplimiento de esos "marcadores", y tomará la decisión política para decretar los "avances" camino a la "reapertura" gradual. El primer paso, eso sí, ya se ha dado, dice Sánchez, desechando los "permisos retribuidos recuperables" y regresando al estado de alarma previo a aquella controvertida decisión.
Algunas de las medidas, no muy definidas por el presidente, incluirán obligaciones de "higiene personal y colectiva" para "no permitirnos un desliz que supondría una recaída". Porque esa "nueva normalidad" sólo "será plena cuando llegue la vacuna" contra el Covid-19.
Cuando haya test
Entretanto, sin mucho detalle tampoco, ha marcado dos objetivos para esos pasos hacia la transición: "Seguir protegiendo a los no contagiados" y la reconstrucción del "plano económico y social". Se fijará, pues, el Gobierno en localizar a los positivos asintomáticos y a los "inmunizados", ha dicho. Es decir, a los que ya han pasado la enfermedad -aunque científicamente no está muy claro todavía que no puedan volver a infectarse-.
Eso se hará masificando los test -"cuando los haya", como ha recordado Edmundo Bal, recién curado, desde la tribuna- y utilizando la App de autodiagnóstico. "Con esos datos podremos ir definiendo, cada semana, las medidas de desescalada". Porque aún "no sabemos cómo será la transición hacia la normalidad", ha admitido.
Y después, con esos nuevos Pactos de la Moncloa, que han nacido cojos de confianza entre los convocantes y los convocados. Y que todavía no han sido definidos: ¿sólo económicos, también políticos, con qué objetivos, con qué bases? Nadie dice un no taxativo, salvo Vox que exige "la dimisión de todo el Gobierno", pero ni siquiera Iglesias, el socio de Sánchez en el Ejecutivo, tiene un portavoz parlamentario con predisposición a escuchar al rival político.