¿Por qué el Gobierno dijo tres cosas distintas el mismo día sobre la salida de los niños? ¿Qué criterios científicos animaban el anuncio del presidente Pedro Sánchez el pasado sábado? ¿Qué consejos técnicos sustentaban lo muy distinto que María Jesús Montero explicaba como aprobado en el Consejo de Ministros? ¿Cuál era el informe que apoyaba la rectificación final de Salvador Illa pasadas las 20.45 de la noche?
La crisis de la salida de los niños no parece tener sentido. Cuando la primera medida de "alivio" del confinamiento decretado el 14 de marzo no se puede celebrar es que se ha hecho mal. Si la decisión tiene tres versiones en el mismo día, "el alivio" se vuelve en contra del propio Gobierno.
Y es que algo ha funcionado mal en el seno del Ejecutivo. Algún ministro, de hecho, veía la rueda de prensa de Montero sorprendido, según ha podido saber este periódico. En el Consejo apenas se había debatido el asunto, y daban por sentado que lo dicho por Sánchez el sábado, las indicaciones que los expertos habían hecho a la Dirección de Infancia y lo que se aprobaba era todo lo mismo. Salvo por el cambio ed 12 a 14 años como límite de edad.
Sin embargo, no lo era. Y sólo al final del día, el equipo de Iglesias logró que el presidente aceptara como buena la tercera contradicción de la jornada. El objetivo de los morados, no quedar desautorizados. El de los socialistas, que el anuncio de Sánchez del sábado no quedara desmentido por sí mismo y su Consejo de Ministros del martes... se volvía al punto de partida pero el mal ya estaba hecho.
Porque la clave había que buscarla en las palabras de otra ministra pocos minutos antes de la reunión en Moncloa: Isabel Celaá creía saber lo que iba a salir del Consejo de Ministros cuando habló en TVE de "paseos cortos" alrededor del lugar de residencia "para niños acompañados de un adulto". Tirando del hilo de esas palabras, este periódico pudo reconstruir la intrahistoria de un trabajo de seis días destrozado en seis horas.
Seis días
El miércoles pasado, el presidente ya manejaba un informe de la Dirección General de Derechos de la Infancia y de la Adolescencia, del departamento de Iglesias. En él se incluían "recomendaciones" para que los menores pudieran salir de casa a partir de la nueva prórroga del estado de alarma.
Se proponía un plan de algún modo parecido al que Quim Torra reclamó el domingo en la videoconferencia de presidentes autonómicos: un máximo de 60 minutos al día y solamente durante un intervalo de horas. Un diseño pensado para que las decisiones de Sanidad y el control de las mismas pudieran ser aplicadas de manera adecuada.
A esa cita con los líderes regionales, pues, llegaba Sánchez habiéndose adelantado a las presiones que ya intuía que llegarían, y apoyado en el plan que le había hecho llegar Iglesias. Se consultó con ellos, se llevó al Comité Técnico del lunes en Moncloa y se dio por bueno.
Así, cuando a las 14.15 empezaba la rueda de prensa de María Jesús Montero todo iba bien hasta que, al entrar en los detalles de la decisión, saltó la sorpresa. En las seis horas siguientes, el PP llegó a plantearse dejar de apoyar la tercera prórroga del decreto de alarma si no había una rectificación, las asociaciones de padres levantaron la voz, incluso socios del Gobierno e algún antiguo dirigente socialista no daban crédito.
Y es que la evidente contradicción entre lo anunciado el sábado pasado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y lo anunciado por la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros había provocado una rebelión interna.
Seis horas
Durante toda la tarde del martes se había desarrollado una auténtica revuelta en el seno del Gobierno. Y no sólo del lado de los ministros de Unidas Podemos, que siempre actúan de manera colegiada. Según las fuentes consultadas, parte del ala socialista tampoco entendía cómo en el Consejo de Ministros se había dado por sentado que el debate estaba ventilado con el informe de la Dirección de Infancia y, finalmente, lo que el presidente Sánchez permitía que se publicara era otra cosa.
Hasta que a las 20.40, minutos antes de que el ministro de Sanidad, autoridad delegada competente en esta crisis del coronavirus, Pablo Iglesias levantaba la mano en sus redes sociales para quedarse con el mérito de una tercera rectificación que únicamente terminaba volviendo al lugar de partida: habrá "paseos cortos y controlados, es de sentido común", insistía el ministro de Derechos Sociales.
"Acabo de hablar con el ministro Illa tras la reunión de los equipos de la Vicepresidencia Segunda, Sanidad y el equipo de desescalada que coordina la Vicepresidencia cuarta", decía el líder de Podemos. "Nos congratulamos de que se adopten las recomendaciones que ha venido planteando nuestra Dirección General de Derechos de la Infancia y de la Adolescencia".
Fueron horas las que estuvieron reunidos los secretarios ministerios de Derechos Sociales, de Sanidad y de Transición Ecológica para tratar de arreglar la crisis de la salida de los niños. La reunión estaba prevista de antemano, pues debía en ella tratarse también la intervención del mercado de los productos sanitarios y de protección individual.
Presiones de Podemos
Las presiones ejercidas de puertas adentro -esgrimiendo el informe técnico de la Dirección de Infancia- se dejaron ver de puertas afuera en varios tuits. Uno del diputado Juantxo López Uralde y otro de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Todos coordinados en el mensaje del "sentido común".
Mientras, las fuentes oficiales del lado morado del Gobierno admitían durante la tarde que se estaba intentando arreglar el desaguisado. Aunque no querían dar detalles, señal inequívoca de que tenían esperanza en la "rectificación". Así la llamó Pablo Echenique, portavoz parlamentario de Unidas Podemos, al reclamarla en su rueda de prensa posterior a la Junta de Portavoces en el Congreso.
El político morado reclamó al Gobierno "una rectificación" sobre "el error" de limitar la salidas de los niños a partir del lunes a "ir al supermercado" para que pudieran "dar paseos". El portavoz negó contradicciones, y lo dejó todo en "los desajustes normales de ser éste un Gobierno de coalición, el primero de la democracia".
Él ya sabía lo que estaba a punto de pasar. Entre otras cosas porque su rueda de prensa se pisó con el tuit de Iglesias anunciando que Illa le había hecho caso... tres minutos antes de que comenzara la rueda de prensa del ministro de Sanidad.