La gestión de la crisis sanitaria está pasando factura a Salvador Illa, ministro de Sanidad en tiempos de la pandemia. Según la encuesta de EL ESPAÑOL elaborada por SocioMétrica, el 61,2% de los españoles desaprueba la gestión del ministro y obtiene un suspenso (3,7 sobre 10) en la evaluación de los consultados.
El catalán ha sido uno de los ministros que más ha comparecido públicamente para rendir cuentas sobre el caos que se ha producido en la adquisición de material sanitario y la compra de test fallidos. Sus ruedas de prensa diarias así como las preguntas de la oposición en la comisión de Sanidad en el Congreso lo ha situado en el punto de mira y principal voz del Gobierno en esta crisis junto al presidente Pedro Sánchez.
Esta sobreexposición, sumada a la falta de concreción en el número de test realizados a los españoles o el baile de cifras entre las mascarillas entregadas a los hospitales de todo el país ha mermado su proyección e imagen pública.
Si en el inicio de la crisis sanitaria se convirtió de la noche a la mañana en el súperministro que caía bien, trasladándose a vivir en la Moncloa, el desgaste que ha sufrido a medida que aumentaban el número de contagiados y fallecidos es notable.
Illa, junto a Isabel Celáa, son los dos únicos ministros socialistas que se sitúan en la escala más baja de puntuación. La ministra de Educación obtiene 3,7 (con una desaprobación algo más ligera que la de Illa: del 58,4% de los consultados). La difícil situación que atraviesa Illa ha hecho que barajara la idea de dimitir, pero hacerlo en medio de la crisis hubiera sido contraproducente. Illa llegó a ministro sin haber sido antes diputado. Fue alcalde de La Roca del Vallès (Barcelona) y es uno de los hombres de confianza del primer secretario del PSC, Miquel Iceta.
Ahora, de acuerdo con el sondeo, solo el ministro de Consumo, Alberto Garzón, con un 3,7; el ministro de Universidades, Manuel Castells, con un 3,4; el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, con 3,3; y la ministra de Igualdad, Irene Montero, con un 2,5 logran una calificación peor que la de Illa.
Aunque el jefe del Ejecutivo también cosecha una mala puntuación -por encima de la normalidad en este tipo de encuestas- logra situarse en un 3,9 por delante de María Jesús Montero, titular de Hacienda, con un 3,9 y el de Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, con la misma puntuación. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta primera Carmen Calvo se quedan en un 3,8 y 3,7 respectivamente.
En general, los ministros que más se han expuesto obtienen los peores resultados por parte de los españoles. Otros, como el ministro de Agricultura, Luis Planas, o Teresa Ribera, titular de Transición Ecológica, logran un 4,9 y 4,4 respectivamente. Se sitúan en la parte alta de la clasificación, rozando el aprobado, pero la mayoría de los consultados admiten que disponen de "información clara" para valorarles, ya que han han permanecido en un segundo plano.
Dos frentes
Pese a que Illa forma parte del sector ortodoxo del PSOE, que encarnan unas posiciones más moderadas que la de sus socios de Podemos, su apuesta por hacer prevalecer el criterio médico frente a la reapertura económica defendida por Calviño lo han situado cerca de los postulados de Pablo Iglesias y el resto de ministros de la formación morada.
La vuelta de los sectores económicos “no esenciales” suscitó el temor a un rebrote en el número de infectados y fallecidos. No obstante, de momento esa vuelta de la actividad económica no ha resultado en un aumento en la propagación del virus, principal preocupación de Illa.
A diferencia del ministro de Sanidad, la ministra de Economía ha reforzado su posición dentro del Ejecutivo. Junto a la ministra de Defensa, Margarita Robles, no solo son las más valoradas sino las únicas que obtienen el aprobado de los españoles.
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