En su reaparición, Albert Rivera ha pedido "grandes pactos de Estado" para afrontar la crisis del coronavirus. Le sorprende que "no estén ya sobre la mesa". Sin embargo, ha evitado posicionarse sobre el acuerdo entre Inés Arrimadas y Pedro Sánchez que dio lugar a la prórroga del estado de alarma.
Sobre este asunto, ha pasado de puntillas. Del mismo modo que él no toleró "tutelas", ha reseñado que no se las impondrá a su sucesora. Ha exigido al Gobierno que especifique las necesidades de este instrumento constitucional, que "no debe" adquirir rango de "perpetuidad".
De su discurso, compartido en directo a través de las redes sociales por Thinking Heads, se infiere que Rivera sí habría negociado con Sánchez en caso de haberse mantenido al frente de Ciudadanos. No obstante, tal y como sucedió en su primera rueda de prensa como presidente del bufete Martínez-Echevarría, no ha discurrido acerca de los motivos que desencadenaron su debacle electoral ni ha deslizado que se arrepienta de su veto al PSOE.
"Un mal resultado te lleva a reflexionar", ha reseñado Rivera. Pero esa "reflexión" todavía no ha trascendido. Jamás ha compartido en público un razonamiento acerca de las causas que le llevaron a perder 47 escaños.
"Lo voy a contar todo", ha hilado con la aparición de su nuevo libro, que se pondrá a la venta en septiembre. "Aparecerán cosas que antes no mencionaba por sentido de Estado", ha reiterado a modo de gancho promocional.
"Estoy feliz, contento con la decisión que tomé. Creo que fue lo correcto. Desde el primer día, tuve claro que me marcharía si cosechaba un mal resultado", ha argüido sobre su dimisión. Rivera también ha criticado entre líneas la presión de sus rivales y la de la "burbuja mediática".
En cualquier caso, ha repetido que no volverá a la política: "La primera línea es muy dura. Esto tiene muchas otras ventajas. No miro atrás con temor ni con nostalgia, sino con orgullo de lo logrado". Rivera se ha autodefinido como alguien "libre" que buscó su "propio camino" entre la izquierda y la derecha.
Sobre Sánchez, Iglesias y Arrimadas
"Necesitamos que la política esté a la altura. Hay un espacio entre lo que ha demostrado la sociedad y lo que refleja la vida pública", ha dicho Rivera justo antes de posicionarse a favor de los "grandes acuerdos de Estado" que no fueron posibles mientras él estuvo al frente de Ciudadanos -y Sánchez a la cabeza del PSOE-.
Acto seguido, ha exigido "autocrítica" al presidente del Gobierno y le ha pedido que abandone la "propaganda": "Si somos el país con más muertos en relación al número de habitantes, algo se habrá hecho mal".
Rivera se ha mostrado conforme con el símil de los Pactos de la Moncloa: "No tengo ninguna duda, pero vamos tarde. La oposición debe tender la mano, pero el Gobierno debe querer pactar. Que ponga fecha y hora".
Hace una semana, Inés Arrimadas le enmendó la plana y negoció con Sánchez. Un aspecto que no ha querido comentar: "Los presidentes de los partidos tienen toda la legitimidad para tomar decisiones. Yo lo hice, no quise que me tutelaran. Por eso no voy a entrar en si me parece bien, mal o regular. No voy a ser un jarrón chino".
Rivera sí se ha explayado en criticar a Pablo Iglesias y su 'impuesto a los ricos': "Los populistas tienen ganas de ir a por las grandes fortunas, a por aquellos que se han ganado el dinero con trabajo y sudor. Para Podemos, esos son los peligrosos".